Enfoque psicodinámico de la creatividad

La corriente del pensamiento psicodinámico se nutre, fundamentalmente, de los aportes del psicoanálisis y trata de la comprensión de los conflictos inconscientes, las defensas psíquicas y la motivación afectiva de la conducta normal y patológica. Es una formulación teórica aplicada a la conceptualización de la psique y al estudio del conocimiento humano y desde esta posición se entiende a la Psicología Dinámica como un sistema constituido por diversos elementos dinámicos e intrapsíquicos que la diferencian de otros enfoques como la fenomenología, la experimentación o la psicología comparada.

Los componentes psíquicos de la formulación psicodinámica pueden presentarse según los clásicos niveles tópico, estructural e instintivo. En el nivel tópico se incluye el consciente, preconsciente e inconsciente; en el nivel estructural se encuentra el ello, el yo y el superyo, y en el nivel instintivo se encuentra el instinto de conservación o reproducción y el instinto de vida–muerte (Diccionario Enciclopédico de Educación Especial, 1985 y Coderch, 1991).

En el Inconsciente se encuentra la representación de recuerdos e imágenes, deseos y motivaciones desconocidos por la persona y que desde dentro presionan su afloramiento al exterior en forma de sueños u obra creada. En el Consciente se encuentran las vivencias y pensamientos experimentados por la persona. El Preconsciente se encuentra entre el inconsciente y el consciente, contiene los conocimientos no actualizados, pero que en un momento determinado pueden recordarse y hacerse conscientes como respuesta a una demanda.

El Ello está integrado por la totalidad de impulsos instintivos, por lo que está conectado con el sistema biológico y se rige por el principio del placer. Sobre los dos instintos básicos Eros y Tanatos se erige el conjunto de comportamientos que dan significado existencial al ser humano, tanto por el origen de la vida como por su destrucción. El Yo no es más que una modificación del Ello gracias a la intervención de las pulsiones internas y de los estímulos externos. Actúa como un filtro, a través del cual purifican los impulsos internos para presentarlos al exterior de manera aceptable, a través de los mecanismos de defensa que le son propios. El Superyo es la internalización de las prohibiciones, códigos de comportamiento y normas dictadas por la sociedad y por los padres, es la internalización de la compulsión externa.

Según Freud (1997) la curiosidad que caracteriza a la persona creativa es una expresión de experiencias sexuales de su niñez, las cuales deben ser reprimidas por considerarse prohibidas y pecaminosas. En el caso del artista, sustituye sus confusiones infantiles producto de sus fantasías sexuales con sus padres, así como los tabúes impuestos por la cultura, por creaciones artísticas aprobadas por la sociedad.

La creatividad emerge de la utilización de los mecanismos de defensa que permiten a la persona aliviar las tensiones y superar los conflictos y agresiones contra sí mismo y contra la sociedad. El comportamiento creativo se encuentra presente en el momento en el cual la sublimación o represión de la energía sexual transforma el conflicto para presentarlo frente a la sociedad con un nuevo matiz de aceptación, es expresión de la emoción reprimida y presentada en las obras creativas. El conflicto es resuelto gracias a la acción del impulso de vida (la libido) y el de la muerte (la agresión) en respuesta a las presiones del inconsciente (Freud, 1953).

En disidencia con Freud, Adler, en 1956 (citado en González, 1981), hizo emerger la creatividad tanto del inconsciente como del consciente. La neurosis no puede controlar el conflicto, mientras que el instinto creador impulsa a la persona hacia la búsqueda de formas nuevas de autorrealización personal y de compensación del sentimiento de inferioridad.

La libido también puede entenderse como aquella energía vital que nos impulsa hacia la acción y que se manifiesta en el proceso de la vida, percibido como un afán y un deseo. En este sentido Jung, en 1959 y en 1962 (citado en González, 1981), enfatiza en el inconsciente colectivo y en los arquetipos que afloran en los artistas. El papel de la creatividad es atribuible a la relación entre lo individual y lo colectivo. En esta relación el creador hace surgir desde el inconsciente su propia obra y será aceptada después de su contrastación con los valores conscientes de la sociedad.

En disidencia con el tronco general del psicoanálisis se encuentra Rank, quien en 1932 y en 1945 (citado en González, 1981) relaciona a la persona creativa con el nivel de desarrollo personal alcanzado. La persona creativa es aquella que, gracias a su propia realización e independencia, podrá encontrar y resolver sus sentimientos de culpa e integrarlos adecuadamente en su personalidad. La necesidad de expresarse a través de obras originales es lo que impulsa a la persona hacia la ejecución de actos creativos, de ahí que la presentación de obras novedosas refleje tanto la personalidad como la relación con el entorno.

Otro aspecto significativo de esta teoría es la posición de Kris (1952), quien sugiere que en el acto creativo, el ego del artista se encuentra temporalmente reducido. En estado de relajación, característico de la inspiración, el ego deja paso a las fantasías producto de los sueños, de los estados de fatiga o de intoxicación. En este momento desaparece el conflicto y se presenta un libre intercambio entre el consciente y el inconsciente.

 

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