Las emociones y su registro a través del EAR


El dispositivo EAR

Está documentado que las emociones y su modulación sutil influyen en los procesos de atención (Vuilleumier, 2005), en la toma de las decisiones más importantes para la adaptación a corto y largo plazo (Bechara, Damasio y Damasio, Lee,1999), en los procesos de memoria (Phelp ,2006), en las respuestas fisiológicas (Cacioppo, Gernston, Larsen, Poehlmann e Ito,2000 ), y en las interacciones sociales (Keltner & Kring,1998). Sin embargo, y aunque éstas moldean un amplio rango de los procesos intra e inter personales, a su vez, las emociones pueden ser recipientes de amplias modificaciones. Las habilidades para modular exitosamente las emociones, están relacionadas con un número importante de consecuencias psicológicas, sociales y de salud física que hasta ahora se han medido, principalmente, recurriendo al autoreporte verbal (Gross, 2002, Abelson, Liberzon, Young y Khan 2005). Las dificultades en el nivel de modulación emocional o un bajo nivel en IQSE han sido postuladas como el mecanismo central que subyace a los trastornos del estado de ánimo y la ansiedad. (Campbell-Sills & Barlow ,2007). La ciencia psicológica contemporánea (Gazzaniga, 1998; Gigerenzer, 2007) se apoya sólidamente en la premisa de que la mente está empotrada en el cuerpo: los procesos mentales influyen en los estados fisiológicos del cuerpo mientras que los cambios en la fisiología corporal influyen en los pensamientos, los sentimientos y las conductas motivadas. Por lo tanto, comprender el impacto diferencial que distintos tipos de regulación emocional tienen sobre la experiencia, la conducta, las interacciones sociales cotidianas y las dinámicas neurológicos (cerebrales) reviste mucha importancia no sólo para mejorar la práctica clínica, sino también para apoyar la evaluación de la calidad de vida de las poblaciones en su componente emocional (Dominguez, en prensa).

¿Hasta qué punto los avances en el conocimiento de la psicología y la biología humana pueden ayudar a comprender los mecanismos que activan estas conductas durante el desarrollo normal y el atípico? A medida que se comprenda más de qué manera las características conductuales activan los circuitos neurológicos que facilitan la conducta social, se tendrán mejores herramientas para ayudar a los pacientes con dificultades en su comunicación, relaciones sociales y estado emocional. Por ejemplo, hasta ahora sabemos poco acerca de qué estilos de vida cotidiana específicos se encuentran asociados con una mayor felicidad (King & Napa,1998). Los estudios naturalisticos realizados por el grupo de investigación de Mehl y Pennebaker (Mehl, Pennebaker,Crow,Dabbs & Price 2001) han utilizado y perfeccionado un método de observación naturalistico, no invasivo, electrónico, conocido en inglés como EAR (Electronic Activated Recorder) para estudiar conductas e interacciones sociales cotidianas, que puede acoplarse armoniosamente para estudiar constructos psicológicos como la IQSE, con ventajas metodológicas considerables sobre los autoreportes Utilizando el EAR se ha investigado si las personas felices, en comparación con las infelices, lo son por la cantidad de pláticas breves o las conversaciones substanciales que sostienen. Aunque hasta ahora las implicaciones macro y de larga duración de la felicidad han sido estudiadas ampliamente (Eid y Larsen, 2008; Howell y Howell, 2008), poco se conoce sobre la conducta social cotidiana de las personas felices, fundamentalmente debido a la dificultad para medir objetivamente, de manera continua y no invasiva, esta conducta. Muchos procedimientos de medición conductual (por ejemplo el muestreo de experiencias, el método de reconstrucción del día) se apoyan sólo en los autoreportes y no permiten desentrañar las verdaderas asociaciones entre la felicidad y la conducta de los prejuicios y las autobservaciones idealizadas. Esto se presenta especialmente en conductas saturadas de evaluaciones emocionales, como las conversaciones substanciales versus las que no lo son. Para focalizar esta dificultad, se desarrolló el “EAR”, una modalidad de audiograbación digital que, de manera no invasiva, rastrea conductas en el mundo real, registrando periódicamente fragmentos de sonido ambiental, mientras los participantes siguen enfrascados en sus vidas diarias. Los hallazgos obtenidos con esta metodología, han demostrado que la vida feliz es social más que solitaria y con conversaciones más profundas que superficiales. En este sentido, un estado de bienestar puede ser el antecedente causal para poder sostener interacciones substanciales. Es posible que las personas felices puedan funcionar como un tipo de “atractores sociales” que facilitan más los encuentros sociales íntimos (Lucas y Dyrenforth, 2006). En un estudio (en prensa) participaron 79 estudiantes de la Universidad de Texas que usaron el dispositivo EAR (ver foto 1) durante cuatro días consecutivos. El EAR audiograbó fragmentos de 30 segundos de sonido ambiental cada 12.5 minutos muestreando un total 23,689 grabaciones (de 7,391 conversaciones).

En cada fragmento los codificadores identificaron si el participante estaba solo (a) o acompañado(a), si hablaba o no con otros, y codificaron además si la conversación era trivial (sin importancia) o si era substancial (sobre asuntos emocionales de importancia personal). En promedio 17.9% de las conversaciones fueron codificadas como triviales, y 35.5% como substanciales. Los niveles de felicidad fueron evaluados con el autoreporte de los participantes sobre su nivel de satisfacción con la vida y con el reporte de informantes sobre su respectivo puntaje de felicidad .Los niveles más elevados de felicidad estuvieron significativamente relacionados con pasar menos tiempo a solas, r = -.35, y más tiempo hablando con otros, r = .31. Además, los niveles más altos de felicidad estuvieron significativamente relacionados con tener menos charlas triviales, r = -33, y màs conversaciones substanciales, r = .28.2

El potencial del EAR para revelar lo que no es evidente con el uso exclusivo de autoreportes se puede ilustrar mejor con un estudio reciente publicado en la prestigiosa revista: Science (Mehl, Vazire, Ramirez-Esparza, Slatcher, & Pennebaker, 2007) El método se utilizó para esclarecer y desmantelar el mito de que las mujeres usan cerca de 20.000 palabras por día, mientras que los hombres usan solo 7.000 por día. Reanalizando datos provenientes de seis estudios previos se estimó el uso de palabras por día del total de palabras muestreadas. Los análisis demostraron que los hombres y las mujeres utilizaban cerca de 16.000 palabras por día, con grandes diferencias individuales pero sin evidencia de diferencias de género (la persona menos parlante usó 695, y la más parlanchina 47.016 palabras, ambos casos en hombres). En otro estudio (Mehl et al, 2006) se encontró que reírse estuvo fuertemente asociado con la estabilidad emocional, especialmente en mujeres (r = .35). En otra muestra de 80 estudiantes, reírse frecuentemente (basado en el porcentaje de muestras audiograbadas con risas) estuvo asociado con bienestar más elevado, con un efecto más pronunciado en los fines de semana (r =.26). Finalmente en dos estudios piloto, reírse estuvo asociado con la reducción de síntomas depresivos entre pacientes con cáncer de seno (r= -.32) y con artritis reumatoide (r =-.52). Al contrario de reírse, los suspiros son una conducta

Teóricamente ligados al afecto negativo, en un estudio piloto con pacientes con artritis reumatoide, se usó el EAR dos veces durante el fin de semana y contestaron un cuestionario sobre la depresión aproximadamente a un mes y a seis meses de intervalo. Los síntomas depresivos se correlacionaron de manera más alta con el número de suspiros por hora (Mehl, Robbins, Holleran & Kasle, 2009).

2 El valor “r” se refiere al coeficiente de correlación, que es una medida de la fuerza de la asociación entre dos variables, que puede variar entre -1 hasta +1.

 

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