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Introducción
Si
la consideramos desde una perspectiva histórica,
la gran revolución tecnológica
producida a partir de la segunda mitad del
siglo XX se nos aparece como una etapa de
aceleramiento sin precedente histórico,
fundamentalmente en cuanto se refiere a la
velocidad y espectacularidad con la que se
producen las innovaciones tecnológicas.
Muchas veces ni siquiera tomamos real conciencia
del impacto de la denominada obsolescencia
tecnológica y de algunas de sus consecuencias
en el campo, por ejemplo, de la conservación
de parte de nuestro acervo cultural.
Estar actualizado en esta vorágine
científico tecnológica que nos
ha tocado vivir, constituye un dificilísimo
reto. Una de las exigencias para lograr este
objetivo es el ser usuario real de las nuevas
tecnologías de la información
y la comunicación. Ello nos lleva directamente
a un tema que muchas veces se deja de lado
en los análisis sobre tecnología
y desarrollo: la denominada brecha digital.
Si la brecha analógica era de por sí
ya grande entre los países desarrollados
y los países atrasados, en nuestros
días la brecha digital es espantosamente
gigantesca y con una tendencia creciente realmente
incontenible. Debemos precisar, que los inforicos
y los infopobres en una sociedad
caracterizada como sociedad de la información
(no del conocimiento) no solo se refiere a
una división bipartidista del mundo,
sino, cosa que agrava el panorama futuro,
entre los inforicos e infopobres
de cada una de las sociedades existentes.
Algunos estudiosos consideran que esta brecha
es tan solo un mito, pero esa posición
se explica porque son intelectuales que pertenecen
a los países más desarrollados
del mundo y que no pueden comprender, diríamos
mejor, no quieren ver la inicua realidad del
mundo actual, que no por digital deja de ser
extremadamente injusta e injustificable, por
donde se le analice. Si Bill Clinton pudo
prometer a su pueblo que en el lapso de su
gobierno todas las escuelas poseerían
computadoras y estarían conectadas
a la red de redes, es porque podía
disponer de la astronómica suma de
200 billones de dólares, inalcanzable
para los países pobres o atrasados.
Éstos, que son la mayoría, no
pueden ni soñar con esa posibilidad.
Sin embargo, de todo lo anteriormente señalado
no se colige que los países atrasados
del mundo no podamos hacer nada, que no debemos
hacer nada, que simple y llanamente tenemos
que limitarnos a vivir y convivir en un mundo
de inequidad creciente en todos los campos.
Una actitud conformista o nihilista sería
realmente suicida, porque sólo conseguiríamos
extremar las injusticias de todos los tipos,
aumentándose la deuda económica,
social y cultural con los desposeídos
del mundo.
El objetivo del presente trabajo es lograr
una aproximación a la problemática
de la educación peruana en su intento
de modernización acorde con el desarrollo
de las nuevas tecnologías de la información
y la comunicación. Conocer y comprender
las limitaciones del desarrollo socioeconómico
peruano. Valorar los esfuerzos que está
haciendo tanto el Estado como las instituciones
privadas para el logro de ese objetivo. Motivar
a estudiosos de la sociedad peruana a emprender
un análisis, en profundidad, de la
realidad educativa peruana.
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