DEL
PARADIGMA CONSTRUCTIVISTA
El
constructivismo no intenta controlar y predecir
y transformar el mundo “real”
pero si reconstruir el “mundo”
solamente en la medida en que éste
existe en la mente de los constructores.
En este sentido, es la mente la que es transformada,
no el mundo real. A continuación
se resumen las respuestas básicas
de este paradigma.
Con
relación a la pregunta ontológica,
el constructivista responde diciendo que
las realidades existen en la forma de construcciones
mentales múltiples, basadas socialmente
y en la experiencia, específicas
y locales, dependientes en su forma y contenido
de las personas que las sostienen. El relativismo
es la llave para abrir una continua búsqueda
para construcciones más informadas
y sofisticadas.
Respecto
la pregunta epistemológica, los constructivistas
toman una posición subjetivista donde
el investigador y el investigado son fusionados
dentro de una sola entidad. Los hallazgos
son creaciones del proceso de interacción
entre los dos. Si las realidades existen
solamente en la mente de los respondientes,
las interacciones subjetivas parecen ser
la única forma de acceso a estas.
A
la pregunta metodológica, el constructivismo
considera que las construcciones individuales
son derivadas y refinadas hermenéuticamente,
y comparadas y contrastadas dialécticamente,
con la meta de generar una (o pocas) construcciones
sobre las cuales hay un consenso substancial.
El aspecto hermenéutico consiste
en describir las construcciones individuales
en formas tan precisas como estas sean posibles,
mientras que el aspecto dialéctico
consiste en comparar y contrastar las construcciones
individuales existentes (incluyendo las
del investigador) de manera que cada respondiente
deberá confrontar las construcciones
de otros y llegar a acuerdos con ellos.
Hasta
aquí se han descrito las construcciones
que Guba (1990) señala acerca de
la naturaleza de estos cuatro paradigmas.
En ellos podemos distinguir el paradigma
positivista y los llamados alternativos.
Estos últimos son caracterizados
como aquellas perspectivas de la mente y
del conocimiento que rechazan la idea de
que solamente hay una corte epistemológica
suprema a la cual se puede apelar para resolver
todos aquellos asuntos concernientes a la
verdad (Guba,1990).