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El fútbol como práctica deportiva y espectáculo tiene una atención masificada semana con semana, mundial a mundial, lo que contrasta con la cantidad de conocimiento generado sobre el balompié con énfasis en sus dimensiones culturales y su relación con la política, los medios de comunicación, la tecnología, la cultura, la educación, el espectáculo y la economía.

Las raíces históricas del fútbol en México se presentan en su cotidianidad. Con el diferente origen histórico de las regiones socioculturales, unas más que otras, incorporan este deporte en sus símbolos en la vida diaria. Los marcos referenciales de la teoría de la cultura pueden darnos descripción y explicación a sobre esto.

Con la aplicación de técnicas de investigación como la observación etnográfica y la entrevista con los aficionados, se interpreta la creación de imaginarios en los que el balompié genera señas de identidad y transmite valores sociales.

Según Jesús Castañón, de la Universidad de Valladolid, “en este ambiente el idioma alcanza gran notoriedad a la hora de ver las expresiones de la tribuna y la creación de identidades con una traslación de los mecanismos lingüísticos del fútbol a la vida cotidiana”1 y vemos como los diferentes elementos simbólicos manifestados por los aficionados, que vinculan su identidad hacia su región de origen a través del equipo favorito.

Los procesos de encause para ser aficionado al fútbol pueden localizarse en la familia, en los grupos de interacción social como la escuela o el trabajo, así como en los mensajes difundidos a través de los medios de comunicación. Todos estos son procesos de comunicación.

Desde el ámbito universitario el fútbol es objeto de estudio que genera conocimiento sobre nuestras sociedades que juegan este deporte popular.