Introducción

Para muchas personas que viven en países con un alto desarrollo tecnológico, la vida cotidiana hace mucho que dejó de ser una lucha para alcanzar la sobrevivencia física. Actualmente, el crecimiento poblacional, la contaminación, la obesidad, la diabetes, el dolor crónico, y la sobrecarga ( al procesar cada vez mayores cantidades de información por el uso de computadoras y dispositivos cada vez más veloces ), se han convertido en “sus” problemas y desafíos cotidianos, desplazando de su sitio a la sobrevivencia. Sin embargo, continúa siendo distintiva para las poblaciones en los países subdesarrollados, lo que desfavorablemente se acumula, cuando la persona que sufre ante los desafíos enumerados, además es miembro de un grupo o clase, que la sociedad ya ha marginalizado o excluido.

Muchos problemas contemporáneos, en especial los que atañen al campo del bienestar, la calidad de vida, la medición de la felicidad y la salud (se acompañan frecuentemente de síndromes incapacitantes, como el dolor crónico “D.C.”), derivan de la falta de habilidad para ejercer alguna medida de control deliberado sobre nuestras emociones, pensamientos y conductas. Cometer algunos errores al tratar de responder de manera adaptativa ante los desafíos y las amenazas distintivos de cada contexto de la vida moderna, es parte de procesos normales de adaptación (o también podemos denominarla Inteligencia socio-emocional: IQSE).

Algunos individuos poseen habilidades sobresalientes para adaptarse incluso bajo situaciones muy adversas; sin embargo, otros más vulnerables y con poca resiliencia (por ejemplo los que sufren de D.C.) incurren en errores costosos que en poco tiempo se hacen crónicos y perseverantes, incluso aunque estén recibiendo los tratamientos médicos más avanzados. Por ejemplo, la inhibición oportuna del impulso de comer juega un papel sobresaliente en la obesidad, aunque, desde luego, no sólo se trata de un problema de fuerza de voluntad; más aun, la incapacidad para controlar el miedo intenso que precede a la sola expectativa de que habrá una amenaza o dolor, puede contribuir a un nivel mayor de estrés y sufrimiento (Crombez , Van Damme , Eccleston 2005, Rainville , Huynh Bao , Chrétien , 2005).

*Primer y tercer autor con el financiamiento de los PROYECTOS :  PAPIIT-UNAM IN305508-3 “USO CLÍNICO DE MEDICIONES DE LA VARIABILIDAD DE LA FRECUENCIA CARDIACA COMO “MARCADOR” AUTONÓMICO DEL FUNCIONAMIENTO EMOCIONAL EN PACIENTES ADULTOS CON DOLOR CRÓNICO” , PAPIME PE303407 “CAPACITACIÓN CLÍNICA-TRANSLACIONAL PARA EL MANEJO PSICOLÓGICO DEL DOLOR CRÓNICIO. UN PROBLEMA DE SALUD NACIONAL” (2008-2010) y CONACYT # 89848 (2009)

 

 

 

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