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Estancamiento de la Interfaz Gráfica al Usuario

Gordon Moore, cofundador de Intel, declaró en 1965 que cada dos años en promedio se duplicaría la cantidad de transistores contenidos en la unidad central de procesamiento (CPU, Central Processing Unit) de las computadoras. Por otra parte, la renovación correspondiente al software es comparativamente lenta, rigiéndose por una ley muy distinta, la de Niklaus Wirth (Böszörményi, 2000:56), quien asevera que el software se vuelve más lento a medida que el hardware se acelera.

En el contexto de las GUI, sin embargo, no se ha pronunciado ninguna ley que insinúe pautas que regulen sus avances. Aparte de los cambios cosméticos que le han sido aplicados –cada vez más pronunciados para intentar disimular su edad- no han sido abandonadas las metáforas originales. Lo que sí queda claro es que, con más de veinte años de uso, la Interfaz Gráfica al Usuario ha dado signos de envejecimiento desde hace ya mucho tiempo.

Ya desde 1996, Don Gentner y Jacob Nielsen sugirieron que en lugar de representaciones más fidedignas de un escritorio, se debía escapar de las limitaciones de éste, especialmente ahora que las computadoras son cada vez más usadas lejos del entorno de una oficina, y los nuevos usuarios han pasado más tiempo manejando el control remoto de la televisión y los gamepads en consolas de videojuego que redactando un memorando.

Otros especialistas se han unido aportando sus observaciones, como es el caso de Alan Kay y Jef Raskin, quienes señalan que cuando nos enfocamos a aprender una nueva característica de la interfaz, procedemos en dos fases. En la primera nos enteramos de esa novedad, buscando comprenderla y dominarla. Si ha sido bien diseñada y la usamos repetidamente, eventualmente pasamos a la segunda fase, la de automatización, en la cual hemos formado el hábito y usamos esa nueva opción sin esfuerzo conciente.

Las características de la interfaz son creadas para ayudarnos a cumplir alguna tarea. Si sus características nos obligan a detenernos para pensar acerca del trabajo y prestar atención a la interfaz, entonces ésta interfiere con nuestra labor en lugar de ayudarnos. Los paradigmas actuales no pueden evolucionar o ser rediseñados para resolver este problema; se requieren acercamientos novedosos en diseño de interfaces, empezando desde el nivel de sistema operativo hasta la realización de programas multimediáticos, con el propósito de facilitar tanto el aprendizaje de nuevas habilidades como la automatización de las actividades realizadas cotidianamente.

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