La presencia de un doble

En el caso específico de la literatura de Cortázar —literatura fantástica y fantástica,6 literatura inabarcable, lúdica y llena de matices— hay que tener en cuenta que se inscribe dentro de una tradición en la que los temas mitológicos o los tópicos románticos son evidentes. Es importante el hecho de que el tema del doble, el manejo de la dualidad, es frecuente en la obra de este autor, como lo menciona Paciencia Ontañón de Lope: “El desdoblamiento de la personalidad (o presencia de un doble), tan frecuente en Cortázar en relación con sus personajes, o en sus personajes entre sí, es una variante de la identificación [ ... ]” (108) (El subrayado es mío). Estos hechos y otros muestran que el concepto del doble, del doppelgänger, le era caro a Cortázar, era un tema familiar para él, que dominaba igual que dominó siempre la perfecta técnica del cuento, planteada por él mismo, con antecedentes en E. A. Poe. Y no hay que perder de vista que Julio deja ver en sus textos una formación erudita y diversa. Además de la dualidad planteada en Rayuela, hay una serie de cuentos en los que se ve, de un modo u otro, el tratamiento del tema en cuestión, entre ellos: Una flor amarilla, Axólotl, La noche boca arriba, Continuidad de los parques, Lejana, El otro cielo y, por supuesto, El perseguidor.7

Paciencia Ontañón habla también de que hay cierta afinidad o duplicidad entre los personajes y el propio Cortázar (vid infra) y hace hincapié en el desdoblamiento y en el ejemplo de Rayuela y de El perseguidor:

El desdoblamiento de una personalidad en “dos”, la “buena” y la “mala”, es un tema frecuente en la narrativa de Cortázar. En Rayuela Oliveira y Traveler son el “malo” y el “bueno”, y éste rechaza a aquél por su comportamiento [ ... ]. Para Johnny Carter [ ... ], Bruno, el autor de la novela sobre él, es su otro yo ideal [ ... ] Pero es el propio Bruno, al final del cuento, el que empieza también a fusionarse con Johnny, a través de la narración que está escribiendo. (110)

Partimos entonces de la idea de Ontañón, del comentario de Yurkiévich y también de un análisis de Herráez, sobre uno de los fines que buscaba Julio al escribir El perseguidor:

El reto primero era el de alejar el cuento y el protagonista de enfoques intelectualistas, dicho sea en su sentido preciso. Cortázar pretendía trasladar la problemática vital, existencial, a un héroe que, por definición y formación, no lo era a priori. La experiencia de angustia, la experiencia metafísica, la necesidad de explorar y de observar qué hay del otro lado de las cosas, pero desde gente media, mediocre incluso, gente que, sin embargo, también realiza ese trayecto especulativo, sólo que regido por la intuición (Herráez: 182).

Esta idea de la “gente media que se rige por la intuición”, se refiere, indudablemente a Johnny Carter. Es útil mencionar también que, como Herráez señala en la cita anterior, hay además una intención de Cortázar de vincularse con otro tipo de personajes, comentario apoyado por una declaración del propio autor. Para Julio El perseguidor fue como el preludio a Rayuela, un interregno en el que estaba situado para pasar de una cosa anterior (como sus cuentos fantásticos) a algo nuevo y diferente. En la entrevista con Evelyn Picon Garfield él mismo lo dice. Y también aclara que en esa época estaba empezando a interesarse más por su prójimo, intentaba llegar a la parte más humana de su “prójimo” y empezó a explorar este aspecto en sus personajes:

—En “El perseguidor” de Las armas secretas y en Los premios pero sobre todo en “El perseguidor”, hay una especie de final de una etapa anterior y comienzo de una nueva visión del mundo: el descubrimiento de mi prójimo, el descubrimiento de mis semejantes. Hasta ese momento era muy vago y nebuloso. Fíjate, me di cuenta muchos años después que si yo no hubiera escrito “El perseguidor”, habría sido incapaz de escribir Rayuela. “El perseguidor” es la pequeña Rayuela. En principio están ya contenidos allí los problemas de Rayuela. El problema de un hombre que descubre de golpe, Johnny en un caso y Oliveira en el otro, que una fatalidad biológica lo ha hecho nacer y lo ha metido en un mundo que él no acepta, Johnny por sus motivos y Oliveira por motivos más intelectuales, más elaborados, más metafísicos. Pero se parecen mucho en esencia. Johnny y Oliveira son dos individuos que cuestionan, que ponen en crisis, que niegan lo que la gran mayoría acepta por una especie de fatalidad histórica y social. Entran en el juego, viven su vida, nacen, viven y mueren. Ellos dos no están de acuerdo y los dos tienen un destino trágico porque están en contra. Se oponen por motivos diferentes. Bueno, era la primera vez en mi trabajo de escritor y en mi vida personal en que eso traduce una nueva visión del mundo [ ... ]. (Picon: 20)

Así, podemos suponer que al hablar en Rayuela de Traveler como el doppelgänger de Oliveira (uno de los ejemplos más evidentes y quizá el más popular dentro del universo cortazariano), Julio maneja la tradición del doble; conoce la alusión a la dualidad en la obra de Stevenson y está más que familiarizado con el mismo concepto del modo que lo plantea Poe; también podemos suponer que la visión de El perseguidor incluye un atisbo de esa dualidad y es utilizado en los dos personajes que conforman el eje de la historia. Y la dualidad que Cortázar maneja en varias de sus creaciones tiene, si se quiere, una pequeña deuda literaria con obras y autores anteriores, pero también es posible afirmar que su doppelgänger, su concepto del doble, es una revisitación y una revaloración del mito. Y es en ese punto que se basa este análisis.

6. Fantástica: la primera vez la palabra se aplica por el género literario o la etiqueta; la segunda vez porque fantástico también se asocia con algo fabuloso, excelente, maravilloso, genial.

7. La obra cuentística de Cortázar puede encontrarse, completa, en la edición de Alfaguara de sus Cuentos completos.

 

 

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