Un silencio ético

Ahora, la existencia moral puede ser profunda fuente de malestar, de infelicidad, de tristeza. O no, al contrario, de frivolidad, de estupidez, de lo que tú quieras, depende de los tiempos, de los modos. Yo creo que en nuestro tiempo estamos viviendo una moralidad absolutamente banal, y que gran parte de las juventudes de nuestro tiempo viven una moral cada vez más cercana a la indiferencia, o sea, a la amoralidad, al todo vale. Si todo vale, nada vale. Si todo es verdad, nada es verdad. Si todo es bueno, nada es bueno. Es decir, si no hay contrastación, vives en un estado moral de la sociedad contemporánea, verdaderamente desmoralizado, que no tengas, en realidad, ninguna preferencia, que todo te valga igual. El fenómeno realmente importante filosóficamente es el del sí y el no, el hecho de que puedes ver que hay una preferencia. A lo mejor estás totalmente equivocado, eso no importa, eso es totalmente relativo, pero lo que no es relativo, es que tú destines tu vida, definas tu vida en aras de aquello en lo que crees, que son tus convicciones, tus valores, y que por ahí dirijas el todo de tu existencia. Yo creo que toda esta moda de la ética, cuidado, es un síntoma. Y si te vas a la filosofía, la ética ha sufrido, la ética filosófica, la filosofía moral ha sufrido uno de los silencios más tristes de su historia. Desde Nietszche, Freud y Marx, desde entonces ha habido una verdadera crisis del pensamiento ético. ¿Dónde está la gran ética? Como decía Victoria Camp: la ética sigue anclada en las aguas de Kant. Pero Kant murió hace doscientos años. ¿Dónde está el pensamiento ético, la filosofía moral de nuestro tiempo? Han surgido por ahí algunos conatos, la filosofía analítica, por la vía del análisis lógico del lenguaje, pero ésta llevó a verdaderas esterilidades. Su pensamiento no dice nada y es la única que se hace por decenios. Pregúntale a Heidegger, o a los otros pensadores, el problema de la ética dejó de ser un problema cardinal de la filosofía. Entonces hay un silencio ético que contrasta con, por ejemplo, la bioética. Ahora todos los médicos, todos lo abogados y todos los juristas, se dedican a hacer ética, y pregúntenle al filósofo dónde está.

La Declaración Universal de los Derechos del Hombre, se hizo sin filósofos. Y todas las declaraciones actuales del genoma humano, la nueva declaración que ya viene de las reglas de bioética, todo lo que hace la UNESCO que es, digamos, nuestro paradigma actual, institucional de la preocupación valorativa hacia todo lo que es la vida humana, está caminando sin filósofos. Además, la filosofía dominante en cuestiones de bioética, pues es el utilitarismo. Pero detente un poco también con el utilitarismo, con todas las maravillas que tiene. ¿Dónde está, por ejemplo, el gran problema del hombre, de la naturaleza humana? El problema ontológico del hombre no se ha tocado prácticamente desde El ser y la nada de Sastre, y sin embargo todo el mundo anda sabiendo qué es la naturaleza humana. De saber qué es, pues de eso depende si utilizamos las células madre o no, si hemos de creer que el embrioncito de dos días, fecundado además por clonación, no por sexualidad, que eso es un ser humano, entonces: no lo toques, y viene todo el tabú en relación al tema. Y ¿Dónde está el problema filosófico de la esencia humana? Se lo preguntan los genetistas, los biólogos, los juristas, ¿y los filósofos? ¿dónde están? Yo por eso me estoy dedicando a la bioética en los últimos años, porque siento que han ocurrido y van a seguir ocurriendo una cantidad de cosas, revelaciones extraordinarias acerca del universo de la vida. Yo no entiendo la ética sin un saber actual acerca de la vida. Tienes que aprender lo que de la vida dice la biología nueva. Entonces, cómo hacer ética sin un saber acerca de la vida. Así es como yo entiendo la bio-ética, y ahí es donde yo creo que, en primer lugar, no es posible que los pensamientos éticos vengan de la biología. Ellos tienen una moral, una moral médica y todo lo que tú quieras, a veces muy respetable, pero por qué los nuevos problemas en torno a esto se están resolviendo por los neurobiólogos, la genética, la ética médica misma.

Está faltando una ética teórica, abstracta y abstraída de la realidad que estamos viviendo, porque tampoco se puede volver a la ética simplemente una praxis. Necesitamos seguir reflexionando y haciendo teoría. No se trata de ahora ya se vuelva pura praxis la ética. Tenemos que seguir haciendo filosofía y buscando la verdad, hasta donde ella sea escamoteada, pero este apuntar hacia lo verdadero, hacia dar razón, esto me sigue pareciendo un rasgo fundamental, y apasionante, del ser humano.