El epitelio pigmentario de la retina (EPR) es una monocapa de células
pigmentadas situado entre la retina neural y la coroides. Por ser de origen
neuroectodérmico, el EPR se considera como parte de la retina. El
límite interno, también conocido como membrana apical, se interdigita
con los segmentos externos de los fotorreceptores. El límite externo
(o membrana basolateral) se enfrenta a la membrana de Bruch, la cual separa
el EPR de los capilares fenestrados de la coroides (figura 1). El EPR y la
membrana de Bruch forman la barrera hemato-retiniana externa. La barrera
hemato-retiniana interna está constituida principalmente por las células
endoteliales. La presencia de uniones estrechas entre las células
del EPR y del endotelio vascular es esencial para el control estricto del
transporte de líquidos y solutos a través de la barrera hemato-retiniana,
así como para prevenir la entrada de moléculas tóxicas
y componentes del plasma en la retina. Por lo tanto, el EPR como componente
de la barrera hemato-retiniana es esencial para la integridad de la retina.1
Las principales funciones del EPR son las siguientes: 1) Transporte
de nutrientes, iones y agua; 2) Absorción de luz y protección
contra la fotooxidación; 3) Reciclaje del retinal, esencial para
el ciclo visual; 4) Fagocitosis de los discos membranosos de los segmentos
externos de los fotorreceptores, y 5) Secreción de varios factores
esenciales para la integridad estructural de la retina. Aparte de estas funciones,
el EPR estabiliza la concentración de iones en el espacio subretiniano,
lo cual es crucial para el mantenimiento de la excitabilidad de los fotorreceptores.1
El EPR está involucrado también en el privilegio inmune
del ojo a través de la secreción de factores inmunosupresores
en el interior de dicha estructura.1 Así,
resulta claro que el EPR es esencial para la función visual, y que
alteraciones en cualquiera de sus funciones pueden conducir a la degeneración
de la retina y en la disminución de la agudeza visual, pudiendo inclusive
llegar a la ceguera.
Son muchos los padecimientos que afectan a la retina. No obstante,
la retinopatía diabética (RD) como complicación de la
Diabetes Mellitus, sigue siendo la principal causa de ceguera en personas
laboralmente activas a nivel mundial.2 La RD puede presentarse en forma
vasoproliferativa y/o edema macular. La RD vasoproliferativa es la lesión
oftalmológica más común en pacientes con diabetes de
tipo 1 (forma juvenil), y se debe principalmente a la formación de
nuevos vasos sanguíneos en la retina en respuesta a una hipoxia inducida
por altos niveles de glucosa. Por otra parte, el edema macular diabético
(EMD) es la principal causa de disminución de la agudeza visual en
diabéticos de tipo 2, pudiendo llegar inclusive a producir pérdida
de visión.2 Es además una complicación que se detecta
casi en la totalidad de los pacientes diabéticos tipo 2 con RD.3
Cabe enfatizar que el 90 % de los diabéticos en México padecen
de diabetes tipo 2, y que el tratamiento de primera elección son los
enfoques no farmacológicos incluyendo la modificación de la
dieta, el control de peso y el ejercicio regular. Resulta claro que debido
a la alta prevalencia de diabetes tipo 2, el EMD es la principal causa de
discapacidad visual en pacientes diabéticos.2 El EMD se produce
a partir de la degradación de la barrera hemato-retiniana que da lugar
a la acumulación tanto de fluidos como de macromoléculas en
la zona central de la retina responsable de la visión de alta resolución,
que es la mácula. Si bien en teoría, la ruptura tanto de la
barrera hemato-retiniana interna como externa o la
disfunción del EPR podrían provocar edema macular, en el caso
del EMD la mayor parte de las evidencias científicas apunta al compromiso
de la barrera hemato-retiniana interna como la mayor responsable. Y aunque
cada vez se evidencia más al EPR como un activo epitelio secretor,
parece que esta importante función ha sido menos reconocida.
A continuación
se revisarán las principales funciones fisiológicas del EPR,
con un enfoque especial en las alteraciones sufridas por el EPR en el contexto
de la retinopatía diabética.
1 Strauss, O., The retinal pigment epithelium in visual
function. Physiol
Rev, 2005. 85(3): p. 845-81.
2 Congdon, N.G., D.S. Friedman, and T. Lietman, Important
causes of visual impairment in the world today. Jama, 2003. 290(15):
p. 2057-60.
3 Tong, L., et al., Association of macular involvement
with proliferative retinopathy in Type 2 diabetes. Diabet Med, 2001.
18(5): p. 388-94.