Revista Digital Universitaria
10 de agosto de 2005 Vol.6, No.8 ISSN: 1607 - 6079
Publicación mensual

 
     

RDU

 

 

 

 

 
Introducción

La relación entre los animales y el hombre de culturas pasadas en México ha sido estudiada tradicionalmente a través de los diferentes documentos escritos y pictóricos que dejaron tanto autores indígenas como europeos, pero también puede explorarse a través del estudio de los restos de organismos que se recuperan en las excavaciones. Ambos enfoques no son excluyentes, al contrario deben contrastarse y complementarse para sustentar mejor nuestras interpretaciones de la relación hombre-fauna.

El tema que se aborda en el presente artículo corresponde principalmente a este último ámbito, denominado arqueozoología.

Esta disciplina tiene una temporalidad de estudio en México que va desde los 35 000 años antes del presente, que es la fecha más antigua de presencia humana en el país, hasta el año 1521 DC, fecha en que cayó el imperio mexica ante los españoles. Ambos límites son convencionales y por ello es que los arqueozoólogos trabajan tanto con especies fósiles como con recientes.

La esencia de los análisis arqueozoológicos descansa en el estudio de los restos animales y del sitio en donde fueron hallados, con objeto de contestar preguntas como qué animales y qué partes de ellos fueron utilizados identificación anatómica y taxinómica del material, cuantos organismos fueron utilizados cuantificación de los restos, en que época murieron lectura de los anillos de crecimiento, que talla tenían los organismos establecimiento de la relación entre la talla y el tamaño de los huesos, como fueron colocados distribución espacial de los restos, donde se distribuyen, que hábitat ocupan, que comen, si son migratorios, entre otras muchas preguntas que pueden realizarse.

Las disciplinas fundamentales para los arqueozoológos son la anatomía y la taxinomía, pero desafortunadamente en los planes de estudio de las carreras de biología estas disciplinas se han visto disminuidas o no están incluidas, pues se considera que ya no son útiles o están pasadas de moda.

Los arqueozoólogos estudian diversos grupos de animales con los que las antiguas sociedades humanas tuvieron contacto y aprovecharon. En ese contexto, los peces sensu lato, son, en realidad, uno más de los animales explotados, cuya relevancia en la vida de los antiguos pueblos se empieza a palpar cada vez más. Al estudio de los restos de peces provenientes de sitios arqueológicos se le conoce como arqueoictiología.

Los datos sobre los peces arqueológicos que se presentan son producto de trabajos publicados en un lapso de más de 80 años, desde 1924 hasta el año 2005, así como de investigaciones en curso.


 
   
La arqueozoología se define como el estudio de los restos animales encontrados en contextos arqueológicos (Polaco, 1991), entendiéndose por estos últimos aquellos sitios en donde existe evidencia de la presencia del hombre de culturas ya sean prehistóricas, prehispánicas o coloniales; como disciplina es relativamente joven ya que aunque existen registros de arqueofauna desde finales del siglo XVIII en México y del siglo XIX en otros países, es en los años de 1970 que comienza a perfilarse como una disciplina propia, pasando de proporcionar meros listados de identificación del material, a interpretar la presencia de los restos como resultado de una actividad cultural concreta.
Anatómica(o).- Relativo a la anatomía, que es la disciplina que estudia la estructura, situación y relaciones de las diferentes partes del cuerpo de un organismo. En caso concreto de la arqueozoología, es la identificación de los huesos.

Taxinómica(o).- Relativo a la taxinomía, que es la disciplina que se encarga de la caracterización, descripción y clasificación de los organismos.
Al saber cuantos diferentes huesos fueron recuperados de una especie dada y relacionarlos con la posición en el esqueleto del organismo, se determina cuantos animales diferentes están presentes.
Como en los árboles, los peces presentan diferentes fases de crecimiento a lo largo de un año, y esto se puede observar en los huesos como anillos claros y oscuros (en los árboles los anillos se observan en el tronco); conociendo en que época se producen las diferentes fases de crecimiento, y por tanto los diferentes anillos, de una población de organismos dada, las características del último anillo de un pez muerto nos dirá la época en que murió.
Analizando la dispersión espacial de los restos de un organismo en el plano de la excavación (información estratigráfica), se puede inferir si el organismo fue colocado orientado hacia algún punto o si los restos no guardan ninguna orientación o si ni siquiera presentan relación anatómica y por tanto no hay un patrón de colocación.
A través, por ejemplo, de ecuaciones de regresión (ir a esa sección del texto del sitio Urichu, nota 15).
Locución latina que implica que se está aplicando el concepto más amplio de la palabra. En este caso, como peces estamos incluyendo a los actinopterigios (como las mojarras), a los condrictios (como los tiburones) y a los ágnatos (como las lampreas).
 
   
 

 

D.R. © Coordinación de Publicaciones Digitales
Dirección General de Servicios de Cómputo Académico-UNAM
Ciudad Universitaria, México D.F.
Se autoriza la reproducción total o parcial de los artículos aquí presentados,
siempre y cuando se cite la fuente completa y su dirección electrónica.