Masa
A
decir de Huertas Bailén (2002) el uso
del concepto de masa para tratar aspectos relacionados
con el comportamiento social se afianza a finales
del siglo XVIII con la Revolución Francesa,
los textos históricos emplean el concepto
de manera peyorativa considerando como masa
a la muchedumbre formada por las clases populares,
incultas y pobres, y este mismo término
de masa se emplea y se asocia con la aparición
del primer medio colectivo en el mundo occidental:
la prensa, y se mantiene en uso por lo menos
durante las primeras décadas del Siglo
XX, vinculada al desarrollo del cine, la radio
y la televisión.
El
contexto político (periodos de guerra
y entreguerras) y económico de esas primeras
décadas del Siglo XX, la exigencia de
hacer estudios sobre los usos y los efectos
que podían tener los medios sobre la
gente para diseñar estrategias persuasivas
efectivas, obligó (por decirlo de esta
forma) a los primeros investigadores de las
audiencias a adoptar este concepto de masa,
teniendo en consideración que las características
de estos medios electrónicos (radio,
cine y tv) posibilitaron el hecho de comunicar
los mismos mensajes de forma rápida e
instantánea a sujetos distantes físicamente.
En
los primeros estudios alrededor de 1940 los
investigadores del fenómeno destacaban
la eficacia persuasiva de los medios, y la nula
resistencia de los sujetos receptores de los
mensajes para ser “inyectados” literalmente
con la información, en esta época
surgieron teorías como la Teoría
de la bala mágica o aguja hipodérmica,
misma que sustentaron varios investigadores
y estudiosos del fenómeno de la comunicación
masiva, entre ellos Harold Laswell. Posteriormente
se comenzaron a gestar investigaciones que destacaban
la importancia de los líderes de opinión
y las relaciones sociales en el proceso de de
recepción de los mensajes mediáticos,
tal es el caso de la Teoría del flujo
de la información en dos pasos de Lazarsfeld,
pero aun así no se restaba importancia
al poder de influencia de los medios sobre la
masa.
Podemos
decir que las primeras teorías de la
comunicación emplean el término
de masa, entendido como:
”un
amplio grupo de personas que han perdido su
identidad individual, tampoco disponen de
identidad colectiva como comunidad, se trata
den grupo heterogéneo pero tratado
como si fuera uniforme, no organizado, desestructurado,
sin normas que le autorregulen y carente de
un proyecto común unificador. Al ser
miembros de un público masivo, las
diferencias personales desaparecen y al no
compartir un mismo espacio, difícilmente
pueden reconocerse como colectivo” (Huerta
Bailén: 2002:24-25)
Estos
primeros teóricos tratan de responder
a la clásica pregunta de qué efectos
producen los medios en una sociedad de masas,
una sociedad pasiva que suponían respondía
de manera casi automática al estimulo
de los medios.
Otro
acercamiento al concepto de masa y comunicación
de masas, lo ofrece J.B. Thompson (1993 ) quien
aclara que el término masa es engañoso
ya que conjura la imagen de una vasta audiencia
que comprende varios miles, incluso millones
de sujetos, lo cual es relativamente cierto
para algunos productos mediáticos que
circulan de manera internacional como famosas
series de televisión o producciones cinematográficas,
pero no necesariamente abarca toda la producción
mediática que se realiza en distintos
países del mundo.
Sin
embargo, aclara Thompson (1993) existe otro
ámbito en el cual el concepto de masa
refiere a los destinatarios de los productos
mediáticos como individuos pasivos e
indiferenciados, y aclara el mismo autor, se
trata de una concepción muy cercana a
la idea de la cultura de masa, o sociedad de
masas, críticas o visiones que siempre
consideraron al receptor como un sujeto sin
criterio no capacidad de crítica, esta
visión se corresponde con los estudios
de los 40´s que se mencionaron en párrafos
anteriores.
Cabe
señalar que Thompson no está de
acuerdo con esta última concepción
y de hecho sugiere que los estudiosos de los
medios de comunicación se desprendan
de esta idea, ya que las actividades receptoras
son cada vez más complejas y hay que
considerar diversos factores sociales en la
recepción de los mensajes mediáticos.
Por
su parte Denis McQuail (2001) considera que
el concepto de masa ha sido fundamental en el
estudio de los medios de comunicación
colectiva y reconoce que al principio el término
masa se refería a la muchedumbre o gente
ordinaria, aparentemente inculta, irracional,
indisciplinada, un gran agregado de sujetos
indiferenciado, esta era una connotación
negativa del concepto y marcó una tendencia
predominante en el estudio del fenómeno
mediático, especialmente sí consideramos,
como lo hemos dicho en párrafos anteriores,
que los primeros estudiosos de este fenómeno
de los medios dieron este sentido al público
de los medios.
McQuail
ofrece una descripción muy útil
acerca del proceso de comunicación de
masas (o lo que se ha conceptualizado como tal),
veamos:
“En
la comunicación de masas, los emisores
son casi siempre comunicadores profesionales,
en nómina dentro de organizaciones
mediáticas. El contenido simbólico
o mensaje transmitido en la comunicación
de masas es a menudo manufacturado de forma
estándar (producción en serie)
en vez de ser único, creativo. La relación
entre emisor y receptor es casi inexistente”.
(McQuail: 2001:77)
Ahora
bien, el mismo autor conceptualiza la masa como
audiencia mediática y para ello retoma
a Herbert Blumer;
“…el
término masa era una audiencia que
solía ser muy numerosa, estaba sumamente
dispersa y sus miembros solían no conocerse
entre sí y eran desconocidos para aquellos
que los habían convocado (los emisores).
Carecía de identidad y conciencia propias
y era incapaz de actuar conjuntamente de manera
organizada para la consecución de objetivos,
era heterogénea en su composición,
pero homogénea en su elección
de determinado objetivo y era fácilmente
manipulable”. (McQuail: 2001:79)
La
conceptualización de la audiencia como
masa ha cambiado en las últimas décadas
que han considerado factores sociales que hacen
más complejo el proceso de recepción
mediática: el entorno familiar, el contexto
histórico, la situación económica
y por supuesto el desarrollo de las telecomunicaciones
y las Tecnologías de Información
y Comunicación que han generado la llamada
convergencia tecnológica y que nos ha
llevado a cambiar esta visión de la audiencia
como masa, porque ahora nos permite (por lo
menos a ciertos sectores de la población)
elaborar menús a la carta, gracias a
la televisión por cable y los servicios
digitales.
Es
en este apartado en el cual podemos detectar
que la audiencia de la televisión es
la que ha sido objeto de un mayor número
de estudios, retomando los elementos que se
acaban de mencionar.
Sin
embargo existen ciertos indicadores, por lo
menos en la sociedad mexicana, como los altos
ratings de programas televisivos o
radiofónicos que no ofrecen nada sustancial
(más allá del mero entretenimiento)
al receptor, que son alarmantes, especialmente
si tratamos de concebir al sujeto receptor como
una persona más crítica y analítica
frente a los medios.
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