Revista Digital Universitaria
10 de febrero de 2007 Vol.8, No.2 ISSN: 1607 - 6079
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La seguridad como tema dominante

En los últimos años, el proyecto de los neoconservadores, que alienta el presidente George Bush, ha incurrido en una grave contradicción, pues al mismo tiempo que aspira a convertirse en un proyecto planetario, es instrumentado con una racionalidad estrecha de maximización de los beneficios de un estado nacional. Esta lógica antinómica ha orillado a la potencia a tener fricciones importantes con aliados tan cercanos como sus socios atlánticos, sus socios comerciales en el marco del NAFTA y por supuesto con los organismos internacionales.

Es contradictorio que los ideólogos de la política exterior, y de seguridad de los Estados Unidos intenten universalizar su agenda y al mismo tiempo hagan muchas cosas para hipotecarse el apoyo de una parte importante de la opinión pública mundial, así como también la comprensión y buena voluntad de sus aliados para conseguir sus objetivos.

Es inquietante constatar que los mecanismos de seguridad y las leyes especiales aprobadas para enfrentar al terrorismo internacional no ofrecen, a cinco años de los funestos atentados terroristas que enlutaron a los Estados Unidos, una visión diferente del mundo en materia de seguridad. Es verdad que las células de Al Qaeda, por lo menos en su expresión más radical, han sido contenidas y la organización terrorista ha optado por atentados que representan una menor complejidad operativa (aunque sean igualmente mortíferos como los ocurridos en Madrid y Londres), pero su fantasma sigue generando temor en las capitales de occidente y en los aeropuertos de todo el mundo. Un documento parcialmente desclasificado de los servicios de inteligencia de la propia potencia, constataba en abril del 2006 precisamente que el extremismo islámico estaba atomizándose, pero la guerra en Irak se había convertido en “la cause celebre” para los jihadistas viejos y nuevos.

Desde que los Estados Unidos fueron atacados por Al Qaeda, el 11 de septiembre del 2001, el terrorismo se ha convertido en tema principal de la agenda internacional de paz y seguridad. Sin embargo, a lo largo de estos años se han dado, como apuntábamos inicialmente, una serie de desencuentros importantes con la comunidad internacional sobre las formas y las acciones que se deben desarrollar primero para contener, después para minimizar y en tercer lugar para erradicar la plaga del terrorismo. Los costos de estos desencuentros han sido desiguales y, si bien no han afectado la cooperación en el tema central del combate al terrorismo, sí han provocado efectos colaterales para países como México.

 
 
   
 

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