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Neurolingüística: patologías y trastornos del lenguaje
José Manuel Martínez Sánchez
 



 
 

Dispraxias, disartrias y disglosias

Las siguientes patologías lingüísticas son el resultado de afecciones neurológicas en dominios cerebrales o canales con los que se controla la actividad motora. Estas tres patologías no afectan propiamente al proceso codificador sino a la fase en que una vez formulado el mensaje el paciente resulta impedido de realizar la actividad motora que permite exteriorizarlo. Las dispraxias y disartrias acompañan muy a menudo a la afasia.

En la dispraxia se produce una incapacidad de ordenar actividades motoras simples dentro de actividades motoras complejas, no se puede controlar la secuencia de sonidos. Como consecuencia de ello el movimiento complejo se ve parcialmente realizado, interrumpido o sustituido parcial o totalmente por otro que no corresponde al intencionalmente enviado. Las dispraxias, también llamadas apraxias, afectan a todo tipo de actividades motoras, las hay de tres tipos fundamentalmente:
  1.- Apraxia bucofacial: el paciente no puede organizar movimientos con los músculos de la cara.
  2.- Apraxia de construcción: incapacidad o dificultad para la organización de tareas que suponen un control de coordenadas espaciales.
  3.- Apraxia ideatoria: incapacidad o dificultad de realizar movimientos con las manos.

La disartria se define como un trastorno orgánico del lenguaje de carácter neurológico, provocado por lesiones en regiones centrales y en las vías conductoras del analizador verbomotor. Se hace evidente la inervación insuficiente de los órganos articulatorios, lo que produce alteraciones en la pronunciación de los sonidos, acompañados por lo general de afectaciones en los atributos vocales, y toma de los movimientos biológicos. Defecto de la articulación del lenguaje, ausencia de coordinación entre movimientos musculares individuales en laringe, boca y aparato respiratorio acompañado de incapacidad de predecir la intensidad del sonido o su duración. Esto origina una vocalización confusa, con sílabas débiles o altisonantes, algunas largas o cortas, en la cual el habla resultante es casi ininteligible. Habitualmente se expresa como una mala pronunciación de las consonantes, puede originarse en la parálisis flácida o espástica por espacios repetitivos (tartamudez) o en la ataxia del orofaringe y el aparato respiratorio. Supone, por tanto, un desorden en la articulación del habla, resultante de daños o lesiones en los mecanismos neurológicos encargados de enviar información a los músculos de los órganos fono-articuladores para ejecutar sus movimientos.

La debilidad, lentitud o incoordinación muscular pueden afectar todos los procesos básicos del habla, tales como la respiración, fonación, resonancia, articulación y prosodia. Los errores de la articulación son los rasgos más comunes de la disartria, seguidos por la incapacidad de la voz, resonancia, y fluidez. Según donde esté localizada la disartria hablaremos de:
   1.- Disartria espástica: Es una lesión localizada en la neurona motriz superior. El aumento del tono de los músculos laríngeos acarrea un estrechamiento de la apertura laríngea, así como un incremento de la resistencia al flujo de aire. Los pacientes emiten frases cortas, la voz es ronca, tono de voz bajo y monótono. A veces se producen interrupciones tonales o de respiración. Es característico que la articulación de las consonantes sea poco precisa, pudiendo incluso distorsionarse las vocales. También muchos pacientes presentan hipernasalidad.
  2.- Disartria flácida: Es una lesión localizada en la neurona motriz inferior. La voz se torna ronca y el volumen es bajo. Se pueden notar características adicionales como respiración jadeante, frases cortas, y sonido al aspirar. Al haber una parálisis del músculo elevador del paladar y de los músculos constrictores de la faringe, se produce una hipernasalidad a la hora de hablar. La distorsión de los fonemas variará según las estructuras articulatorias implicadas.
  3.-Disartria atáxica: Es una lesión localizada en el cerebelo. Se caracteriza por aspereza de la voz y monotonía en el tono con pocas variaciones de intensidad del paciente. También se puede observar temblor de la voz, poca definición consonántica y distorsión vocálica y prolongación de los fonemas y del espacio entre ellos.

Gráfico de oscilación
Gráfico de oscilación. La primera oscilación corresponde a un hablante normal y la segunda a un paciente con disartria. Obsérvese que la estabilidad lineal de la primera es mayor que en la segunda. La frase pronunciada es ‘El año tiene cuatro estaciones’. Este análisis fonético experimental fue realizado por Joaquín Llisterri (Universidad Autónoma de Barcelona).

Finalmente las disglosias, o también conocidas como disartrias periféricas, se producen cuando un tipo de lesiones neutrales, generalmente periféricas y que afectan a nervios concretos, paralizan o hacen deficiente la actividad de un único órgano o dominio muscular determinado.

 

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