10 de octubre de 2004 Vol. 5, No. 9 ISSN: 1607 - 6079    
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La imagen indicial

De Mul cita a André Bazin, el más reconocido teórico y crítico de cine de la segunda mitad del siglo XX, cuando afirma que “la fotografía disfruta de una gran ventaja en virtud de esta transferencia de realidad de la cosa a su reproducción.” En otras palabras, la realidad de la cosa contagia de realidad a su imagen. Esta transferencia de realidad se puede explicar no sólo por iconicidad --como la maravilla del espectador ante el realismo icónico de una imagen como en la Virgen antes mencionada, es decir, que parece tan real que ha de ser real-- sino además por otro proceso que se define en semiótica como “signo indicial”.

Para Peirce. “[El índice es] un signo, o representación, que refiere a su objeto no tanto por alguna similaridad o analogía de éste, ni porque esté asociado con caracteres generales que ese objeto poseería, sino porque está en una conexión dinámica (incluyendo espacial) tanto con el objeto individual, por un lado, como con los sentidos o memoria de la persona para quien sirve de signo, por la otra...” (Peirce 1955, 107) El signo indicial tiene una relación de contigüidad existencial, material, con su objeto. Los ejemplos que propone para ilustrar este concepto son el hueco dejado por una bala como indicial de ésta, la posición de una veleta de la dirección del viento, o la extensión del mercurio en un termómetro de la temperatura.

Éste es el caso para el creyente de la imagen de la Virgen de Guadalupe en la tilma de Juan Diego, pues no sólo es icónica de la figura de la Virgen, sino indicial de su existencia por su aparición milagrosa. A diferencia de la Virgen de Andrea del Sarto, donde el pintor explícitamente se presenta como autor de la imagen (y su relación con el referente es icónica), la imagen de la Guadalupe en la tilma prueba por indicialidad la existencia de la Virgen. Un índice es una huella, una marca o rastro por esta correspondencia física con su referente. La fotografía analógica, particularmente la documental, es por definición una huella, un testimonio y traza, como la figura de la planta del pie en el lodo es huella del animal que ahí pisó o la imagen de la pisada del hombre en la luna (e.g. la huella de Buzz Aldrin del Apolo 11 en la superficie lunar).3

Las imágenes tienen diversos grados de iconicidad e indicialidad, que a su vez varían dependiendo de los referentes. Un cuadro abstracto tiene un grado nulo de iconicidad respecto a un objeto físico, pero un fuerte grado de iconicidad respecto al estilo abstracto en la pintura. Una acuarela de Kandinsky es indicial del trabajo personal, corporal, del pintor, mientras que en las obras de Vasarely producidas mecánicamente, no queda indicialidad física excepto por la firma del autor en cada ejemplar.4 Las figuras de los bisontes superpuestas en los muros de la cueva para los rituales de caza nos permiten inferir que, desde entonces, hace miles de años, había un juego entre imagen y realidad donde se pretendía manipular la realidad por medio de su imagen.

Este juego se jugaba ya sea por semejanzas o signos icónicos, o por huellas o signos indiciales: cuanto mayor la semejanza del signo icónico del animal pintado con el real, mejor augurio habría en la caza.5 Y a la vez, si el animal se pintaba en un lugar de la cueva donde el ritual y la caza ya habían sido exitosos, entonces por proximidad o relación indicial podría augurar un buen resultado. Así mientras la indicialidad de la ubicación de la imagen actúa por metonimia (contigüidad) su semejanza lo hace por analogía o metáfora visual.

Ese coqueteo entre la imagen y la realidad adquiere matices especiales cuando surge la fotografía analógica por la virtud de ser simultáneamente icono e índice. La realidad de la foto termina por contagiar de realidad a su referente, como en el caso de iconismo de la Virgen: para el espectador ingenuo, si algo es tan verosímil debiera ser verdadero. Es el tren viniéndoseles encima a los primeros espectadores de los hermanos Lumiere. Además, la realidad recurre a la fotografía casi para probar su existencia: la foto funciona como prueba y testimonio por indicialidad de la realidad de su objeto. A eso se refiere Bazin con “transferencia de realidad de la cosa a su reproducción.” De esta manera surgió la ingenua creencia de que algo es real por el simple hecho de haber sido fotografiado. Para el espectador común, la foto documental opera por este mecanismo donde la credibilidad del reportaje se refuerza por la imagen fotográfica. Recordemos el video testimonio de Rodney King, el negro salvajemente golpeado por la policía de Los Ángeles en 1993, que provocó revueltas en esa ciudad por varios días.

Hoy se producen imágenes digitales por computadora que operan bajo ambos mecanismos de producción de signos: ilustran teorías por iconicidad a la vez que obedecen a fórmulas matemáticas o de sistemas complejos por indicialidad para mostrar visualmente realidades de otro modo imperceptibles. Me refiero a los fractales de Mandelbrot6 y las series de Julia, el modelo del universo temprano donde la gravedad organiza la materia en filamentos finos, y los modelos Starlogo de Mitchel Resnick de la formación del moho de fango, expansión de incendios o comportamiento emergente de las hormigas o termitas.7

En la simulación de Starlogo, no se trata de videos que filman directamente el moho o los incendios, es decir, no establecen una relación icónica con sus objetos, sino que ilustran en un diagrama animado un aspecto del comportamiento de estos fenómenos. Tiene un grado de iconicidad al mostrar por analogía la lógica del enjambre y la dinámica de sistemas complejos, y un grado de indicialidad en primera instancia del programa informático y en segunda de las fórmulas matemáticas que se traducen a imagen (como la graficación de las ecuaciones de segundo grado en parábolas). Sim City no es una representación de alguna ciudad en particular, pero el programa muestra icónicamente una ciudad virtual reconocible por analogía visual con ciudades reales, e indicialmente por la interrelación de diversos factores en los sistemas urbanos (población, economía, industria) y por el diseño del programa informático.