Planificación estratégica y canónica del discurso: inventio, dispositio, elocutio, memoria, pronuntiatio

Aristóteles, quien exalta la necesidad del consenso por medio de una racionalidad discursiva, fija como el objeto de estudio de la retórica los medios para lograr la persuasión del oyente y declara que su método es la argumentación en el marco de la comunicación: “considerar los medios de persuasión acerca de cualquier cosa dada, por lo cual decimos que ella no tiene su artificio en ningún género específico determinado”. (Retórica, I, 1)

Pero la retórica es una disciplina normativa y creativa. Incita a la acción discursiva por medio de cánones que son el punto de partida para la generación de nuevos conocimientos. Los cánones retóricos tradicionales regulan el proceso de producción de un discurso, en cuyo centro se ubica la argumentación.

Una vez que la persona resuelve elaborar un determinado tipo de discurso sobre un tema, debe comprometerse con un proceso secuencial, planificado, estratégico, que se concibe en varias fases: (1) inventio, en griego heurisis: encuentro de las ideas que lo soportan; (2) dispositio: organización de las ideas; (3) elocutio: verbalización; (4) memoria: evocación; (5) pronuntiatio: pronunciación del discurso. (Quintiliano, Institutio Oratoria, 3,3; Cicerón, De oratote, I, 31). Aristóteles no se ocupa de enumerar estas partes, porque era un conocimiento ya inserto y supuesto dentro de la propia tradición retórica, sin embargo, el Libro I y II de la Retórica desarrollan contenidos de la inventio, por ser ésta la fase a la cual Aristóteles atribuye mayor importancia por contener lo relativo a los argumentos. El Libro III habla sobre la lexis (elocutio) y la dispositio e insiste en aspectos relacionados con el proceso de argumentación. Estos cánones se usan estratégicamente.

La intellectio es el momento de adscripción del escritor a una materia o tema general y a un género de discurso. A partir del la intellectio se activa el proceso productivo generativo. La inventio comprende el desarrollo conceptual del tema. Entraña el encuentro de argumentos para asertar una tesis: la persuasión va unida a un trabajo intelectual e implica un conocimiento de métodos, recursos y estrategias de argumentación que se encuentran en los topoi (lugares comunes, tópicos). Éstos actúan como dispositivos que le permiten a un escritor hallar los antecedentes del tema y los argumentos que mejor cuadren a su tesis. (Véase, Rodríguez, 2004) Encontrados los argumentos en los topoi, es preciso distribuirlos en un todo coherente en la fase denominada dispositio en latín, taxis en griego. Ordenadas las partes prosigue la elocutio (lexis), momento de poner el discurso en sus palabras definitivas. La elocutio es un trabajo estratégico con las figuras del lenguaje, a nivel de la palabra, frase, oración, párrafo y el texto como un todo. La elocutio conlleva un conocimiento de los recursos textuales con el fin de que un texto transmita con propiedad su contenido. La elocutio es una práctica común a la retórica y a la poética, pues ambas disciplinas trabajan con la palabra. A la elocutio, siguen otras dos partes del proceso: memoria y pronuntiato. Los discursos clásicos tienen como fin su declamación ante un auditorio, por ello hay reglas para su evocación y representación que incluyen asuntos como la voz, el ritmo, la armonía. (Ver cuadro 1)

Cada una de estas fases determina la realización de un procedimiento consciente mediante el cual se analizan no sólo los elementos involucrados en la temática, sino los recursos y estrategias que la tradición retórica ha atesorado. Es un formulismo (topoi) que incluye un conocimiento de técnicas y métodos acomodados a un arte . Existe una ordenación de la materia verbal cuyo uso y pertinencia para la creación de nuevos objetos textuales deben ser evaluadas. Al considerar a la retórica como un arte, da por sentado Aristóteles que ésta se fundamenta en un sistema de reglas, de cánones o principios susceptibles de ser transmitidos por medio de una doctrina. Una techné se enseña a través de una metodología. (Retórica, I, 1) Su temática se centra, en este contexto, en el campo de la argumentación, sin obviar las otras partes de este gran instrumento tecnológico para la generación de discursos: “Así pues, tal como hemos dicho, el arte2 es una disposición capaz de creación, acompañada de razón verdadera”. (Ética Nicomaquea, VI, 4)