Revista Digital Universitaria
10 de mayo de 2005 Vol.6, No.5 ISSN: 1607 - 6079
Publicación mensual
 
 
 

 

 
  Viaje alrededor de El Quijote

Alina N. Barrera Pérez
Egresada de la licenciatura de Ciencias de la Comunicación,
Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNAM.
anyhya@hotmail.com

Fernando del Paso advierte al lector desde el principio de su obra, Viaje alrededor de El Quijote, a diferencia de otros cervantistas que ésta no es para develar los hilos negros que dan la lógica a los sin sentidos inmersos en la obra del Quijote. Sin embargo, expone las opiniones que a través de los siglos se han hecho alrededor de esta figura y de su autor, Cervantes, ya que el prisma variado de las miradas puestas sobre las líneas de esta maravillosa obra, la han convertido en un gran astro alrededor del cuál las demás opiniones sólo son satélites, cometas de paso que sólo pueden admirar la condición ecuménica que esta obra adquiere al impregnarse de los dramas universales, desde los mitos griegos hasta pasajes de la Biblia, que caracterizan la trascendencia temporal que rebasa paso tras paso la vida de un solo hombre pues esta sólo bastaría para admirar las hendiduras de las luces y las sombras que existen en la inmensa lectura de los pasajes quijotescos.


Siglo tras siglo las más variadas lecturas han desfilado por los anales de la magnífica obra del “valeroso hidalgo Don Quijote de la Mancha”, sin duda cada crítica se fue forjando en la historia particular, para ser de nuevo parte de la condición universal que conjunta a cada una de las partes y forma un todo complejo con vida propia.

Fernando del Paso se coloca ante todo tras la pupila del respeto, algo que él mismo señala se convirtió en amor para con la obra, su autor y todos quienes han emitido una opinión. No es bajo la crítica cervantista que emprende el viaje, sino cómo un buen trotamundos que invita a los demás a seguirlo con lo ya dicho y aquello, que en la reflexión propia, gesta un brillo quizá parecido al “¡eureka!”, el cuál seguramente el lector compartirá en la ruta a seguir.

De esta manera los más hermosos hallazgos de sentimientos y pasiones de las que el personaje mítico del Quijote se compone, devela siempre una clase de misterio, mismo que exegetas y escritores han intentado resolver. Sin embargo es este rompecabezas que se construye y arma cuidadosamente el que enmarca el contexto no sólo literario, sino filosófico e histórico prepara el camino para deleitarse con este viaje habitado de rincones provistos de los paisajes más extraños, conocidos y nunca vistos de dicha obra.

Los matices de una personaje como el Quijote no pueden ser más que atendidos con la maravillosa lógica del sin sentido; desmenuzados por una mente de grácil reflexión como la del autor de este particular viaje, son un péndulo de antípodas que constantemente viran alrededor de los juicios y valores que el personaje Quijotesco, ya sea en su ilógica locura o en su irascible andar por la vida, desafían el curso correcto de las cosas, ya sea en la realidad, la de entonces y la de ahora, así como en el plano literario.

Entonces qué mas da si los molinos de viento eran o no enemigos de la talla del Quijote, o de su locura, si acaso la clase de amor con el que camina y actúa es de cierto verdadero, original, enfrentarse con la “disolución de los bordes del espacio imaginario”; pues no hay más que respetar su naturaleza entera y entenderla, por supuesto, sin olvidar que ha sido Cervantes, y no otro, el que con su mente misteriosa moldeó la materia prima del destino de este personaje, lleno de vida y contradicciones, humano, héroe, amante de amar, escaso si se trata de engendrar un hijo, escaso en la derrota de la decepción amorosa y sin embargo, puro en su heroica y caballeresca figura.

Gran empresa para quien la emprende, gran desafío hablar de los lugares comunes para aquellos cervantistas exigentes, pues desde mi particular punto de vista, este – el autor –, cervantista de corazón, se interna en el alma no sólo del Quijote sino de Cervantes, pues ante cualquier interpretación no es sino la obra misma , gestada con “quién sabe qué intenciones”, la que por sí misma se erige en un entramado de pistas dispuestas o no, para descifrar un enigma que nos conducirá al siguiente.

Las armas de nuestro valeroso e ingenioso Don Quijote de la mancha son las mismas que, de pronto, quisiéramos llevar dentro, pues un poco de tontos y de locos tenemos todos. Cualidad, que embarga, me atrevo a llamar así, a este singular personaje que contagia locura, e interroga la intención de la lógica en del quehacer cotidiano; invencible, por atacar situaciones en las que cualquiera sólo vería más que el absurdo completo; qué belleza acercarse a el Quijote viajando, pues es el movimiento el que acompaña a este personaje y siembra en quien se acerca a esta obra la semilla del humor y la ironía.

Es interesante por lo mismo la posición del escritor Fernando del Paso ante las analogías que, algunas a fuerzas y otras sutilmente, se han encarnado en el Quijote, “alados fantasmas que pueblan la densa atmósfera cervantina”, ya que la esencia de la obra se mantiene y su incógnita alquimia podrá o no ser descifrada, sin embargo es la inmortalidad la que se traduce en esa invencibilidad, real o ficticia, de la que goza nuestro personaje, pues ante cualquier crítica, la obra ha sobrevivido en el tiempo, aún cuando cualquiera de nosotros ya no esté más aquí; tal vez quien quizá tenga la respuesta, Cervantes, nos muestre una mueca extraña entre la locura y la cordura que, a bien, sino nos acompaña a lo largo de nuestra existencia, ahí estará con “El valeroso hidalgo Don Quijote de la Mancha” para recordarnos de la osadía de florecer perenne por los siglos de los siglos.

PASO, Fernando del, Viaje alrededor de El Quijote, México, Col. Lengua y Estudios Literarios, FCE, 2004, 258 p.

 


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