Estrategia de “El día de la palabra”

Esta estrategia vengo utilizándola desde hace más de diez años en clase de creatividad, con resultados excepcionales e impactantes. De hecho es una estrategia global y motivante para organizar los contenidos últimos de la asignatura bajo el epígrafe "el día de...la plástica, la expresión corporal, la expresión musical, la palabra, la felicitación de navidad, del teatro, de la danza"... Esta estrategia proporciona una visión globalizadora del tema de modo que todo lo que se haga ese día, comportará alguna creación o aportación propia en ese ámbito de expresión o código, ya sea individualmente o de grupo. "El día de..." significa que es importante y se controla la asistencia por cuanto todos habrán de realizar alguna participación original en el sentido de ser propia e inédita. No es un día de explicación, sino que se da prioridad al alumnado que es el verdadero protagonista de la sesión.

La actividad, anunciada ya desde los primeros días de clase, y fijada la fecha al inicio del curso, ese día se mantiene salvo fuerza mayor. Se trata de elaborar un escrito personal, original, creativo, impactante, fruto de algo que uno haya vivido, sentido o compartido. Se pretende que pongan en juego todo su potencial creativo con palabras, y para ello es importante recurrir a momentos intensos que nos conmovieron o impactaron. Se intenta que tomen conciencia del proceso creativo cuando se intenta ir más allá de donde solemos ir, buscando que el mensaje llegue al receptor.

Las aportaciones más frecuentes tienen que ver con poemas de amor o desamor, con sueños e ideales, con relatos familiares o la muerte de una persona querida, descripciones de viajes o paisajes y también de algún cuento breve con mensaje educativo. Otros son escritos de carácter simbólico o sobre la palabra como personificación, ya que ese día la palabra es el “personaje”. La palabra es el recurso más frecuente y valioso para un educador, juntamente con los gestos y las actitudes. Es por ello que le dedicamos una sesión, ambientada en ocasiones con la imagen y textos de Neruda.

Tienen todo el semestre para prepararlo y en general es fruto de un proceso cuidado, aunque como siempre algunos se acuerdan el día anterior. No se admiten ese día oyentes, así que todo el que asiste ha de leer su escrito, sea cual sea. El problema se hace más grave si son clases numerosas, pues eso obliga a eliminar algunas pausas necesarias provocadas por la intensa emoción que se genera ese día en el aula.

Se inicia la sesión con el comentario del profesor sobre el significado del día e importancia de la palabra como vehículo para entrar en el mundo intelectual y emocional de los otros y la lectura de un texto suyo. Luego, sentados en círculo, van leyendo uno a uno, su mensaje, cargado muchas veces de referentes personales. Esta sesión es posible al final del curso (nunca al inicio) porque durante el curso se ha trabajado en climas distendidos, trabajo en grupo y llenos de reclamos personales. El clima inicialmente tenso, incluso con nerviosismo por parte de alguno, va transformándose en emotivo, sentido, rico en emociones que pueden llegar a las lágrimas. Es una prueba de fuego para los más tímidos que por el momento han venido superando todos. El aplauso con que la clase cierra la aportación se convierte en un estímulo evaluador gratificante y sedante que compensa esos momentos previos de inseguridad. Es una sesión inolvidable y rica en muchos sentidos, no sólo como forma de desinhibición, aspecto clave, sino de expresión, conciencia del proceso, síntesis, aprendizaje compartido...

Terminada la sesión se recogen los escritos y con ellos se elabora un dossier.

La impresión recogida en algunos diarios de clase, es un indicador de cómo se vivió esa sesión realmente creativa. El texto es francamente emotivo y estimulante, como corresponde a la experiencia vivida.

Era el día de la palabra. Muchos habíamos oído hablar de ese día; pero ninguno de los presentes podía imaginarse lo fabuloso de esta experiencia. La palabra, sí. Simplemente con letras que forman palabras, y que van más allá de la barrera lingüística, cada uno expresó aquello que creía adecuado a la ocasión. Temas de amor, de desamor, de nostalgia, fábulas, temor... todo esto gracias a la combinación de palabras. Sin darnos cuenta cada lectura nos acercaba más los unos a los otros. Estábamos compartiendo información secreta, algo que de no haber existido ese día, no habría sucedido. Qué pena que esa información se quedara entre esas cuatro paredes, que no fuera más allá, a otras clases, a otras asignaturas, a otras personas. Qué pena que el día de la palabra sólo existiera en la clase de Creatividad, y que de ese modo se esté cohibiendo a otras personas de algo tan natural como expresar aquello que le inquieta con las propias palabras, y que los compañeros de clase comprendan su situación, que por un momento se metan en la piel de la otra persona y piense y sienta con ella. No podemos olvidar que relacionarse, ya sea por medio de la palabra o el gesto, es una función fundamental de los seres humanos. Nunca pude imaginar que eso que todos hacemos y utilizamos de una manera tan natural, pudiera unir a tantas personas que en un principio lo único que les unía era la clase de Creatividad.

.... No puedo imaginarme un mundo sin palabras. Sería como imaginarme un mundo sin significado. No puedo ni quiero imaginarlo. El ser humano no puede ser concebido sin palabras. Son dos términos que se precisan mutuamente: la palabra no puede existir sin las personas y las personas no pueden existir sin las palabras. Uno sobrevive y avanza si el otro le acompaña en su viaje. En conclusión, el día de la palabra significa para mí, vida, amistad, relación, comunicación. Significa tú y yo; es decir, palabras. (N.L. estudiante de primero)

Con esta muestra quiero poner de manifiesto que es posible entusiasmar al estudiante en su propio aprendizaje, cuando se le estimula debidamente, y se le pone en situación de crear algo propio para aprender. El valor altamente creativo de estas estrategias se evidencia en la implicación, satisfacción y logros cognitivo-emocionales. Es un escenario real para sentipensar (Torre, 2005).

 

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