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Nuevo
canal de distribución para medios tradicionales
Cuando
Internet actúa como canal de distribución
para medios tradicionales, se convierte de algún
modo, en una réplica digital de su original.
Es cierto que con el transcurso del tiempo se
ha ido ganando experiencia sobre cómo
manejar este medio, cómo hacerlo más
interactivo y también, cómo diferenciarlo
del original. Pero hay situaciones que conspiran
contra un desarrollo auténtico de los
medios digitales: la falta de recursos económicos
se ha convertido en una amenaza para su supervivencia
y la carencia de recursos humanos calificados
a veces impide sacar el mejor provecho de las
redes. Adicionalmente, cada medio tiene una
limitación frente a lo digital: en el
caso de la prensa es difícil reemplazar
el soporte material (papel) por uno virtual
(pasar de los átomos a los bits como
diría Nicholas Negroponte); la radio
debe reconvertir sus sistemas productivos de
manera que pueda incorporar el concepto de la
imagen, además de desarrollar software
que permita bajar mejor y más rápido
sus mensajes; en cuanto a la TV, hasta ahora
los sitios en red se han enfocado más
a reforzar o promover las programaciones tradicionales,
que a desarrollarse a sí misma como una
televisión en res.
El
espacio ilimitado de Internet permite contar
con un mayor volumen de información.
Esta información, sin embargo, suele
ser poco confiable y volátil, ya que
su permanencia es discrecional. La participación
de los receptores, la posibilidad de contextualizar
los acontecimientos, los mensajes masivos, grupales
o personales, el acceso a información
original, son recursos que están ahí,
esperando que cada vez más seamos capaces
de sacarles provecho.
Creemos
que esta función de distribución
que ejerce Internet con los medios tradicionales,
tenderá a ser transitoria en la medida
que se superen las limitaciones de manejo de
las redes. Esto no significa, sin embargo, que
desaparezca. Se trata de una transformación
que en algunos casos ya ha sucedido o está
en proceso, lo que llevaría un Internet
ideal que dejará de ser distribuidor
de otros, para convertirse en un medio masivo
en si mismo.
Cuando
Internet opera como distribuidor de otros medios
(radio, prensa y TV), experimenta las presiones
que según James Curran (1998), se establecen
en la relación sociedad-medios de arriba
hacia abajo. Entre ellas destacan las restricciones
de la estructura empresarial de los medios tradicionales:
en la entrada al mercado, debido a que los medios
ya establecidos impiden o dificultan la aparición
otros nuevos que implican competencia; aumenta
el corporativismo en la propiedad de los medios
por cuanto son reflejo de una realidad existente
en los formatos tradicionales; y se fortalece
la concentración de los medios de difusión
en pocas manos, fenómenos que se han ido
acentuando en los últimos veinte años.
Esto puede verse de manera clara en la red:
las grandes cadenas de medios tradicionales
son las que hasta ahora tienen posibilidades
de permanecer en ellas.
Curran
agrega otros factores: como producto de las
presiones del mercado de masas y la competencia,
los medios tienden a colocarse en el centro
en materia de interpretaciones sobre hechos
y situaciones, lo que contribuye a empobrecer
las posiciones críticas frente a los
fenómenos sociales, a la vez de propiciar
una coincidencia entre los diferentes discursos
mediáticos que poco contribuye a la reflexión.
En Internet esto se manifiesta en la poca credibilidad
que alcanzan fuentes no legitimadas, justamente
porque representan interpretaciones diferentes
de los hechos y realidades.
El
peso económico de la demanda de los consumidores
con mayor poder adquisitivo que termina reflejándose
en los discursos de los medios, así como
la censura publicitaria que puede dejar fuera
mensajes que lesionan a los anunciantes, son
otras de las presiones que según Curran
se ejercen sobre los contenidos mediáticos.
Menciona además, que en el caso de los
periódicos, los más débiles
o desorganizados suelen ser castigados con un
bajo prestigio y por lo tanto, con bajas audiencias.
Curran agrega que los medios promueven el individualismo
más que una lógica colectiva;
que los sistemas de pensamiento representados
en los medios están influidos por los
de los grupos dominantes; y que las elites al
tener un acceso privilegiado al Estado, se colocan
en una posición ventajosa para ejercer
su influencia en los medios.
Las
grandes cadenas de telecomunicaciones y de medios,
poco a poco están trasladando esta lógica
al movimiento de las redes. A pesar de nuevos
recursos de expresión (weblogs por ejemplo)
todavía tendemos a reproducir las presiones
de las cuales son objeto los medios de comunicación
tradicionales, dudando de las voces emergentes
y sus construcciones de la realidad. Internet
experimenta ahora, entre otros, dos peligros
acerca de los cuales es necesario estar advertidos:
un creciente proceso de privatización
y el traslado a su ámbito de las presiones
que históricamente se han ejercido sobre
los sistemas mediáticos tradicionales.
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