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Al
hacer un recorrido por la programación
de la televisión en los últimos
años, nos encontramos con que seguimos
contando con una programación centrada
en el entretenimiento, sin olvidar que hemos
tenido algunos periodos interesantes en cuanto
a programas noticiosos “alternativos”
(como el Canal 40) pero que se ha quedado
en eso, episodios que no han llegado a concretar
un cambio en nuestra televisión.Si
hacemos el recuento de los canales de televisión
de señal abierta encontramos algunas
horas dedicadas a programas informativos,
unas cuantas más a la difusión
de la cultura y casi nulas horas a programación
de divulgación científica; por
otro lado tenemos un gran número de
horas destinadas al entretenimiento.Lo
anterior no es nada nuevo, ha sido la constante
en la historia de la televisión mexicana
y es un tópico sobre el cual se han
escrito numerosas páginas a lo largo
de diversas investigaciones en el terreno
de la comunicación y los medios de
comunicación colectiva.
Es
así que a este breve ensayo decidí
encaminarlo más hacía una revisión
del concepto de audiencia y vincularlo a la
televisión, pues es justamente la audiencia
la que aparentemente no juega un papel fundamental
cuando hablamos de medios, pero es a la vez
la que establece preferencias sobre la programación.
Para
hacer este recuento sobre lo del concepto
de audiencia debemos comenzar con el concepto
de masa, pues es un apelativo que se ha empleado
constantemente para hablar de la gente que
atiende la programación de los medios
colectivos, especialmente aquellos que prefieren
la televisión. Charles
Wright en La Comunicación de Masas,
afirma que la comunicación colectiva
es diferente de otras manifestaciones comunicativas
porque se dirige a un auditorio relativamente
grande, heterogéneo y anónimo,
los mensajes son transmitidos públicamente
y llegan simultáneamente a una gran
cantidad de personas.De
ese brevísimo pero completo resumen
de las características de la comunicación
colectiva, destaca, como su principal característica,
no su enorme capacidad de difusión
o salida (que lleguen sus mensajes a numerosos
individuos instantáneamente) sino el
tipo de mensajes que transportan esos portentos
de la comunicación moderna: son públicos,
abiertos, no privados y yo añadiría
un aspecto más: el estudio de eso que
Wright llamó auditorio y que
en el terreno mediático es conceptualizado
como audiencia. La
televisión, la radio, el cine, los
carteles, los anuncios espectaculares, los
periódicos, las revistas, son medios
de comunicación colectiva porque están
diseñados precisamente para eso, para
promover y establecer procesos de comunicación
de ideas, saberes y creencias con grandes
colectividades simultáneamente; están
articulados al desarrollo de grandes economías
mundiales, casi sobra decir que son una característica
de nuestros tiempos porque contribuyen, en
gran medida a darle celeridad a las comunicaciones
intercontinentales, y a globalizar procesos
políticos, económicos y sociales;
fenómeno que en ninguna otra época
tuvo lugar.
Otra
característica de estos instrumentos
mediáticos es que ni su gestión
ni la elaboración de sus mensajes suele
ser tarea de un solo individuo como ocurre
con otros medios. Si bien esta no es una característica
definitoria fatal (por ejemplo, con las técnicas
modernas un volante puede ser elaborado, diseñado,
reproducido y hasta distribuido por una persona,
sin embargo, el volante no es un medio que
represente lo más granado de la categoría),
si prevalece una gran desproporción
de la entrada con respecto de la salida. Es
decir, pocos emisores y una gran audiencia
o "masa" receptora.