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El proyecto de la Ciudad Jardín Vertical Torre Biónica (cuyos autores son los arquitectos: Eloy Celaya Escribano, Mª Rosa Cervera Sardá y Javier Gómez Pioz ) nació como resultado de un ambicioso trabajo de investigación, iniciado por Cervera & Pioz a principios de los años 90, que trataba de explorar las posibilidades que ofrecía la aplicación de la ciencia Biónica a la Arquitectura. Los resultados obtenidos del estudio de las estructuras naturales y su traslación al campo de la construcción edificatoria hicieron posible el nacimiento de un nuevo modelo de estructura vertical que permite superar la tipología conocida como rascacielos y dar lugar al nuevo concepto de Ciudad Vertical.

 

La inquietud urbana por el desarrollo de las megaciudades contemporáneas, que se extienden sin límite por el territorio, fue uno de los puntos de partida para desarrollar alternativas a los agotados modelos urbanos actuales mediante un concepto de ciudad compacta. Así, las nuevas opciones, facilitadas por la investigación biónica, se sumaron a los planteamientos urbanísticos dando lugar a una propuesta de conquista del espacio vertical como modo de coexistencia con nuestro entorno.

 

El desarrollo de la ciudad contemporánea está dominado, por una parte, por el mítico modelo americano de urbanismo horizontal, con ciudades viables gracias a la utilización del coche por cada ciudadano adulto, y, por otra, por los intereses de mercado, que aspiran a beneficios estrictamente económicos y a muy corto plazo. Si a estos factores sumamos la creciente superpoblación es fácil adivinar una ocupación prácticamente total del territorio “ocupable” (es decir todo aquel que es habitable y accesible mediante ruedas) por la generación presente, reservando muy pocas decisiones y opciones a aquellos que vendrán después de nosotros. Por tanto, es necesaria la propuesta de alternativas. Y una de ellas es la de ciudad compacta que apuesta por la alta densidad frente a la extensión incontrolada. Por ello, la ocupación del espacio vertical se hace inevitable, y es solo cuestión de tiempo el conceder cada vez más protagonismo a la ciudad que crece en altura. De hecho, ya desde el siglo XX, las grandes ciudades se estructuran a varios niveles. Hagamos un poco de memoria y recordemos la gran parte de actividad urbana que discurre habitualmente bajo tierra en muchas ciudades europeas (metros, subterráneos, garajes, intercambiadores, zonas comerciales, etc) o como en ciudades asiáticas, es el caso de Hong Kong, la calle discurre en paralelo en diversos niveles sobre la cota de la tierra.

Desde este punto de partida, la cuestión era proponer un modelo en altura que no conllevara los aspectos negativos que hasta ahora podemos atribuir a esas construcciones. Construir en vertical no debería significar ya hacinamiento o degradación, ni debería suponer edificaciones inhumanas poco apropiadas para el discurrir de la vida cotidiana, y mucho menos simbolismo de poder empresarial. Y es aquí donde entra el nuevo concepto de Ciudad Vertical que, además, es viable gracias a un nuevo modelo estructural, que llamamos bio-estructura, capaz de superar ampliamente los límites de la construcción en altura actual.

 

 


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