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Planificación urbana y regional para Santiago de Chile: un aporte temprano...

María Isabel Pávez Reyes
 
 

El proyecto urbano como parte de un sistema territorial

A comienzos de los años 50, a partir de avances por la Dirección de Planeamiento del Ministerio de Obras Públicas de Chile para organizar el territorio nacional en regiones y microregiones –definidas a partir de iguales criterios y con fines de planeamiento y coordinación–, se promovió una política nacional tendiente a un mejor aprovechamiento del suelo urbano, suburbano, y rural, con el objetivo de un despliegue más racional de los servicios de urbanización, de energía, transportes colectivos y otros.

Como paso siguiente se proyectó un “Plan Regulador Intercomunal de Santiago”, aprobado desde 1960, coordinado con unos planes “Regulador Regional” y “Microregional” de Santiago, los que reconocieron y trataron el ámbito urbano como parte de un sistema territorial; fueron objetivos de estos planes (Parrochia et al. 1994):

• Proteger los recursos agrícolas y la ecología de la región, dedicando las áreas improductivas a la forestación, a parques regionales y asentamientos humanos, sacando el mejor partido de la hidrografía y de la orografía, reforestando todo el territorio entre la cota 700 y 1.000 de altura; transformar la agricultura tradicional ―artesanal y extensiva― en intensiva, con objetivos industriales y de exportación, para competir con éxito en el mercado de suelos y, a la vez, producir nuevos bienes y recursos para el bienestar de la población, de la región y del país.

• Recuperar los ámbitos ecológicos de la vida silvestre en todos los cerros, montañas y mares de la región.

• Reforestar los terrenos de baja calidad agrícola, cuyos bosques fueron destruidos por el consumo indiscriminado de leña y carbón del siglo XIX y principios del siglo XX, para contribuir a descontaminar la atmósfera sin perjuicio de los métodos físicos y químicos para evitar la producción de gases y polvos tóxicos.

• Formar núcleos urbanos de diversos tamaños y especialidades, distribuidos de acuerdo a los corredores de transporte de la región y sus recursos naturales, implantando un sistema de “ciudades-constelación”, esto es, un conjunto de núcleos urbanos interrelacionados, de diferentes tamaños y luminosidades, manteniendo una autonomía en los aspectos básicos de la vida humana (habitación, trabajo, comercio, etc.), formando, entre todas, una capital multinucleada.

• Mantener la relación de todas las unidades separadas como las integradas (bloques intercomunales y sectores intercomunales) entre sí, sin interferencias ni obstáculos, pudiendo todas ellas, además, acceder al área rural en un corto tiempo.

• Complementar la red de transporte con sistemas de by-pass, permitiendo el paso de sur a norte y de oriente a poniente del territorio nacional, de todo tipo de vehículos y carga, sin pasar por la ciudad de Santiago.

• Impulsar la explotación de los recursos mineros de la región.

• Multiplicar los lugares y centros de esparcimiento en valles, lagos, lagunas, y alta montaña.

• Intensificar el uso de los recursos turísticos y recreacionales dentro de la región.

• Recuperar los suelos con malos drenajes y sin regadío, especialmente los de las zonas norte del valle de Santiago (Colina, Batuco, Peldehue), el valle de Curacaví y el valle de Casablanca.

• Orientar y guiar el crecimiento de los núcleos metropolitanos (Valparaíso y Santiago) de la Región IV de la época (Provincias de Aconcagua, Valparaíso y Santiago), para lograr una desconcentración dentro de esta. Propender al crecimiento urbano por:
a) renovación, rehabilitación y remodelación de los cascos antiguos de las ciudades grandes y pequeñas de la región,
b) por relleno de las áreas eriazas existentes dentro de dichas ciudades, y
c) por satelización, basada especialmente las ciudades existentes, y también en algunas nuevas ciudades, donde el suelo fuera de baja calidad.

• Crear núcleos industriales especializados, desconcentrados adecuadamente dentro de la región, evitando la contaminación.

• Crear núcleos urbanos de calidad para aumentar la oferta de terrenos adecuados para la vida de los estratos socioeconómicos bajos, medios y altos, para el comercio, la industria y el esparcimiento dentro de la región de Santiago, evitándose con ello la especulación urbana.

• Producir un borde estructurado en el contacto entre las áreas urbanas y rurales, mediante zonas suburbanas, conteniendo equipamiento metropolitano, zonas de parcelas residenciales, de producción agrícola intensiva y recreacionales.

Por sobre todo, se quiso mantener las formas urbanas incorporadas a la naturaleza en el diseño de los centros poblados, evitando la ciudad redioconcéntrica de crecimiento repetitivo, monótono y alejado de su cuadro natural (Parrochia et al. 1994).

En el caso de la Micro-Región de Santiago (“IV- B” de la época), un gran anfiteatro, producido por el inicio norte de la depresión central de Chile, en la cuenca media del río Maipo y conformado fundamentalmente de norte a sur, por los ríos Puangue, Lampa y Colina, en sentido norte - sur; el Huechuraba, el Mapocho y La Aguada, el propio río Maipo en sentido oriente - poniente, y el Clarillo, el Paine y el Angostura, en sentido sur a norte, fue el espacio base del planeamiento. Se conformó así, lo que el urbanista del plan, Arqto. Juan Parrochia denominó una "pauta de desarrollo Micro-Regional" sobre un esquema de cuatro ejes hidrográficos centrales, proyectados hacia el norte y el sur, por tres ejes verticales principales y tres ejes secundarios en cada una de esas direcciones (Parrochia et al. 1994).

En lo señalado específicamente para el espacio rural de la Micro-Región de Santiago, el plano correspondiente a –escala original 1:100.000– dio cuenta de la heterogeneidad espacial del territorio, distinguiendo, entre otras, teselas de recursos, teselas con limitaciones, teselas introducidas, corredores ecológicos y la matriz, que en este caso es agrícola:

“Todo cultivo”; “Riego limitado-posible todo cultivo”; “Riego limitado”; “Secano- posible todo cultivo”; “Secano-posible riego limitado”; Secano”; “Pantanoso recuperable”; “Pantanoso”; “Sin drenaje-recuperable total”; “Morrenas”; “Sin drenaje-recuperable parcial”; “Praderas y forestales”; “Áreas de forestación proyectadas”. (Parrochia et al., 1994).

Por otra parte, en los Planes Regulador Intercomunal de Santiago y de la Micro- Región IV-B, el núcleo central de Santiago se irradia hacia el territorio regional y nacional por nuevos corredores asociados a "cuñas verdes", para lograr una comunicación y un transporte más rápido, eficiente y paisajísticamente más logrado. A la inversa, la naturaleza penetra hasta el centro de la ciudad mediante esas mismas “cuñas” ―los cerros Manquehue, Bosque de Santiago, San Cristóbal, Renca y Colorado; los ríos Mapocho y Maipo, y el zanjón de la Aguada, tanto al occidente como al oriente―, o por accidentes artificiales, en base de equipamiento metropolitano ―el fundo La Laguna y el gran Centro de Abastecimiento Agrícola Occidental, el Aeropuerto Los Cerrillos, el Campus La Castrina de la Universidad de Chile―.

La consideración del conjunto total del territorio llevó a la apreciación de la importancia de mantener y potenciar ciertos corredores ecológicos en el entorno de Santiago como se verá más adelante.

En la planificación para Santiago analizada, se programó un sistema de satélites (residenciales, agrícolas, industriales y de recreación) distribuidos dentro de la microregión metropolitana, en radios de 15, 30 y 45 Km. de distancia del núcleo principal, con diversos grados de comunicación y autonomía relativa.

Actualmente vemos que uno de los modelos de ordenamiento espacial urbano-regional apoyado por la mayoría de los urbanistas de la sostenibilidad es, precisamente, el de la desconcentración concentrada: se recobra la escala humana en núcleos urbanos de autonomía relativa, cercanos a la ciudad madre, disminuyéndose el consumo de energía por movimientos y transporte. El modelo aspira a la "región urbana" donde, en los intersticios de su multifocalidad, en el espacio "libre" –que no significa vacío, ni intacto– pueda aflorar la matriz, pero también ciertos tipos de uso: agrícola, forestal, hidrológico, etc., articulados entre sí (Pesci, 2002).

Plano Micro-Regional, Región IV-B , Santiago de Chile, 1960. Fte.: CHILE - MINISTERIO DE OBRAS PUBLICAS, Dirección de Arquitectura, D. Urbanismo y Vivienda, Sección Planes Intercomunales, "PLANO MICROREGIONAL - REGION IV-B SANTIAGO DE CHILE". Firmado por Director Arqto. E. Weil W.; Jefe Depto. Arqto. J. Honold D.; Jefe Plan Intercomunal Urbanista Arqto. J. Parrochia B. (F-P; 96 x 76 cm; N°25567), escala gráfica. Reducción de escala original 1:100.000; Instituto Geográfico Militar, Santiago de Chile, s/f (1960). Colección de planos. [En Archivo Histórico Nacional, Colección “Juan Parrochia Beguin”].

"PLANO INTERCOMUNAL DE SANTIAGO", Plano: Vivienda - Area Suburbana - Centros Cívicos - Vialidad - Industrias - Areas verdes. Fte.: CHILE -MOP, Dirección de Planeamiento, D. Planos Reguladores, "PLANO INTERCOMUNAL DE SANTIAGO", firmado por Director Ing. J. Kelemen; Jefe Departamento Arqto. O. Hufe; Jefe Plan Intercomunal Arqto. J. Honold; Urbanista Arqto. J. Parrochia, (Colección de planos de 77 x 55 cm.; Escala Gráfica, (escala original 1:20.000), 1958, Instituto Geográfico Militar. [En Archivo Histórico Nacional, Colección “Juan Parrochia Beguin”].

Se asevera hoy que el sistema urbano no puede desligarse del sistema territorial global en el que se encuentra inmerso (Folch, 2003), y que no habrá solución del territorio urbano sin articulación integral urbano-rural (Pesci, 2003). Por otra parte, vemos que el Plano Intercomunal de Santiago fue trabajado a escala 1: 20.000 ―escala microterritorial/ecológica, entre 1:10.000 y 25.000 (Folch, 2003 )―, en tanto que el Plano Microregional de Santiago fue trabajado a la escala 1:100.000 ―escala mesoterritorial/paisajística, entre 1:25.000 y 100.000 (Folch 2003). Señala Folch (2003), que cada ámbito escalar tiene asociado un tipo de fenómeno que se torna incomprensible contemplado desde demasiado cerca o desde demasiado lejos.

Ambos proyectos trabajaron, además, con un arco temporal que alcanzó al año 2000, y una proyección de población de 6 millones de habitantes. Corresponde ello a las actuaciones territoriales, las que deben considerar arcos temporales largos, o muy largos (Folch 2003).

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