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Observatorio Astronómico Nacional: 131 años explorando el universo

Marco Arturo Moreno Corral y Norma Leticia Ávila Jiménez
 
 

Un largo viaje

Un suceso astronómico importante ocurrido en el siglo XIX, fue el tránsito del planeta Venus ante el disco del Sol, que tuvo lugar el 9 de diciembre de 1874. De acuerdo con cálculos del astrónomo inglés Edmund Halley hechos durante el siglo XVIII, la correcta observación de este tipo de fenómenos, permitiría determinar el valor real de la distancia que separa a la Tierra del Sol, y por tanto conocer con precisión las dimensiones del Sistema Solar. Ese suceso motivó que los países desarrollados enviaran con anticipación gran número de comisiones científicas, que se distribuyeron en Asia y en los archipiélagos del Pacífico donde el fenómeno fue visible en su totalidad. Gracias al apoyo que brindó el Presidente Sebastián Lerdo de Tejada, en 1874 Díaz Covarrubias encabezó la Comisión Astronómica Mexicana que viajó a Japón a observar ese tránsito. Después de un largo y complicado viaje, llegaron justo a tiempo para establecer dos observatorios en ese país, uno en Nogue-no-yama y el otro en la Colina del Bluff. Desde ellos obtuvieron buenos resultados y a su regreso a México fueron enviados a París, donde fueron los primeros resultados en publicarse.

Al fin la fundación definitiva

El éxito de los comisionados, que mostraron a propios y extraños que en México había gente bien preparada en el campo astronómico y las necesidades impuestas por los estudios que entonces se realizaban a lo largo y ancho del país, para conocer con precisión el territorio nacional, llevaron al general Vicente Riva Palacio, culto y visionario Ministro de Fomento del primer gabinete encabezado por el general Porfirio Díaz, a crear varias instituciones que se encargaron de esas tareas. En diciembre de 1876 Riva Palacio instruyó al ingeniero Ángel Anguiano para que adecuara las instalaciones del Castillo de Chapultepec a ese fin. Anguiano había trabajado varios años como encargado del trazo y construcción de diferentes caminos en el Estado de Michoacán, así que contaba con experiencia astronómica aplicada a la geodesia y la cartografía. Durante 1877 reunió el instrumental necesario y modificó aquella vieja mansión para poner en operación el observatorio. Por instrucciones del Ministerio, dispuso de algunos telescopios y otros aparatos ya existente en el país, pues no contó con presupuesto para adquirir instrumental nuevo. Al avanzar el proyecto, los instalaba en los puntos más elevados de esa construcción y conforme quedaban listos, los usó en observaciones, sobre todo de estrellas brillantes, que le permitieron determinar con precisión la posición geográfica exacta de cada uno de ellos, así como los parámetros y características propias de cada instrumento. Finalmente todo quedó listo y el 5 de Mayo de 1878 comenzó a funcionar el Observatorio Astronómico Nacional de México. En la actualidad la placa de mármol que conmemoró ese hecho se halla en las instalaciones del Instituto de Astronomía de la Universidad Nacional Autónoma de México. En ella puede leerse la siguiente inscripción:

SIENDO PRESIDENTE DE LA REPUBLICA EL GRAL. PORFIRIO DIAZ Y SECRETARIO DE FOMENTO EL GRAL. VICENTE RIVA PALACIO SE INAUGURÓ EL OBSERVATORIO ASTRONÓMICO NACIONAL EL 5 DE MAYO DE 1878.

Al día siguiente, el personal del nuevo observatorio realizó la primera observación astronómica hecha en esa institución. Se trató del estudio del tránsito del planeta Mercurio frente al disco solar, que se realizó sin incidentes y sirvió para confirmar la precisión de los instrumentos disponibles en Chapultepec.

En 1883 Anguiano recibió órdenes de trasladar el observatorio a la Villa de Tacubaya, donde comenzó a construirse un edificio diseñado para albergarlo. En un proceso que duró alrededor de 25 años, se construyeron las diferentes instalaciones. Poco antes de aquel cambio, el Gobierno de la República autorizó la compra de algunos telescopios que en su momento fueron de nueva tecnología. Anguiano viajó a Londres y a Dublín donde trató su construcción. Con ellos se buscó realizar muy diversas investigaciones, pero la principal limitante fue la falta de personal en el Observatorio, ya que paradójicamente se autorizó una cuantiosa inversión para comprar nuevos telescopios, pero no se aprobaron las plazas necesarias para contratar al personal que se requería para sacarles provecho. En esa etapa, las primeras investigaciones estuvieron dirigidas al estudio de asteroides y cometas, fotografía de la superficie lunar, cálculo de efemérides y observación de eclipses, aunque también se ocuparon de la formación de catálogos estelares propios. La principal herramienta de los astrónomos de Tacubaya, fue el telescopio refractor de 38 cm de abertura y 5 m de distancia focal, que Anguiano mandó construir para posibilitar otras investigaciones, pues también encargó al fabricante, la Compañía Grubb de Dublín, un espectroscopio, para usarlo en trabajos de “astronomía física”, que intentó desarrollar en México para hacerlo partícipe de los avances conseguidos en la clasificación espectral estelar. Aquel espectroscopio llegó a México al finalizar 1883. Estaba formado por cinco prismas, que se acoplaban mecánicamente al telescopio. Como contaba con un ocular provisto de micrómetro, el astrónomo podía ver las líneas espectrales del astro en estudio y medir su separación.

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