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La importancia de proteger al maíz como un bien común. Entrevista con la Dra. Elena Álvarez-Buylla Roces
Patricia Muñetón Pérez
 
 

Alimentos orgánicos

RDU: Actualmente, existen en el mercado los llamados productos orgánicos que se ostentan como un tipo de alimentación más virtuosa, y que están amenazados por los transgénicos. ¿Qué opina ellos?

EAB: Yo creo que la cuestión de los orgánicos en Europa y en EEUU está tomando mucho auge, porque se ha visto que la mayor incidencia de enfermedades complejas con efectos muy debilitantes a la salud como el cáncer, la diabetes, la obesidad, alergias múltiples, están claramente asociadas a la cada vez menor calidad de los alimentos, y a la gran cantidad de aditivos, que durante el procesamiento industrial de los mismos, se han ido agregando a la comida.

Cada vez encontramos mayor cantidad de saborizantes, colorantes y otros aditivos en los alimentos industrializados y se ha visto que muchos de ellos, como por ejemplo las grasas trans o los saborizantes, los colorantes (la vainilla, por ejemplo) resultan ser cancerígenos o aumentan el índice glucémico, como es el caso de los almidones súper procesados o los jarabes de maíz. De hecho las variedades más usadas en Estados Unidos para la alimentación tiene un alto índice glucémico y aumenta los riesgos de adquirir problemas de páncreas y diabetes. Ante estos datos, se está regresando a lo más natural, aunque no son alimentos 100 naturales en el sentido que se colectan silvestres de la naturaleza, pero sí de alimentos sin aditivos químicos.

Las plantas cultivadas coevolucionaron con el hombre desde el origen de la agricultura y en todos estos años de convivencia, y de selección del hombre sobre la diversidad vegetal, se fueron adecuando los alimentos agrícolas a la alimentación y necesidades humanas. Por ello, estos productos agrícolas sin aditivos tienen menores posibilidades de tener efectos adversos a la salud humana. Sin embargo, hay que considerar que aunque sean orgánicos pueden producir alergias y contener aflatoxinas de hongos, muy dañinas para el ser humano, por ejemplo. Otro ejemplo, de por qué no hay que tener esquemas maniqueos, de lo absolutamente bueno y lo malo.

Entonces, lo mejor es tener una dieta lo más libre de insumos químicos, de patógenos, y muy diversa y complementaria, rica en todos los nutrimentos importantes en la dieta humana. De hecho México podría ser cuna de muchos productos orgánicos de alta calidad, diversos, únicos, seguros y podría tener una ventaja comparativa al acceder a los mercados de orgánicos, que ciertamente están creciendo en todo el mundo. Otra razón más para evitar la contaminación de nuestros acervos de diversidad genética de plantas cultivadas con transgénicos.

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