31 de Marzo de 2000 Vol. 1 No.0


EL "MANAGEMENT" DE LA INTERDEPENDENCIA GLOBAL
Un Modelo de Gerencia Pública Estándar en la Era de la Globalización: Dr. Omar Guerrero

II. GLOBALIZACIÓN: TENSIONES ENTRE LA POLÍTICA Y LA ECONOMÍA

El escenario mundial contemporáneo comprende un conjunto de rasgos característicos cuyas notas más sonoras consisten en la globalización y la privatización, fenómenos que han signado una asociación feliz bajo la tutela de la economía neoclásica y el soporte organizativo de varias entidades internacionales bancarias y comerciales. La globalización constituye un fenómeno de dimensiones planetarias cuyos efectos son visibles por doquier. Sin embargo, su ensanchamiento obedece en buena parte al progreso avasallador de las privatizaciones en gran escala que se produjeron a lo largo de la década 1980, así como la incorporación del manejo privado como modelo del funcionamiento gubernamental. Globalización y privatización constituyen, por consiguiente, dos elementos medulares de la economía neoclásica que postula la promoción de los mercados, la competencia, la promoción del espíritu empresarial y la orientación hacia el cliente, más allá del locus económico privado. Propone su extensión hacia el Estado, alterando radicalmente su misión, sus fines, su organización y su funcionamiento.

    Hacia 1968 se comenzaron a observar los primeros atisbos de la globalización económica y de sus efectos en el manejo de los negocios privados. Desde entonces ya se advertía con alguna claridad cómo la "reprivatización", siendo todavía una doctrina herética, mas no una práctica herética, estaba engendrando dos organismos paradigmáticos de alcance planetario personificados por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, santas sedes de la teología neoliberal. El Banco Mundial, que había sido fundado por los gobiernos, ya era autónomo y tenía un carácter autofinanciado a través de la venta de sus valores en los mercados de capital. Por su parte, el Fondo Monetario Internacional, otra reprivatización internacional conspicua, había desarrollo el sistema monetario y crediticio que la economía mundial requería para la creación y manejo del dinero y del crédito, funcionando más allá del concepto de soberanía nacional.8

    En efecto, desde mediados de la década de 1960, ambas instituciones ya estaban muy activas, aunque su influjo no tenía aún el alcance de hoy en día y sus misiones organizativas estaban ceñidas a su estatuto financiero. La actividad del Banco Mundial se centraba en la negociación de acuerdos sobre préstamos de garantía con miras al desarrollo de los países, así como a su supervisión. Pero también asesoraba sobre la economía general de las naciones, los lineamientos de sus bancos centrales y el establecimiento de estas instituciones bancarias. El Fondo Monetario Internacional, por su parte, también asesoraba sobre las directrices de esos bancos, así como sobre control de cambios y la estabilización monetaria. 9

    Con base en sus líneas funcionales primigenias ambas organizaciones internacionales se convertirían, varias décadas después, en foros homologadores del diseño de la misión del Estado y la administración pública, al compás del ritmo pautado por la globalización.

    También en ese año de 1968 se propuso que el gobierno asumiera ciertos mecanismos administrativos de la empresa privada, por los cuales las decisiones y su implementación se separan deliberadamente, de modo tal que la persona que toma las decisiones sea diverso de quién actúa. El objeto de tal medida orgánica y funcional se orientó a viabilizar que la gerencia superior se concentrara en la toma de decisiones, dejando la actuación en manos del personal operativo.10 Esto mismo se aplicaría al gobierno como tomador de decisiones, haciendo que las instituciones que integran a la sociedad se conviertan en entes activos; es decir, serían instituciones no-gubernamentales preparadas para la actuación, constituirían corporaciones diseñadas para la operación.

    Para denominar tal fenómeno Peter Drucker tuvo una nota feliz, hoy en día en boga: "esa política podría llamarse 'reprivatización'. Las tareas que afluían al gobierno en el siglo pasado [siglo XIX], porque la institución privada original de la sociedad, la familia, no podía desempeñarlas, serían turnadas a las nuevas instituciones no-gubernamentales, que han surgido y crecido en estos últimos sesenta o setenta años".11 El cambio más pujante que provino de la emergencia histórica de la globalización económica y la reprivatización, fue que una vez restringido en su papel activo, el gobierno sería concebido desde una óptica muy distinta a la entonces vigente: dejaría de ser la institución para convertirse a través de la reprivatización, en una institución más, aunque de rango central y la superior. 12

    Esta visualización del gobierno, como otras similares que se remontan a los principios del siglo XX, constituyen apreciaciones procedentes desde fuera del estudio de la administración pública. Se trata de puntos de vista expuestos generalmente por quienes no detentan como objeto de sus indagaciones a los asuntos públicos, ni al Estado ni al gobierno. Tal es el motivo por el cual la administración pública es vista por ojos ajenos, analizada con metodologías extrañas y enfocada a través de apreciaciones externas, donde lo propiamente político suele ser deliberadamente segregado como un elemento disfuncional al análisis; o como un ingrediente que perturba a la racionalidad económica, que es de tal modo privilegiada.

    ¿Por qué ocurre tal cosa? Porque la política entraña un sentido de singularidad nacional y una idea de destino común representado por la ciudad, por una civitas propia que es incompatible con la estandarización del ser humano como un habitante más de la orbe económica. Y debido a que no es posible eliminar la singularidad del nacionalismo ni el sentimiento de pertenencia a una polis propia, diversa a las demás, la estrategia de la economía neoclásica consiste en desplazar al Estado desde sus quicios políticos para, desnaturalizándolo, convertirlo en una agencia economizada que debe obrar como garante de la globalización.


8 Drucker, Peter. La Gran Ruptura. México, Edit. Roble. 1970 (1969). p. 259.

9 Sharp, Walter. "Burocracias Internacionales y Desarrollo Político". Lapalombara, Joseph (comp.). Burocracia y Desarrollo Político. Buenos Aires, Edit. Paidós. 1970 (1963). p. 406.

10 Drucker, obra citada, pp. 252-253.

11 Ibid, p. 253.

12 Ibid.


Dirección General de Servicios de Cómputo Académico-UNAM
Ciudad Universitaria, M
éxico D.F.