Kant y su contribución astronómica

Durante milenios la Cosmología fue una actividad meramente especulativa, que con gran frecuencia estuvo supeditada a las ideas teológicas1. Esa situación comenzó a cambiar con trabajos como los de Copérnico, Tycho Brahe, Kepler y Galileo, siendo este último quien tiene el mérito de haber sido el que introdujo el aspecto observacional en este campo, pues gracias al uso que hizo del telescopio para estudiar los cuerpos de la bóveda celeste, en 1609 pudo realizar una serie de descubrimientos notables, que además de apoyar la concepción heliocéntrica copernicana, mostró que la llamada Vía Láctea estaba en realidad formada por un sinnúmero de estrellas, obligando con su hallazgo a un replanteamiento de la idea clásica sobre la esfera de las estrellas fijas2, parte fundamental de las concepciones cosmológicas del mundo antiguo.

Actualmente esta disciplina se entiende como el esfuerzo científico encaminado a construir modelos comprensivos que incorporen las principales características sobre la composición material, estructura geométrica y evolución temporal de todo el universo físico observable, buscando así responder preguntas básicas que han acompañado a la humanidad desde tiempo inmemorial, tales como ¿cuál es nuestro lugar en el Universo? ¿Éste es finito o infinito? ¿Es eterno?

¿La materia que lo forma es la misma en cualquier parte? Para tratar de responder científicamente esas y otras interrogantes similares, los cosmólogos contemporáneos se valen cada vez más de los ricos y precisos resultados obtenidos por la astronomía observacional y de los conceptos y leyes encontrados por la física teórica, lo que en las últimas décadas los ha alejado definitivamente del terreno meramente especulativo y los ha llevado a obtener avances notables en nuestro entendimiento de la naturaleza del Universo.

Emmanuel Kant, como pensador que analizó profundamente los problemas filosóficos de mayor importancia de su época, no podía pasar por alto aquellos relativos al origen y estructura del cosmos, por lo que además de tocar el tema en diferentes trabajos y referirse a él en sus cursos, dedicó un extenso escrito redactado en alemán para discutir diferentes aspectos cosmológicos. Este documento fue dado a conocer en 1755 bajo el título de Allgemeine Naturgeschichte und Theorie des Himmels3 (Historia Universal de la Naturaleza y Teoría acerca del Cielo). En él desarrolló un modelo no estático del Universo según el cual los cuerpos celestes se formaron bajo la acción gravitatoria, evolucionando y destruyéndose siguiendo procesos cíclicos. Aunque su teoría siguió las ideas mecanicistas newtonianas y en particular sus conceptos sobre la Fuerza de Gravitación Universal, no puede considerarse completa, pues es altamente cualitativa, sin embargo tiene el valor de ser el primer intento científico moderno para explicar el origen y evolución del Universo, sin considerar la presencia de entes sobrenaturales.