Come to scorn at my fall, perchance? Draw, you knaves, you dogs! J. K. Rowling, Harry Potter and the Prisoner of Azkaban. Non
fuyáis, gente cobarde;
Antes que nada, debe tomarse en cuenta que en la mencionada saga hay una vastísima manifestación de intertextualidad de obras de la época medieval y renacentista: de los bestiarios a Orlando Furioso, pasando por The Winter’s Tale de Shakespeare.2 La tradición hispánica también es recobrada por la autora tomando como modelo la más conocida de sus obras: El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha. Las preguntas obligadas ante este hecho son ¿Cómo ha sido adaptado cuatro siglos después el famoso caballero?, ¿cuáles son los fines que persigue J. K. Rowling al introducir a un personaje, sir Cadogan, modelado a partir de don Quijote? Para
comenzar a responder estas interrogantes, resulta imperioso analizar Harry
Potter desde su contexto como obra inserta en la posmodernidad literaria
y explicar, a partir de ello, el alto número de intertextos que
maneja. Al respecto de esta situación en la literatura hodierna,
Ulrich Broich argumenta lo siguiente:
|