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Aventuras, caballeros y locuras: la literatura caballeresca

Más allá de la efigie: características de la amiga del caballero1

Lucila Lobato Osorio
God Speed! – Edmund Blair Leighton 1900
  • Uno
  • Dos
  • Tres

Introducción

El hidalgo manchego, Don Quijote, lo tenía claro: sin dama no hay caballero. Uno de los personajes tópicos más importantes de la literatura caballeresca es la doncella de quien está enamorado su protagonista. Esta relevancia radica, principalmente, en que contribuye a la configuración del héroe del relato y al desarrollo de las acciones de la historia, por lo que es indispensable para el género caballeresco en su totalidad. Sin embargo, la configuración completa de esta mujer suele ser pasada por alto debido a su complejidad pero también a su papel en apariencia secundario en el argumento. El presente trabajo pretende mostrar algunas características que conforman a este personaje; las cuales fueron otorgadas desde su diseño medieval y surgieron a partir de tres ámbitos de influencia: el social, el cultural y el literario2.

El caballero ilumina a su amiga

La amiga del caballero no es cualquier doncella, es una mujer especial a quien el resplandor de la armadura brillante del caballero resta atención y suele considerarse uno más de los débiles a defender o el trofeo final del héroe. ¿Cómo reconocer a esta mujer tan particular, tan vista y tan alabada y, al mismo tiempo, tan inasible? Antes que nada, se debe recordar que está íntimamente ligada al héroe del género, por lo cual sus características y funciones están dadas a partir de esa relación indisoluble (DUBY, 1995). María Carmen Marín Pina asegura que: “Efectivamente la mujer no es la protagonista de estas ficciones, pero sí pieza indispensable de las mismas. La existencia del héroe, protagonista indiscutible de estos libros, pocas veces se entiende sin las mujeres” (1991).

Si bien la literatura caballeresca tiene como personaje central a un guerrero y todas sus acciones están ubicadas en ámbitos plenamente masculinos, su enamorada cobra un valor significativo cuando reconocemos que el héroe tiene, en este género, algunos rasgos importantes provenientes de la esfera cortés. Y es que, gracias al sentimiento amoroso y a la mujer que lo provoca, al héroe épico se le añadieron algunas características particulares que lo convirtieron en un caballero propiamente novelesco. Así, además de ser mostrado como un soldado feroz en la batalla, leal a su rey y reflejo de su comunidad, en la novela medieval este personaje fue transformado por la presencia femenina; es decir, a su diseño bélico se le añadieron otros rasgos: la descripción de su hermosura, la importancia de su nobleza así como el anhelo de agradar y de servir a la mujer que ama como si a su señor se tratara. Dicha metamorfosis se realizó de manera paulatina, desde el siglo XII, en los romans de materia antigua, para alcanzar su plenitud a partir de las obras de Chrétien de Troyes y pasar, con algunas modificaciones, hasta los libros de caballerías castellanos del siglo XVI.


Desde su configuración medieval, el caballero andante está motivado para ganar la fama y el éxito bélico mediante la aventura, al grado que debe alcanzar el título del mejor del mundo. Pero, además de eso, cada protagonista también debe tener un triunfo equivalente en el amor. La conjunción de estos dos elementos, según Rosalba Lendo, constituirá la estructura del género mismo:
Se trata de una relación recíproca: el caballero realiza asombrosas hazañas motivado por el amor y es a su vez amado por sus grandes proezas. […] Son las proezas que va acumulando en nombre de su dama lo que lo convertirán en el mejor caballero del mundo y lo harán digno de ser amado (2002-2003).
Así, el protagonista, mientras que es un guerrero feroz y sanguinario con sus enemigos, se muestra cortés, civilizado y preocupado por ser agradable frente a su amada y a otras mujeres. Esta dicotomía en el diseño del caballero, que es guerrero y cortesano al mismo tiempo, se expresa en el extremo de convertirse en un ser tímido y tembloroso en presencia de su amiga.


Uno de los personajes tópicos más importantes de la literatura caballeresca es la doncella de quien está enamorado su protagonista. En ocasiones, su descripción completa suele ser pasada por alto debido a su complejidad y a su papel, en apariencia secundario, en el argumento de las obras.
Entonces, el caballero andante requiere de una mujer para amar, pues ella es el motor de sus acciones, ya que todo lo que hace tiene como objetivo ganar fama y honra a fin de merecerla, además, es la razón de sus rasgos corteses en la medida en que debe estar presentable para convivir con ella en la corte y, finalmente, porque su amiga es el medio para su ascenso social, ya que, generalmente, es heredera de un reino o un imperio superior al del protagonista. En esa medida, el personaje femenino en la narrativa caballeresca es el objeto de devoción y amor por parte del caballero pero también es el impulso y, al mismo tiempo, propósito de muchas de sus acciones y aventuras. Pero no sólo eso. Por su parte, tiene unos rasgos particulares que la hacen única e interesante.

¿Quién es esa mujer tan especial?, ¿qué rasgos tiene que le dan tal influencia y poder? Por lo general, a la amada del caballero en el género caballeresco se la define como una doncella o dama de elevado linaje cuya belleza y cortesía atraen de tal manera al caballero que lo motiva a realizar grandes hazañas para conseguir o mantener su amor. Aunque esta definición da una perspectiva panorámica de la enamorada, no la muestra en su entera complejidad, ni delinea su figura íntegra e individual.

Suele llamársele "dama" o "señora", apelando a la terminología habitual medieval ya que los propios autores se refieren a tales personajes de esta manera. Dichos términos son comunes para designar a las mujeres nobles, casi siempre casadas, o a la destinataria de los versos de los trovadores provenzales, respectivamente. Pero también se usa "amiga" con un valor afectivo y en el marco de una relación amorosa, según analizó André Duplat (1974), en Chrétien de Troyes en particular.

La mujer amada del caballero puede recibir estas tres acepciones, pues éstas le otorgan rasgos diversos que provienen de tres ámbitos específicos: el histórico-social para considerarla "dama"; el cultural para convertirla en "señora" y el literario para transformarla en "amiga" del caballero. A continuación se analiza brevemente cada una de estas acepciones y se identifican los rasgos que introducen en este peculiar personaje del género caballeresco.

1 Este trabajo se realizó en el marco del Proyecto PAPIIT (núm. IN403614), «Teoría y análisis de los textos breves en la Literatura caballeresca hispánica» de la Dirección General de Asuntos del Personal Académico y de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México. Asimismo, es parte de las actividades del Seminario de Estudios sobre Narrativa Caballeresca (PIFFyL2015-018).

2 Este trabajo es fruto de la investigación realizada durante la estancia posdoctoral en la Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa, cuyo producto completo, el libro Entre el amor y la proeza: La amiga en las historias caballerescas del siglo XVI, está en proceso de impresión.

Influencia social: la dama

La dama del paraguas
Fuente de la Dama del Paraigua, Barcelona
En todas las obras literarias hay un cierto reflejo de la realidad de la que procede el autor, ya que es imposible abstraerse totalmente de ella. En la literatura caballeresca, tanto el guerrero como la mujer que ama están inscritos dentro de un organismo social concreto y extraliterario: el sistema feudal –de allí que se llamen caballero y dama, respectivamente–. Cuatro características de la amada del caballero forman parte de la influencia del ámbito social e histórico de su contexto de creación, características que la colocan como dama: la posición social y el linaje, la sujeción, la vulnerabilidad y la devoción religiosa.

Todas las amigas del caballero pertenecen a la nobleza y, al igual que en la vida concreta, en las obras se observan representantes de todas las escalas del amplio estrato noble. Pero, sin importar su estatus social, la mujer no suele ser vista como un sujeto solo e independiente (RODRÍGUEZ GIL, 1985). Por muy poderosa que sea la dama requiere de, por lo menos, la vigilancia y asesoría de un hombre para realizar movimientos políticos, económicos o testamentarios (DUBY, 1995), es decir, está sujeta a un varón, quien puede ser su padre, su hermano mayor o su marido, entre otros. Además, la mujer noble medieval es vulnerable, pues es concebida como un ser débil tanto física como espiritualmente3. Dicha fragilidad repercute en una incapacidad para guarnecerse por sí misma de una agresión contra su integridad ya sea social, política o económica (HEUSCH, 2005). Por otro lado, la dama es cristiana, en muchos casos esta ideología se refleja en diferentes grados de devoción cotidiana.

Estos rasgos, a la par que abonan a la caracterización del personaje –a fin de que sea aceptada por el público o presentada como espejo de conducta–, funcionan como impulso argumental en las obras del género, pues ayudan a que se desarrollen más acciones narrativas como raptos, guerras, combates singulares, ordalías, conflictos que, en última instancia, sirven al caballero protagonista como aventuras para probar su eficacia guerrera y ganar fama y honra, como el mejor del mundo (PERNOUD, 1980).

3 En lo físico, podemos recurrir a Trotula, la médico medieval: “Como las mujeres son por naturaleza más frágiles que los hombres, están también más frecuentemente sujetas a indisposiciones, especialmente en los órganos empeñados en los deberes queridos por la naturaleza” (BERTINI, 1989). Con respecto a lo moral y lo espiritual, sirvan como ejemplo las palabras de Hildergarda de Bingen, citadas por Jacques Le Goff: “La mujer es débil, ve en el varón aquello que puede darle fuerza, lo mismo que la luna recibe su fuerza del sol. Es por esto por lo que debe someterse al varón y debe estar siempre preparada para servirle” (2003).

Influencia cultural: La señora

Además de la influencia del contexto social e histórico, es necesario reconocer la concepción de la amada del caballero como señora desde un ámbito cultural específico, el cortés, a partir de un modelo literario femenino medieval: la señora ensalzada y entronizada de la lírica provenzal. Los rasgos que derivan de este ámbito son: la belleza, la cortesía y la autoridad sobre el caballero.

God Speed!
God Speed! – Edmund Blair Leighton 1900
Recuérdese que la poesía trovadoresca desarrolló la cultura de la cortesía y del amor puro -y al mismo tiempo purificador-, denominado fin'amour, como efecto directo de la ideología feudal; cultura que los poetas utilizaron en sus creación para exaltar las cualidades de la domina-domna, la dueña o señora que está situada en la cumbre de la jerarquía social y política (RIQUER, 2001).

De la misma manera en la narrativa caballeresca la señora tiene cualidades dignas de alabanza que le otorgan poder y posición. Es hermosa porque lo físico externo es un reflejo de su interior (MORALES, 1995) y gracias a esa belleza puede establecer el vínculo amoroso con el caballero (WALDE MOHENO, 1997). Al mismo tiempo, dicha hermosura interior permite a la señora hacer alarde de la cortesía y ya que forma parte de un sistema social y cultural desarrollado en las cortes feudales, en el cual se busca la instrucción de sus miembros para que se comporten de una manera determinada, la señora siempre trata de diferenciarse y sobresalir de otros miembros de la sociedad a través de prácticas, actitudes y conductas de refinamiento y respeto (PERNOUD, 1980). Así, en la amiga del caballero debe encontrarse la delicadeza, la cordialidad y la bondad como muestras de su cortesía y, por tanto, de su pertenencia a ese sistema cultural.

La belleza y la cortesía conducen a otro de los rasgos tomados de la cultura cortés para la configuración de la amiga del caballero: la autoridad que ejerce sobre él. Esta característica deriva de la idea de que el amante debe servir a la mujer que ama, pero de una manera codificada, establecida o condicionada, conocida como amor cortés. Desde esta perspectiva, el amante debe cumplir con una serie de normas de conducta para mostrar la fin'amour y hacerse merecedor del amor de la señora (LAZAR, 1964). Estas condiciones están dadas a partir de términos y de actitudes derivados del sistema feudal (MARTÍNEZ MARTÍNEZ, 2006), pues la amiga es efectivamente señora de su amador y éste se compromete a servirla. A esta actitud se le conoce como “vasallaje de amor” o “vasallaje a la dama”. El género caballeresco establece algunas ocasiones precisas para que el caballero muestre su amor y cortesía al ofrecerse por entero a su amiga y someterse a su autoridad. Esta característica del personaje femenino hace destacar más las actitudes y acciones corteses del caballero, pues es él quien tiene el papel activo, quien voluntariamente solicita dicho dominio, por lo cual, para observar el poder de la amiga, se ha de revisar la manera en que actúa el caballero frente a ese poder.

Influencia literaria: la amiga

Existe otro grupo de rasgos femeninos que diferencian con claridad al personaje caballeresco de otros que aparecen en las crónicas históricas, en las leyes o en otra creación literaria y cultural. Estos rasgos funcionan específicamente dentro de las obras caballerescas con un objetivo concreto: la exaltación del caballero, el protagonista, y tienen que ver con las reacciones, actitudes e influencia de la mujer con respecto a éste, mismas que le dan la categoría de "amiga". Estos son: el amor hacia el caballero, el impulso para que él se perfeccione mediante la realización de ciertas acciones y las reacciones específicas por él (la contemplación, el miedo y la duda).

El amor por el caballero es una característica de la amiga relacionada también con la cultura cortés, pues depende de la aceptación del caballero como su vasallo. Según Faustino Martínez, la señora es participante de una relación recíproca y tiene que corresponder al amante: “Su aceptación crea un vínculo y crea una obligación de recompensar al vasallo por los servicios recibidos, recompensa que no puede tener otra forma de satisfacerse plenamente que la entrega física a aquél” (2006). En la narrativa caballeresca, sin embargo, la unión física no es la única manera de satisfacer al caballero; la amiga se entrega también por completo a él en todos los sentidos, ya que de él depende su propia vida no sólo por el sentimiento amoroso sino por su ayuda con las armas.

Así, la amiga del caballero también lo ama, pues en tanto protagonista del género se le han atribuido rasgos que harían imposible no quererlo, como el linaje noble, la belleza, la cortesía, la eficacia guerrera. Entonces, desde que el personaje femenino ve al protagonista por primera vez, se enamora de él.

Dulcinea
Dulcinea, by C. R. Leslie
Otra característica que se puede situar dentro de la influencia literaria del género caballeresco es la capacidad de la amiga para que, con sus palabras o mandatos específicos, consiga que el caballero realice acciones destinadas a su perfeccionamiento o al avance argumental de la obra. Hay que considerar que el personaje –y con él, el género que lo incorpora– se distingue por el constante afán de lograr la perfección que lo califique como el mejor del mundo. Dicho desarrollo puede realizarse a partir de tres ejes de comportamiento (LOBATO, 2008): ya sea el bélico, el amoroso o el religioso. La amiga, con sus deseos o planes específicos, es determinante en la perfección amorosa del caballero, pero su impulso también puede reflejarse en los otros dos ámbitos.

Finalmente, la amiga caballeresca está configurada para tener determinadas reacciones frente al protagonista. Este personaje femenino no es únicamente una referencia; más allá de su presencia y de su influencia, también le han sido atribuidas actitudes que permiten redondear su imagen al lado del protagonista. Estas reacciones están relacionadas con la caracterización del propio caballero, pues ayudan a comprender en qué medida es buen guerrero y buen amador por lo cual, la contemplación de las acciones bélicas del caballero, el miedo por las peripecias en las que éste se ve incluido y las dudas en torno a su amor son rasgos de la amiga que sirven para observar, a modo de reflejo, los del caballero.

Conclusiones

Es posible decir que la amiga del caballero es una dama noble, sujeta a los varones de su familia, vulnerable a los peligros sociales y, hasta cierto punto, devota. Además, como su señora es bella, cortés y tiene una autoridad total sobre el caballero, quien se considera su servidor. Ella es su amiga, pues está enamorada de él, admira sus hazañas bélicas, le sirve de impulso para su proceso de perfeccionamiento y reacciona ante el amor y el riesgo en el que vive.

La amiga caballeresca tiene rasgos que derivan de tres ámbitos de influencia: el social, el cultural y el literario. Estas características, al mismo tiempo que la conforman como un personaje agradable y reconocible para el público destinatario de estas obras, contribuyen en buena medida a definir al caballero, personaje protagonista y omnipresente del género. Por todo esto, fácilmente puede asegurarse que sin dama no hay caballero y vale la pena tratar de reconocerla en todos sus aspectos. fin

Bibliografía

BERTINI, Ferruccio, “Trotula la médico”, La mujer medieval, Madrid: Alianza, 1989.

DUBY, Georges, Mujeres del siglo XII. Eloísa, Leonor, Iseo y algunas otras, Santiago de Chile: Andrés Bello, 1995.

DUPLAT, André, “Étude stylistique des apostrophes adressées aux personnages féminins dans les romans de Chrétien de Troyes”, Cahiers de civilisation médiévale, 1974, Núm. 66, pp. 129-152.

HEUSCH, Carlos, “Femmes et violences dans les fueros castillans du Moyen Âge”, Cahiers d'Études Hispaniques Médiévales, 2005, Núm. 28, pp. 307-339.

LAZAR, Moshé, Amour Courtois et "fin' amors" dans la littérature du XIIe siècle, Paris: Klincksieck, 1964.

LE GOFF, Jacques, Diccionario razonado del occidente medieval, Madrid, Akal: 2003.

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LOBATO, Lucila, “Los tres ejes de comportamiento del caballero literario medieval: hacia un modelo genérico”, Tirant, 2008, Núm. 11, pp. 67-88.

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MARTÍNEZ MARTÍNEZ, Faustino, “De amor y de feudos: lectura jurídica del cancionero de Ajuda”, Foro, 2006, Núm. 3, p. 159-222.

MORALES, Ana María, “'El más hermoso caballero del mundo': un acercamiento al héroe artúrico” en Aurelio González, Lillian von der Walde y Concepción Company (eds.), Palabra e imagen en la Edad Media. Actas de las IV Jornadas Medievales, México: UNAM, 1995, pp. 407-417.

PERNOUD, Régine, La mujer en el tiempo de las catedrales, Barcelona: Juan Granica, 1980.

RIQUER, Martín de, Los trovadores. Historia literaria y textos, Tomo I, Barcelona: Ariel, 2001.

RODRÍGUEZ GIL, Magdalena, “Las posibilidades de actuación jurídico-privadas de la mujer soltera medieval” en Miguel Ángel Ladero Quesada, D. Ozanam, R. Pastor (eds.), La condición de la mujer en la Edad Media, Madrid: Casa de Velázquez-Universidad Complutense de Madrid, 1986, pp. 107-120.

WALDE MOHENO, Lillian von der, “El amor cortés”, Espacio Académico de Cemanáhuac, 1997, Núm. 3-35, SP.

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2015 Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons
Lucila Lobato Osorio
Profesor de asignatura de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán, UNAM

Lucila Lobato Osorio Es doctora en Letras Españolas por la UNAM. Realizó una estancia posdoctoral de investigación en la Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa. Ha trabajado, principalmente, al caballero y la doncella amada en sus representaciones en el género caballeresco medieval y en las historias caballerescas del siglo XVI. Es miembro del Seminario de Estudios de Narrativa Caballeresca de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Es autora de diversos artículos académicos y colaboradora en algunos volúmenes sobre libros de caballerías.

Otras líneas de investigación abordadas por la autora son el corrido mexicano contemporáneo y la metodología de la investigación académica. Actualmente es profesora de asignatura en el SUAyED de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán.

Actualizado hasta agosto, 2015.


LOBATO Osorio, Lucila, "Más allá de la efigie: características de la amiga del caballero", Revista Digital Universitaria, 1 de agosto de 2015, Vol. 16, Núm. 8. Disponible en Internet: <http://www.revista.unam.mx/vol.16/num8/art61/index.html> ISSN: 1607-6079.

Más allá de la efigie: características de la amiga del caballero

Lucila Lobato Osorio

Uno de los personajes tópicos más importantes de la literatura caballeresca es la doncella de quien está enamorado su protagonista. En ocasiones, su descripción completa suele ser pasada por alto debido a su complejidad y a su papel, en apariencia secundario, en el argumento de las obras. El presente trabajo intenta enumerar algunas características que forman parte de la configuración de la mujer amada del caballero. Se abordarán tomando en cuenta su origen medieval desde tres ámbitos de influencia: el social, el cultural y el literario; los cuales la representan como dama, señora y amiga, respectivamente.

Palabras clave: mujer medieval, caballerías, personaje femenino, amor.