Revista Digital Universitaria
10 de febrero de 2006 Vol.6, No. 2 ISSN: 1607 - 6079
 
 

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ECOS DE UNA VIDA
Mayra Lizbeth Cruz González
Pasante de Ciencias de la Comunicación
lizth_22@hotmail.com


Escritor de sí mismo, Henry Miller dejó plasmada su personalidad en dos ensayos, Al cumplir ochenta y Ecos de mi vida, que la Dirección General de Publicaciones y Fomento Editorial de la UNAM ha publicado como parte de la colección Pequeños Grandes Ensayos, además de incluir una carta escrita por Lawrence Durrell, a Alfred Perlés, en la que plasma la naturaleza de Miller así como de su obra.

Estos tres textos dan una visión más completa de quien fue Miller y su obra literaria. En Al cumplir ochenta, este escritor nacido en Nueva York, EU, en 1891, se autodescribe a esa edad, en la cual la mayoría de los hombres son un manojo de enfermedades, edad en la cual él no había perdido su vitalidad, la curiosidad ni la capacidad de asombro.

Henry Miller era consciente de sus limitaciones, sabía que sólo podía modificar, hasta cierto punto, su propia situación, pero nunca la de los demás. Para él, lo único que nos pertenece a cada uno es el presente, el cual es producto del pasado y condición para el futuro.

Siempre buscó mantenerse libre, aunque casi la mitad de su vida estuvo atado a las convenciones sociales. La libertad la encontró a la mitad de su vida cuando inicio su camino como escritor, tratando de encontrarse a sí mismo.

En el segundo ensayo, Ecos de mi vida, texto que escribió cuando iba a cumplir setenta años, Miller nos cuenta su camino hacia la escritura, los momentos que fueron marcando su personalidad, su llegada a Francia, donde arreglo cuentas con él mismo.

La obra de Henry Miller, considerado como un escritor erótico, rebelde, humorístico y aventurero, estuvo mucho tiempo censurada en su país por la carga de obscenidad que contienen. Hasta 1961 se publican en los Estados Unidos, dos de sus novelas, Trópico de Cáncer (París,1934) y Tópico de Capricornio (París,1939).

Cuando todavía tenían veto las novelas de Miller en su país, Lawrence Durrell le escribió una carta a Alfred Perlés, en la que muestra su inquietud por esa situación y por hacer que Henry y su obra fueran más conocidos por el lector anglosajón.

Esta carta junto con los dos textos, que son producto de su reflexión acerca de sus experiencia acumulada a lo largo de ochenta años, nos muestran al escritor cuya obra está situada dentro de la tradición del individualismo norteamericano, aunque la mayoría hayan sido escritas en Europa.