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De cambios y movimientos: un recorrido por distintos saberes

Patrimonio material de la humanidad: ruta de los conventos…

Espacios para la cultura, la recreación y la vida

Norma Angélica Juárez Salomo
  • Uno
  • Dos
  • Tres

Introducción


Como proceso creativo, proyección de las ideas, reflejo de la cultura o
vestigio del pasado, el patrimonio tiene su encuentro y expresión en
la vida misma. El resultado de imaginar y comunicar la actividad
humana a través de sus manifestaciones tangibles e intangibles, hace
de éste un elemento espiritual: el espíritu del que no pregunta, vive
y se expresa dejando evidencia de existencia común, de reconocimiento
y verdad, la de los pueblos, de las sociedades y de los creadores que se
exteriorizan en un momento y se reafirman para la eternidad.

Juárez-Salomo, 2017


Los movimientos sociales, los procesos de exploración de territorios y los actos de colonización, hicieron de la conquista de las américas un acontecimiento lleno de contrastes donde, por un lado, se desarrollaron luchas entre españoles e indígenas en reclamo o defensa de territorios y, por el otro, surgieron avanzadas de grupos religiosos que dejaron huella indeleble en la sociedad naciente al determinar y modificar la concepción del mundo hasta ese entonces conocido. Era el siglo XVI, época de plena efervescencia del Renacimiento en Europa y de la deconstrucción de certezas motivada por el recién descubierto continente.

Aunado a la llegada de los conquistadores, con el arribo de órdenes religiosas evangelizadoras, inició un proceso histórico que se caracterizó por el sincretismo de saberes, creencias e ideologías. Los debates ideológico-culturales multifacéticos desafiaron las certezas de conquistadores y conquistados. Fue justo durante esta época que los imponentes testigos silentes se erigieron como testimonio del encuentro de culturas… los conventos novohispanos, que fueron edificados por los conquistadores españoles como reclamo de propiedad, pero igualmente como espacios donde ocurrieron procesos de evangelización.

En los espacios conventuales, el verbo sagrado y la palabra se establecieron como vehículos de transformación en el surgimiento de una cultura mestiza. El camino trazado por la avanzada evangelizadora se marcó por una ruta, la de los conventos, que en México y de forma especial en el estado de Morelos, significaron un hito en la historia de la humanidad (véase documental de Pescador, 2011).

Antecedentes

Son poco más de veinte años, el 17 de diciembre de 1995, cuando la Organización de las Naciones Unidas para la Educación y el Desarrollo (UNESCO, 2006) brindó el estatus de Patrimonio Material de la Humanidad a once conventos del estado de Morelos, en reconocimiento a la historia e impacto cultural que envisten estas edificaciones del siglo XVI, mismas que en su conjunto trazan la ruta que recibe el nombre de Ruta de los Conventos.

Ex Convento de Santo Domingo de Guzmán (Oaxtepec). Estado de Morelos, México.
Foto: Catedrales e Iglesias/Cathedrals and Churches.

Ubicados en los municipios de Cuernavaca, Tepoztlán, Tlayacapan, Yautepec, Yecapixtla, Ocuituco, Atlatlahucan, Tetela del Volcán y Zacualpan, dan muestra de arte y espiritualidad albergando frescos ancestrales, retablos barrocos, rosetones góticos, columnas, patios y mucho más que, aunados a los cultos religiosos en latín, cantos gregorianos o ceremonias tradicionalistas, convidan no sólo a la contemplación, sino también constituyen una fuente de conocimiento para la comprensión de la vida de los pueblos, para el caso morelenses, a lo largo de los siglos (véase documental de Pescador, 2011).

La memoria colectiva de las sociedades inicia por el aprecio y comprensión de espacios públicos, barrios o centros históricos, haciendo del patrimonio cultural, un preciado recurso para mantener la memoria de los pueblos y crear consciencia entre las nuevas generaciones, como expresión de las comunidades locales y también resistencia al mercado internacional (García Canclini, 1999). La Ruta de los Conventos constituye un recurso para la comprensión de la historia de Morelos en su etapa colonial y de la evangelización de estas tierras, además de ser uno de los vínculos principales entre la cultura y la historia.

Además de su relevancia histórica y cultural, su ubicación en cada uno de los municipios, engalana la parte norte del estado de Morelos y algunos de los conventos se enmarcan por la belleza del volcán Popocatépetl en los límites del estado de Puebla, abarcando poco menos de 5 000 kilómetros cuadrados.

Espacios conventuales y educación

Luego de la acción militar perpetrada por Hernán Cortés a principios del siglo XVII, quien en esencia había sometido por la fuerza a los pueblos indígenas, era necesario para los españoles buscar una estrategia aún más convincente para establecer el poderío español. Por ello, y a solicitud expresa de Cortés a través de las cartas de relación, el Rey Carlos V autorizó mediante una bula papal la realización de avanzadas misioneras, con el fin de predicar el Evangelio y "convertir" a los integrantes de los pueblos indígenas al catolicismo (Martínez, 1989).

La orden de los franciscanos fue la primera en establecer una pequeña comunidad de cristianos en un país de no creyentes en el año de 1524 y se construyó en la ciudad de Cuernavaca el primer convento y el templo de Nuestra Señora de la Asunción. Este templo forma parte del conjunto donde se ubica la actual Catedral del estado de Morelos. Posteriormente arribó la orden de los dominicos quienes fueron ubicándose en el país desde el año 1526 y aumentando su cobertura en 1528 y finalmente la orden de los agustinos en 1533 (Martínez, 1989).


Educación en la Nueva España.
Finalmente, una orden religiosa llegó con la ordenanza de dedicarse a la educación de los jóvenes españoles y en menor medida a la evangelización de los indios. Se trataba de la Compañía de Jesús, mejor conocidos como jesuitas, quienes llegaron después de la primera mitad del siglo XVII en el año de 1572 (Martínez, 1989). Los misioneros, a diferencia de los soldados conquistadores de Hernán Cortés, no sólo tenían la intención de enseñar, sino también de asimilar las aportaciones culturales de los diversos grupos indígenas. La mayoría de ellos se habían formado en universidades de gran prestigio, tales como la de Salamanca y Alcalá, estimulados sin duda por la influencia renacentista y sabedores de idiomas extranjeros, antiguos y modernos, por ello se manifestaron abiertos al aprendizaje de lenguas indígenas, elaborando vocabularios y gramáticas de esas mismas lenguas (Martínez, 1989).

Además de la gran influencia educativa de los misioneros, ya para el año de 1560 se habían construido en la Nueva España alrededor de 100 conventos por todo territorio, que en gran medida aprovechaban los basamentos y materiales de los antiguos templos indígenas ubicados en las cercanías de los poblados donde se desarrollaron las principales actividades educativas y culturales. El primer monasterio que se fundó en Morelos fue obra de los franciscanos (en 1525 en Cuernavaca), al que siguió uno de los dominicos en Oaxtepec en 1528 y posteriormente en Ocuituco en 1534 hecho por agustinos.

Junto con una intensa labor evangelizadora y educativa, surgieron construcciones con elementos comunes tales como amplios atrios para dar cabida a la población, capillas abiertas, capillas pozas, iglesias de grandes dimensiones y estancias para albergar a los frailes (Arqueología Mexicana, 2008).

Una acción evangelizadora es sin duda un proceso que enfrenta desafíos y resistencias y, no obstante los esfuerzos de los misioneros, los grupos indígenas conservaron de una u otra forma sus creencias religiosas, atesorando secretamente concepciones, mitos y prácticas prehispánicas y amalgamándolas lentamente con la nueva religión. En muchos lugares se preservaron los viejos ídolos y ritos como una manifestación de protesta contra los conquistadores y sus descendientes.

Históricamente, el periodo de conquista y la edificación de conventos se dio simultáneamente. El año de 1521 es reconocido como fecha de culminación de la conquista de México al crearse, a favor del Rey España, la adjudicación de tierras y dando nombre a todas las tierras conquistadas, cada reino tenía su propio gobernador, alcaldías mayores y corregimientos, y cada tierra conquistada dependía en última instancia del rey de España. Los órganos locales de la nueva España eran: el Virrey, la Audiencia, la acordada y el ejército, y cada población tenía su propio ayuntamiento.


Catedral de Cuernavaca "La Asunción de María", ex convento franciscano, Cuernavaca, estado de Morelos, México.
Foto: Catedrales e Iglesias/Cathedrals and Churches.
La culminación de la conquista dio paso a la época colonial y las construcciones conventuales se establecieron como recintos donde se destacaban hombres de ciencia, historiadores, filósofos, teólogos y poetas, se escribieron muchas gramáticas y vocabularios de lenguas indígenas y se estudiaron literalmente más de 50 idiomas (Martínez, 1989). En los conventos la consigna principal, además de los temas religiosos, era enseñar a leer y a escribir. También se aplicó la educación misional y se dedicó principalmente a la creación de instituciones, para que posteriormente culminaran en centros de enseñanza superior.

Los conventos erigidos en la época de la conquista han sobrevivido al tiempo, al abandono, a saqueos y guerras, habiendo servido incluso de cuarteles durante la Guerra de Independencia, la Intervención Francesa y la Revolución Mexicana, viéndose trasgredida la misión de sus creadores cuyas intenciones de construir espacios de oración, evangelización y enseñanza se vieron empañados, al menos durante algunos periodos históricos.

A finales del siglo XX, las emblemáticas construcciones monacales cobraron nuevos aires al ser reconocidos en 1995 como Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO, organismo que subrayó la relevancia no sólo de las edificaciones, sino también de sus pinturas murales al fresco; el empleo de pigmentos negros, una gama de grises y la excepcional policromía, con base en colores hechos de elementos animales, minerales y vegetales; la majestuosidad de sus fachadas, así como la atmósfera mágica creada por la historia, leyendas y fantasmas, pero sobre todo por la importancia de la conquista espiritual de la Nueva España (Martínez, 1989).

Fue en las edificaciones conventuales donde sucedieron los procesos de aprendizaje más significativos al encontrarse los frailes, hombres de innegable preparación, y los pueblos indígenas llenos de saberes, tradiciones, conocimientos y una enorme riqueza lingüística. Los conventos novohispanos constituyen en sí mismos tanto una oportunidad para comprender como para reivindicar los abusos cometidos en nombre de la corona, reconociendo al pueblo mexicano en la actualidad como un pueblo que se constituye y nutre históricamente de dos mundos, y se reafirma y multiplica culturalmente frente a una sociedad multicultural, diversa y crecientemente transformada por la influencia de fenómenos económicos, políticos, sociales y culturales de dimensiones planetarias.

La Ruta de los Conventos

En suma, el conjunto de construcciones conventuales trazan una ruta rica en cultura e historia que está abierta a los viajeros dispuestos a festejar la presencia de los representantes del patrimonio de la humanidad en Morelos. En la declaratoria se integraron sólo once conventos Morelenses (véase video Recorrido Ruta de los Conventos, 2013), pero existen muchos más templos y monumentos que en un futuro podrían ser considerados. La Ruta de los Conventos está integrada por las siguientes edificaciones (Feria Internacional de Turismo, 2008):

I. Convento de San Juan Bautista en Tetela del Volcán. Fundado por los dominicos en 1563 y concluido por la orden de los agustinos en los años de 1580 y 1581. La pintura mural dentro del claustro del conveto es admirable, así como su gran atrio en desnivel hacia el oriente. Sus contrafuertes lo hacen una construcción de tipo fortaleza. La pintura mural del claustro bajo es uno de sus componentes más notables.


Ex Convento Dominico de San Juan Bautista (Tetela del Volcán). Estado de Morelos.
Foto: Catedrales e Iglesias/Cathedrals and Churches.

II. Convento de Santo Domingo de Hueyapan en el municipio de Tetela del Volcán. Pequeño santuario fundado por los dominicos en las faldas del Popocatépetl, en Hueyapan. A diferencia de otros más ostentosos, en su construcción se utilizaron el adobe y la teja, lo que denota su austeridad. Por su lejana ubicación es uno de los que más conservan sus características originales.


Ex Convento de Santo Domingo de Guzmán (Hueyapan). Estado de Morelos, México.
Foto: Catedrales e Iglesias/Cathedrals and Churches.

III. Convento de la Inmaculada Concepción en Zacualpan de Amilpas. Fundado por los agustinos. Del templo sobresale la capilla del Rosario, cubierta por una cúpula octogonal; su atrio es de grandes proporciones y el conjunto también está asentado sobre un basamento prehispánico, por lo que la barda atrial luce muy alta por fuera y por dentro es un pequeño rodapié.

IV. Convento de Santiago Apóstol en Ocuituco. Recinto fundado por los agustinos, con restos de su pintura original tanto en el claustro bajo como el alto, mientras en su patio una fuente del siglo XVI sobrevive al paso del tiempo.

V. Convento de San Juan Bautista en Yecapixtla. Fundado por la orden de los Agustinos, también evidencia una fuerte influencia gótica y morisca en las portadas principal y lateral.


Ex Convento Agustino de San Juan Bautista, Yecapixtla. Estado de Morelos, México.
Foto: Catedrales e Iglesias/Cathedrals and Churches.

VI. Convento de San Mateo en Atlatlauhcan. Uno de los más hermosos fundado por los agustinos, su monumental templo es de tipo medieval con influencia morisca y detalles góticos, que da la impresión de un hermoso castillo. En contraste, el convento es muy sencillo, lo que denota la pobreza en que vivían los monjes. En su pintura aún se distinguen las imágenes que representan el árbol genealógico de los agustinos.

VII. Convento de San Guillermo en Totolapan. Fundado por los dominicos, con un pequeño patio central rodeado de arcos de medio punto, donde aún se aprecian restos de pintura mural con motivos renacentistas y moriscos, así como imágenes de santos de la orden.

VIII. Convento de San Juan Bautista en Tlayacapan. Tlayacapan, poblado con 26 capillas y ermitas, el ex convento San Juan Bautista posee un gran atrio y una sencilla fachada con caracteres platerescos, el cual no tiene torre ni campanario. en su lugar, la fachada remata con cinco arcos y sus respectivas campanas, elemento único de los templos morelenses del siglo XVI. También destaca la capilla abierta, de gran valor histórico por su pintura mural, así como la Sala de Profundis, hoy un museo que exhibe nueve momias, piezas arqueológicas y de arte sacro.

IX. Convento de Santo Domingo en Oaxtepec. El primero fundado por los dominicos en Morelos edificado sobre un basamento prehispánico a un nivel de alrededor de cuatro metros y donde pueden apreciarse los bien cuidados frescos con su correspondiente explicación. Actualmente alberga un museo con piezas prehispánicas de las culturas olmeca y tolteca, además de un insectario con plantas medicinales y animales de la región.


Ex Convento de Santo Domingo de Guzmán (Oaxtepec). Estado de Morelos, México.
Foto: Catedrales e Iglesias/Cathedrals and Churches.

X. Convento de La Natividad en Tepoztlán. Construido por los dominicos en el siglo XVI. Es uno de los santuarios más hermosos, grandes y mejor conservados del estado. Aún ostenta gran parte de los frescos que cubrían paredes y techos en su fundación, y en el que se ubica el Museo de Historia, un espacio que en cinco salas muestra interesantes aspectos de la cultura e historia de los pueblos que han habitado Tepoztlán desde épocas remotas.


Ex Convento Dominico, siglo XVI, y parroquia de Nuestra Señora de la Natividad (Tepoztlán). Estado de Morelos, México.
Foto: Catedrales e Iglesias/Cathedrals and Churches.

XI. Convento de La Asunción en Cuernavaca. Espacio que realmente nos sorprendió por su monumentalidad, donde las antiguas capillas pozas ubicadas en el atrio han sido convertidas en bellas capillas y parroquias. Su gran capilla abierta es una de las más espaciosas y mejor conservadas. En el interior del templo se aprecian bellísimos murales que representan el martirio de San Felipe de Jesús en Japón, y el interior del convento se encuentra en muy buen estado de conservación, en claustros alto y bajo, actualmente ocupado por el obispado.


Catedral de Cuernavaca "La Asunción de María", ex convento franciscano, Cuernavaca, estado de Morelos, México.
Foto: Catedrales e Iglesias/Cathedrals and Churches.

Adicionalmente, pueden ser considerados por su belleza e importancia otros tantos como el templo y convento de La Asunción, en Yautepec, el templo y ex convento de San Pedro, el ex convento de San Agustín, entre otros.

A juzgar por la riqueza de edificaciones ubicadas a lo largo y ancho del estado, los conventos constituyen un invaluable recurso de conocimiento para recuperar elementos culturales y representaciones de las sociedades y, en este sentido, se convierten en estratégicos aliados de la educación al compartir elementos de culturas pasadas y presentes, permitiendo ahondar en temas vinculados con formas de vida, desafíos geográficos o climáticos, sistema de creencias, representaciones, es decir, aspectos de la cosmovisión de los pueblos circundantes.

Un proyecto de futuro que recupere el pasado

El reconocimiento de la UNESCO a los conventos del siglo XVI ubicados en los estados de Morelos y Puebla como Patrimonio Cultural de la Humanidad, ha servido como detonador del interés cultural y turístico. Adicionalmente, dicho interés fue en ascenso al haberse recibido una presea por los esfuerzos realizados en la conservación y promoción de la Ruta de los Conventos en la Feria Internacional al Turismo (FITUR, 2008) realizada en enero de 2012 en Madrid, España.

El haber iniciado con una dinámica de recuperación de espacios y reconceptualización de destinos, ha constituido un paso fundamental, pero aún se requiere de un abordaje integral para dignificar y potencializar el impacto de los honores recibidos. Desde hace más de 20 años, la designación de la ruta ha sido motivo intermitente de iniciativas aisladas, promovidas en gran medida por coyunturas políticas o económicas. No obstante, un proyecto de gestión patrimonial que integre a la comunidad y a diversas organizaciones promotoras del turismo, educación o cultura, aún dista de la realidad.

La necesidad de involucrar a los diversos actores de la sociedad vinculados con las localidades resulta una acción inaplazable. Transformar a los conventos de "lugares visitables" a centros de cultura por excelencia, dignificaría no sólo al inmueble, sino también a las comunidades y su entorno mediante el desarrollo de actividades económicas, turísticas y culturales paralelas, que den nueva vida a una región y a la vez generen recursos para la conservación y promoción turística.


Ex Convento de Santo Domingo de Guzmán (Oaxtepec). Estado de Morelos, México.
Foto: Catedrales e Iglesias/Cathedrals and Churches.

Integrar a los pobladores de las zonas aledañas, no sólo constituye una forma de compartir los beneficios, sino también contribuye al desarrollo de un sentido de pertenencia y por tanto de protección, mediante una adecuada explotación turística. Por ellos, es fundamental plantear iniciativas de educación para los diversos segmentos de la sociedad.

Por sus dimensiones y efecto inspirador, los espacios conventuales tienen un claro potencial para plantear iniciativas de turismo enfocadas hacia el aprendizaje de la historia, de la valoración cultural que permita a las familias, especialmente a los niños, imaginar y recrear la vida conventual, las leyendas o las anécdotas cotidianas, que amplían el conocimiento.

En el caso de los jóvenes adolecentes o de los adultos visitantes nacionales e internacionales e incluso de las familias, además del aprendizaje de los momentos históricos y sus implicaciones, es posible generar eventos culturales, artísticos, eventos gastronómicos o artesanales, procurar recorridos para promover el aprecio por las características arquitectónicas, movimientos comunitarios y más.

Además del evidente valor patrimonial tangible, es posible promover el patrimonio intangible de la comunidad que alberga a las magnas construcciones, haciendo posible promover las tradiciones y expresiones orales, incluido el idioma como vehículo del patrimonio cultural inmaterial; generar eventos que fomenten las artes del espectáculo como la música tradicional, la danza y el teatro, incluyendo las prácticas sociales, rituales y actos festivos.


La Ruta de los Conventos requiere de un trabajo cuidadoso con el fin de lograr la recuperación del pasado y conservación a futuro para que las generaciones venideras, a través de estos espacios, logren establecer un vínculo que recupere y reivindique los saberes, se valore la historia y cultura de un pueblo.
Otros segmentos que deberían ser incluidos en cualquier iniciativa de fortalecimiento patrimonial son los grupos con necesidades específicas y visitantes de la tercera edad, que merecen especial atención con el fin de procurar espacios accesibles, con apoyos visuales y auditivos, orientados hacia los conceptos de mayor interés.

El turismo con énfasis en actividades educativas va en ascenso y requiere de especialistas conscientes, creativos y proactivos en éste ámbito, sobre todo con consciencia hacia en la sustentabilidad y el cuidado patrimonial. Poco a poco, los turistas se transforman en viajeros en búsqueda de algo más que descansar, comparten y refuerzan su sentido de vida a través del conocimiento del mundo y la convivencia con individuos en latitudes del planeta cada vez más diversos. La aproximación hacia los nuevos saberes se puede dar de múltiples formas, pero para iniciar con algunas propuestas concretas, es posible mencionar los siguientes ejemplos: 1) la organización de congresos o eventos académicos; 2) promoción de viajes científicos; 3) organización de viajes de estudio, prácticas, servicio o labor comunitaria; 4) planteamiento de estudios o prácticas de lenguas.

Cualquiera de las variantes procuran el desarrollo humano y de la comunidad al salir de la rutina y conocer realidades distintas a la propia, enriquecer los puntos de vista, ampliar perspectivas y promover el crecimiento personal. Es bien sabido que la interacción con el entorno permite al viajero no sólo ver, sino comprender a través de la experiencia. El patrimonio cultural inmaterial (PCI), el patrimonio vivo, es el crisol de nuestra diversidad cultural y su conservación, una garantía de creatividad permanente (UNESCO, 2003).

La Ruta de los Conventos requiere de un trabajo cuidadoso con el fin de lograr la recuperación del pasado y conservación a futuro para que las generaciones venideras, a través de estos espacios, logren establecer un vínculo que recupere y reivindique los saberes, se valore la historia y cultura de un pueblo.

Conclusiones

La Convención para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial (2003) ha definido al patrimonio cultural inmaterial más concretamente como los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas que las comunidades, los grupos e individuos, al reconocer como parte integrante de su patrimonio cultural.

Es importante subrayar que la Convención incluye también en su definición de instrumentos del PCI los objetos, artefactos y espacios culturales relacionados con las manifestaciones del patrimonio, e incluye la posibilidad de una cooperación efectiva con otros instrumentos normativos internacionales. La definición de la Convención de 2003 señala igualmente que el patrimonio cultural inmaterial:
  • Se transmite de generación en generación;
  • Es recreado constantemente por las comunidades y grupos en función de su entorno, su interacción con la naturaleza y su historia;
  • Infunde a las comunidades y los grupos un sentimiento de identidad y de continuidad;
  • Promueve el respeto de la diversidad cultural y la creatividad humana;
  • Es compatible con los instrumentos internacionales de derechos humanos existentes;
  • Cumple los imperativos de respeto mutuo entre comunidades, grupos e individuos y de desarrollo sostenible.
  • Respecto a la relación y las diferencias entre patrimonio material e inmaterial, y entre la protección y salvaguardia de ambos.
  • Conocer para saber, saber para actuar y actuar para preservar y/o transformar con consciencia. La necesidad de recuperar el pasado y comprender los episodios de las páginas de la historia a través de la educación, contribuyen a la formación de profesionales que muy probablemente se enfrentarán a espacios laborales y de aprendizaje multiculturales e interculturales. La comprensión del patrimonio y de la riqueza cultural planetaria contribuye, de manera clara, al entendimiento de del mundo, su complejidad, su riqueza y la imperiosa necesidad de favorecer su conservación en un sentido de paz en las mejores condiciones posibles. fin

    Bibliografía

    Arqueología Mexicana, "México en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO”, Arqueología Mexicana, Edición Especial 39, junio de 2011.

    Condominas, Georges. “Investigación y salvaguardia del patrimonio inmaterial”, Museum Internacional, UNESCO, Nueva York, Intangible Heritage, 2004, pp. 221-222.

    Feria Internacional de Turismo (FITUR), "Conventos de Morelos", México, Gobierno del Estado de Morelos.

    García Canclini, Néstor, "Los usos sociales del Patrimonio Cultural", en Aguilar Criado, Encarnación Patrimonio Etnológico. Nuevas perspectivas de estudio Consejería de Cultura, Juntade Andalucía, 1999, pp. 16-33.

    Ledesma, L. Gallegos A. y Sandoval B, “Y hasta ahora todo ha sido hacer y deshacer edificios”, México, Instituto Nacional de Antropología e Historia, 2005.

    Martínez, José Luís, “Las Crónicas de la Conquista de México” [en línea], HMex, XXXVIII: 4, México, 1989, <http://codex.colmex.mx:8991/exlibris/aleph/a18_1/apache_media/L1LY7E4RMGTMEE6P6BGC7
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    > [Consulta: noviembre 2016].

    Morelos SECTUR (realizador), Ruta de los Conventos, 2013, <https://www.youtube.com/watch?v=IdrroE9gY8c> [Consulta: 2 de abril 2017].

    Pescador Pimentel, Sergio (realizador), Documental Ruta de los Conventos, inicio de la evangelización, siglo XVI [en línea], 2011, <https://www.youtube.com/watch?v=wSbFeYAWX5Q> [Consulta: marzo 2017].

    UNESCO, La Convención para la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural, 2003, <http://www.unesco.org/new/es/mexico/work-areas/culture/world-heritage/> [Consulta: mayo del 2015].

    UNESCO, Directrices operativas para la aplicación de la convención para la salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial, documentos, 2006, <http://www.unesco.org/culture/ich/> [Consulta: febrero de 2017].


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    2017 Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons
    Norma Angélica Juárez Salomo
    Universidad Autónoma del Estado de Morelos.


    Doctora en Educación Internacional y Nuevas Tecnologías. Desarrolladora de la Línea de Turismo Educativo del Cuerpo Académico UAEMOR 145, Gestión del Patrimonio Turístico y Cultural. Profesora Investigadora de Tiempo Completo de la Facultad de Arquitectura, donde imparte la materia de Turismo y docente en el Posgrado en Derecho en la Universidad Autónoma del Estado de Morelos. Supervisora académica y diseñadora pedagógica, miembro de la Red de Especialistas en Internacionalización y tutora del Colegio de las Américas (COLAM). Docente invitada en el Posgrado en Educación y colaboradora de Internacionalización para la Universidad La Salle. Miembro del Consejo Consultivo y Ex Presidenta de la Asociación Mexicana para la Educación Internacional y colaboradora de la Red de Cooperación Académica de la Red Centro Sur de la ANUIES.

    Actualizado hasta abril, 2017.


    JUÁREZ SALOMO, Norma Angélica, "Patrimonio material de la humanidad: ruta de los conventos… espacios para la cultura, la recreación y la vida", Revista Digital Universitaria, 1 de abril de 2017, Vol. 18, Núm. 4. Disponible en Internet: <http://www.revista.unam.mx/vol.18/num4/art31/index.html> ISSN: 1607-6079.

    Patrimonio material de la humanidad: ruta de los conventos… espacios para la cultura, la recreación y la vida

    Norma Angélica Juárez Salomo

    En un esfuerzo por comprender cómo los espacios conventuales influyeron en la acción educativa y evangelizadora de la época colonial en México y de forma especial en el estado de Morelos, en el presente artículo se subraya la relevancia de insistir en la valoración y reconocimiento histórico de las mencionadas edificaciones en la época contemporánea. En éste trabajo se evocan momentos que invitan a recorrer mentalmente los espacios e imaginar la forma en que los indígenas y religiosos convivieron en atrios, capillas, patios, jardines y huertos, fungiendo como escenarios para la introducción de nuevos conocimientos relacionados con la religión, la botánica, la cocina o el arte, por ejemplo, y de igual forma se reflexiona sobre la importancia de hacer de los conventos espacios para la cultura, la recreación y la vida.

    Palabras clave: turismo, educación, patrimonio, arquitectura.