Cuando en un estanque lleno de agua se deja caer una piedra, se produce una perturbación en la superficie del líquido, generando ondas en formas de círculos. Al observar la propagación de estas ondas, se tiene la impresión de que el agua se mueve hacia la orilla. Esto no es así: en su avance las ondas no arrastran consigo el agua. Para comprobar lo anterior, basta con colocar una hoja u otro objeto flotante sobre el líquido. Podremos observar como sube y baja, pero sin moverse en la dirección de propagación. A este tipo de ondas se les llama ondas transversales.



Este mismo comportamiento ondulatorio lo presenta el fenómeno de la luz, pero con la gran diferencia de que ésta no necesita un medio material para propagarse, como las ondas en el agua. Así como la luz puede viajar en el espacio vacio, como el existente entre el Sol y la Tierra, también lo puede hacer a través de sustancias sólidas, líquidas y gaseosas.

Todo fenómeno ondulatorio presenta dos características fundamentales: la longitud de onda y la frecuencia. La longitud de onda es ladistancia entre dos crestas consecutivas o partes altas de la onda. En el agua esta distancia puede ser de varios centímetros, mientras que en la luz es menor a una milésima de milímetro. La frecuencia es el número de crestas que se forman en un intervalo de tiempo determinado. Cuando este tiempo lo fijamos en un segundo, la unidad de medida es el Hertz (Hz). Christian Huygens
La teoría ondulatoria de la luz se atribuye al físico holandés Christian Huygens (1629-1695). En la primera exposición que hizo Huygens de esta teoría, dijo que la luz se propaga por medio de ondas mecánicas que son producidas por un foco luminoso. Aseguró que para dispersarse, la luz requiere de éter, un elemento material de mucha elasticidad, imperceptible y que llena todo, incluido el vacío.
Así, la teoría ondulatoria explica los fenómenos luminosos por medio del principio de Huygens.