10 de agosto de 2004 Vol. 5, No. 7 ISSN: 1607 - 6079
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Popol Vuh

Los mitoscosmogónicos, según lo han señalado autores como López Austin, contienen tres tiempos:

  1. El tiempo intrascendente del mito, cuando dios o los dioses dormían, vagaban por el espacio en un lugar mítico preexistente o estaban inconscientes de su divinidad. Este periodo se reseña en el Popol Vuh¸ como un estado de suspensión, donde “…todo estaba en calma, en silencio, vacía la extensión del cielo. No había hombres, ni animales, pájaros, peces, árboles o piedras. Sólo estaban el mar en calma y el cielo en toda su extensión, pero aún no surgía la faz de la tierra.”

  2. El segundo tiempo del mito es el tiempo fuerte o tiempo dramático de la creación, cuando el cosmos es creado u ordenado. En el Popol Vuh se inicia con la decisión de los dioses de formar un mundo para que hubiera un hombre que los sustentara: “Dicen Tepeu y Gucumatz: Hágase así, Que se llene el vacío. Que esta agua se retire y se desocupe el espacio, que surja la tierra y que se afirme”.

  3. El tercer tiempo del mundo de los hombres es el tiempo concreto del mundo y se inicia cuando empiezan a correr el día y la noche, es decir con el movimiento del Sol, es propiamente el tiempo cronológico. El tiempo concreto del mundo de los hombres es cíclico a diferencia de nuestro concepto del tiempo lineal. El texto señala que cuando surge el Sol en el horizonte: “Alegráronse los animales chicos y grandes y se levantaron en las vegas de los ríos, en las barrancas y en la cima de las montañas; todos dirigieron la vista allá donde sale el Sol”.