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Desde
el apego hasta el vínculo
Las
conductas de apego forman parte de un sistema
interaccional complejo (Doménech, 1993)
y promueven el establecimiento de una relación
de apego, que es la interacción entre
el bebé y el cuidador primario, y que
a su vez promueve el establecimiento de un
tipo particular de vínculo entre ellos
(Carlson, en Cichetti, 1995). La relación
de apego actúa como un sistema de regulación
emocional, cuyo objetivo principal es la experiencia
de seguridad. Así, se desarrolla un
sistema regulador diádico en el que
las señales de cambio de los estados
de los bebés son entendidas y respondidas
por el cuidador, permitiendo alcanzar la regulación
de esos estados (Fonagy, 1999).
La
conducta de apego puede manifestarse en relación
con diversos individuos, mientras que el vínculo
se limita a unos pocos. El vínculo1
puede ser definido como un
lazo afectivo que una persona o animal forma
entre sí mismo y otro, lazo que los
junta en el espacio y que perdura en el tiempo
(Bowlby, 1988).
El
sello conductual del vínculo es la
búsqueda para conseguir y mantener
un cierto grado de proximidad hacia el objeto
de apego, que va desde el contacto físico
cercano bajo ciertas circunstancias, hasta
la interacción o la comunicación
a través de la distancia, bajo otras
circunstancias (Bowlby, 1988). Cuando esto
ocurre se dice que un niño está
vinculado a su cuidador, en general la madre,
ya que sus conductas de búsqueda de
proximidad se organizan jerárquicamente
y se dirigen activa y específicamente
hacia ella (Ainsworth, 1979). Figura_3
El
vínculo permanece a través de
períodos en los que ninguno de los
componentes de la conducta de apego ha sido
activado. Así, cuando un niño
juega o se encuentra ante una separación
de su figura de apego, el vínculo se
mantiene pese a que las conductas de apego
no se manifiesten.
El
individuo está predispuesto intermitentemente
a buscar proximidad hacia el objeto de apego.
Esta predisposición es el vínculo.
Aunque la conducta de apego puede disminuir
o hasta desaparecer en el curso de una ausencia
prolongada del objeto de apego, el vínculo
no ha disminuido necesariamente (Ainsworth,
1970). El vínculo tiene aspectos de
sentimientos, recuerdos, expectativas, deseos
e intenciones, todo lo que sirve como una
clase de filtro para la recepción e
interpretación de la experiencia interpersonal
(Ainsworth, 1967, en Main, 1999). El vínculo
es un proceso psicológico fundamental
que afecta el desarrollo humano a lo largo
de la vida (Fonagy, 1993).
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