Vol. 21, núm. 6 noviembre-diciembre 2020

Los FabLab y el Design Thinking: nuevas estrategias para el aprendizaje creativo

Luis Mexitli Orozco Torres Cita

Resumen

Las nuevas tecnologías de la información están presentes en casi todas las áreas educativas. Éstas pueden ser aplicadas para el desarrollo de nuevos dispositivos, herramientas o productos, que solucionen de manera creativa problemas del entorno sociocultural. Utilizando la metodología de Design Thinking, se logra que jóvenes de bachillerato generen ideas para la solución creativa de problemas de su contexto. Aunado a ello, la implementación de los FabLab en sus escuelas permite a los estudiantes generar soluciones a problemáticas observadas en su entorno. En este trabajo se expone un análisis de la implementación del FabLab en la Escuela Preparatoria Regional de Atotonilco. Los resultados indican que 55% de los alumnos encuestados muestran la convicción de crear e innovar un proyecto. Asimismo, 52.5% se enfocan en resolver una problemática social, por lo que la implementación y uso de este tipo de espacios en la educación debe promoverse. De esta manera, por un lado, se facilita la construcción del conocimiento de manera colaborativa y, por el otro, se materializan las ideas creativas que pudieran evolucionar en artefactos beneficiosos para la sociedad.
Palabras clave: aprendizaje creativo, FabLab, Design Thinking, innovación en la educación, tic.

FabLab and Design Thinking: New Strategies for Creative Learning

Abstract

New information technologies are present in almost all educational areas. These may result in the development of new devices, tools, or products that solve problems inherent to different sociocultural environments. Taking advantage of the Design Thinking methodology, high school students can generate ideas in order to solve problems relevant to their context in a creative way. In addition, the implementation of FabLab in their schools allows students to generate different solutions to problems in their environment. This article presents an analysis on FabLab implementation at Atotonilco Regional Preparatory School. The results indicate that 55% of the surveyed students showed the conviction to create and innovate a project. Similarly, 52.5% of them focused on solving a social problem. In this sense, implementation and use of this sort of spaces for educational purposes should be promoted to facilitate knowledge acquisition in a collaborative way, that also materializes creative ideas that have the potential to contribute to the wellbeing of society.
Keywords: creative learning, FabLab, Design Thinking, innovation in education, ict.

Introducción

En la actualidad, las nuevas tecnologías de la información están presentes en casi todas las áreas y funciones sociales. Estas herramientas proporcionan bases para innovar y desarrollar soluciones a problemáticas sociales en sus diferentes categorías como la ecológica, psicológica o motriz. Como consecuencia de lo anterior, es necesario adaptarse a los cambios socio-tecnológicos y emplearlos, además de forma creativa, con la intención de solucionar dichas problemáticas. Esta dinámica se logra mediante la aplicación de las tecnologías, al aprovechar la información científica y tecnológica a nuestro alcance.

Por esta razón, es necesario que las nuevas generaciones se alimenten de la curiosidad, que propicia innovaciones en pro del desarrollo de su comunidad y que, además, se complementen con las herramientas que solucionan de manera creativa problemas de su entorno. Para estos efectos, se presenta el Design Thinking como una metodología para generar ideas innovadoras y dar solución a necesidades prioritarias, utilizando de manera creativa y analítica técnicas con un contenido visual predominante y plástico, que resulta en soluciones tanto novedosas como factibles (Magro Gutierrez y Carrascal Domínguez, 2019).

Los pasos en esta metodología varían de cinco a siete, dependiendo del autor. Para Ramos y Wert (2015) se resume en cinco: empatizar, definir, idear, prototipar y probar. Otro ejemplo se puede observar en la imagen 1. A manera de resumen, la metodología integral se explica de la siguiente manera: primero, es necesario descomponer el problema; es decir, dividirlo en partes más pequeñas con el fin de que sea más sencillo su análisis. Después, se plantean en colaboración técnicas como la lluvia de ideas, que permite externar junto a otros miembros del equipo todo tipo de ideas que contribuyan a encontrar alguna solución al problema que se ha planteado (Elsbach y Stigliani, 2018)

Imagen 1. Desarrollo de una estrategia de Design Thinking. Fuente: Macarrilla, 2017.

Estos esfuerzos por lograr que jóvenes de bachillerato generen ideas para la solución de problemas de su contexto se materializan con la implementación de los FabLab (Fabulous Laboratories) en las escuelas. Los FabLab son espacios en los que la cultura digital y la creatividad se fusionan con la producción material para lograr una nueva fase en el desarollo educativo (Walter-Herrmann y Büching, 2014). Son una iniciativa del Center of Bits and Atoms (cba) del Massachusetts Institute of Technology (mit) para desarrollar laboratorios experimentales utilizando tecnologías de fabricación digital. Estos espacios de colaboración, equipados con máquinas de desarrollo tecnológico, corte láser, router e impresoras 3D, controladas por computadoras para procesos de producción personalizados, pretenden la innovación y desarrollo creativo para la creación de herramientas tecnológicas para solucionar problemas reales (García-Ruiz y Lena-Acebo, 2018).

Imagen 2. Equipo de FabLab de la Escuela Preparatoria Regional de Atotonilco.

Por tal motivo, en este trabajo se analiza la implementación de un FabLab en la Escuela Preparatoria Regional de Atotonilco, con la finalidad de verificar si se favorece el desarrollo de los estudiantes a partir de su interacción con este laboratorio y el Design Thinking.

Desarrollo

Con la implementación del FabLab en la Escuela Preparatoria Regional de Atotonilco, llegó también el reto, tanto para directivos como para docentes, de generar una dinámica escolar que permita utilizar adecuadamente el laboratorio y así aprovechar al máximo estas instalaciones. Para ello, se decidió generar un curso piloto con grupos elegidos con base en la relación de la asignatura de tecnologías de la información y del análisis de su contexto sociocultural.

Este curso piloto se efectúa en dos etapas principales. En la primera, se realizan talleres en los que los estudiantes conocen herramientas del FabLab y proponen soluciones a problemas de su contexto, utilizando su creatividad e inventiva para desarrollar prototipos que los atenúen o eliminen. Los prototipos se desarrollan con el material a su alcance, con la finalidad de que se recreen en el FabLab mediante el equipo disponible.

En la segunda etapa se recoge la percepción de los estudiantes sobre el trabajo que efectuaron. En esta fase se aplica una metodología de corte cuantitativo, con una encuesta a cuarenta estudiantes involucrados en la dinámica, para así conocer aspectos de motivación y enfoque del prototipo o trabajo que se realizó.

Cabe destacar que un equipo de la Universidad Nacional Autónoma de México realiza una verificación de la implementación con la finalidad de dar un diagnóstico externo a la institución.

A partir de lo que ya se dijo, el plan de ejecución para el desarrollo de la estrategia se puede observar en la tabla 1.

Fecha Actividades Recursos
Febrero Sensibilizar y difundir el proyecto. Presentación en video.
Marzo Hacer introducción a la metodología Design Thinking. Proyector, material impreso.
Abril Inicio de los prototipos. Materiales personales de los alumnos.
Mayo Cursar el taller de aplicación del FabLab para docentes. Cortadora láser e impresora 3D.
Mayo Revisar los avances de los prototipos. Materiales de los alumnos.
Junio-Julio Presentación de los prototipos. Presentación.
Agosto Aplicar la encuesta de la unam a estudiantes y profesores. Computadora.
Septiembre Visita y uso del FabLab. Laboratorio FabLab.
Octubre Capacitación del programa que controla la cortadora láser RDworks V8. Computadoras.

Tabla 1. Plan de ejecución de la implementación del FabLab en la Escuela Preparatoria Regional de Atotonilco. Fuente: elaboración propia.

La necesidad de capacitar en el uso de los FabLab y la aplicación del Design Thinking es de suma importancia, debido a que los profesores deben de familiarizarse primero con lo que supone una método innovador, su finalidad, metodología y aplicación. Además, es menester familiarizarse con los equipos que se usan en el FabLab, el software, así como las características y alcances que tienen los dispositivos. Lo anterior dará una visión global al profesor, para guiar a los estudiantes durante el proceso.

Por otro lado, la revisión de prototipos es importante ya que el profesor debe guiar y recomendar la elaboración de éstos, de acuerdo a parámetros y materiales que están dentro de lo que admite FabLab, así como las dimensiones y características que requieren los equipos que se encuentran en estos laboratorios.

Como resultado principal se obtiene que con la implementación del Design Thinking se generan diferentes soluciones a problemáticas observadas por los estudiantes en su entorno. Estos son realizados en prototipos, elaborados con material a su alcance como cartón, papel, plástico, madera o material reciclado, en general.

Los resultados de la encuesta de percepción de los estudiantes del uso del FabLab se muestran en la imagen 3. De los alumnos, 55% tiene la convicción de crear e innovar en un proyecto, lo cual es motivante en su formación académica. Por otra parte, 42.5% desea diseñar y realizar prototipos; sin embargo, un porcentaje mínimo piensa que el FabLab no tiene ninguna aplicación en su vida cotidiana.

Imagen 3. Resultados de la encuesta de uso que los estudiantes pueden dar al FabLab. Fuente: elaboración propia.

En la imagen 4 se da a conocer el propósito de la participación. 52.5% de los alumnos se enfoca en resolver una problemática social, 40% en crear alguna herramienta personal, adaptada alguna necesidad, y un muy bajo porcentaje, de 7.5%, sólo tiene la intención de cumplir con el requisito. Las cifras presentadas en ambos gráficos sugieren que los estudiantes se sienten motivados y, hasta cierto punto, retados a generar ideas que tengan una aplicación en su entorno.

Imagen 4. Propósito de creación. Fuente: elaboración propia.

En la imagen 5 se muestra un prototipo de un minigenerador eléctrico, elaborado con material al alcance de los estudiantes. En la imagen 6 se observa un prototipo de una mano mecanizada, la cual podría funcionar como prótesis para personas con discapacidad.

Imagen 5. (Izquierda) Prototipo de generador eléctrico.
Imagen 6. (Derecha) Prototipos de prótesis de mano mecanizada.

Conclusiones

El desarrollo y materialización de las ideas con la ayuda del Design Thinking en la etapa educativa temprana es de suma importancia para el crecimiento de los estudiantes (Noel y Liub, 2017). Los alumnos desarrollan, sino es que mejoran, habilidades tecnológicas creativas innovadoras, aparte de que se logra un alto nivel de involucramiento en sus proyectos (Acebo, 2017).

En este sentido, el uso de este tipo herramientas en el futuro de la educación debe promoverse, porque facilita la construcción del conocimiento de manera colaborativa y despierta la inquietud en los estudiantes, al materializar ideas en artefactos que son útiles a la sociedad (Walter-Herrmann y Büching, 2014).

Esto apunta a que la implementación del FabLab en la Escuela Preparatoria Regional de Atotonilco favorece el desarrollo de los estudiantes a partir de su interacción con el FabLab y el Design Thinking. Por lo tanto, el programa debe extenderse a todos los grados y grupos del plantel, bajo la premisa de un desarrollo continuo de ideas conforme el estudiante avanza en sus estudios de bachillerato, para concretar un prototipo final al culminar su grado.

De igual manera, es necesario proyectar y construir espacios como el FabLab en las escuelas donde los alumnos puedan ser más creativos y desarrollen habilidades para el uso de la tecnología aplicada en ideas innovadoras. Esto, en el entendido de que hay proyectos que evolucionan con el estudiante a lo largo de su vida académica y personal, y, al final, dichas ideas tienen el potencial de convertirse en nuevas tecnologías, herramientas o patentes en beneficio de la sociedad y su entorno.

Referencias

  • Acebo, F. J. L. (2017). Ecologías colaborativas: análisis y caracterización del fenómeno FabLab [tesis de doctorado, Universidad de Cantabria].
  • Elsbach, K. D., y Stigliani, I. (2018). Design thinking and organizational culture: A review and framework for future research. Journal of Management, 44(6), 2274–2306. doi: https://doi.org/10.1177/0149206317744252.
  • García-Ruiz, M. E. y Lena-Acebo, F. J. (2018, junio). FabLab global survey: Characterization of FabLab phenomenon. 2018 13th Iberian Conference on Information Systems and Technologies, pp. 1-6. doi: https://doi.org/10.23919/CISTI.2018.8399154.
  • Macarrilla, C. (2017). Design Thinking [infografía que describe el proceso de Design Thinking]. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Designthinking.png#filelinks.
  • Magro Gutierrez, M. y Carrascal Domínguez, S. (2019). El Design Thinking como recurso y metodología para la alfabetización visual y el aprendizaje en preescolares de escuelas multigrado de México. Vivat Academia (146), 71-95. doi: https://doi.org/10.15178/va.2019.146.71-95.
  • Noel, L. A y Liub, T. L. (2017, mayo). Using Design Thinking to Create a New Education Paradigm for Elementary Level Children for Higher Student Engagement and Success. Design and Technology Education: an International Journal, 22(1). https://ojs.lboro.ac.uk/DATE/article/view/2198.
  • Ramos, R., y Wert, A. (2015). ¿Qué es el Design Thinking? Design Thinking en español. http://designthinking.es/home/index.php.
  • Walter-Herrmann, J., y Büching, C. (Eds.). (2014). FabLab: Of machines, makers and inventors. Transcript Verlag.


Recepción: 17/12/2018. Aprobación: 30/07/2020.

Vol. 21, núm. 6 noviembre-diciembre 2020

Panorama del servicio de referencia digital en bibliotecas de la UNAM

Bardo Javier García Martínez Cita

Resumen

Actualmente se observa una marcada disparidad de la presencia en línea de varias bibliotecas universitarias pertenecientes a la Universidad Nacional Autónoma de México (unam). Este hecho representa una problemática notoria cuando se toma en cuenta el indicador sobre el acceso a estos servicios digitales. El presente trabajo considera 35 bibliotecas de dicha universidad, vinculadas al Subsistema de Licenciatura y Posgrado, con el objetivo de observar la estructura de sus sitios web. Esto con el fin de enfocarse en los posibles medios de acceso que tienen los usuarios de esta comunidad bibliotecaria a un servicio de referencia digital. Para ello, se parte primero de la conceptualización del servicio de referencia, así como sus tendencias actuales, para poder conocer los parámetros mínimos que se espera de un servicio de esta naturaleza. Posteriormente, se indaga sobre las particularidades (tanto ventajosas como desventajosas) en términos de estructura y organización, que componen dichos accesos respecto a una posible referencia digital y el estado actual en que se encuentran. Finalmente, se culmina con una reflexión alineada con la metodología aquí explorada.
Palabras clave: bibliotecas universitarias, bibliotecas digitales, sitios web, servicio de referencia, referencia digital.

Overview of the digital reference service at unam libraries

Abstract

There is currently a wide disparity of features in the online versions of many college libraries under the administration of the National Autonomous University of Mexico (unam). This problem is particularly pervasive in aspects dealing with access to digital services. That is why in this article 35 libraries of the undergraduate and graduate programs subsystem were analyzed in order to understand their underlying website structures. This was done by focusing on the possible means of access that users of the library community have to a digital reference service. In order to achieve this, we began by conceptualizing the referral service, as well as its current trends, in order to meet the minimum standards expected of a service of this nature. Subsequently, we researched their particularities, in terms of structure and organization of such accesses, regardless of their advantages or disadvantages. Finally, we carry out a reflection based on this methodology.
Keywords: faculty libraries, digital libraries, websites, reference service, digital reference.

Introducción

El servicio de referencia cuenta con una serie de propósitos y alcances determinados que, como cualquier otro servicio del ámbito bibliotecario, ha evolucionado en función del avance de las tecnologías que envuelven a la comunidad que atiende. Su presencia actual dentro del espacio universitario se manifiesta en la forma de una referencia digital, y el presente trabajo tiene como objetivo realizar un esfuerzo por explorar la situación del acceso a dicho servicio durante el año 2019, dentro de la presencia web del Subsistema de Licenciatura y Posgrado dentro de la Universidad Nacional Autónoma de México (unam).

Además, se planteó encontrar las características más relevantes y el funcionamiento de las herramientas que permitan exponer las buenas y malas prácticas dentro de este caso de estudios. Este trabajo nace debido a la gran relevancia que tiene este servicio en las necesidades especializadas según cada carrera universitaria, pues resulta medular en la búsqueda de información y solución de problemas propios la vida estudiantil universitaria.

Servicio de referencia

La referencia en bibliotecas está relacionada directamente con el acceso a la información. Su objetivo es guiar al público hacia las formas más eficientes de obtener la información que requieren, no sólo haciéndola asequible, sino también instruyendo al usuario en los métodos correctos para llegar a ella. La American Library Association ofrece una definición del servicio de referencia:

Bibliotecarios que asisten, asesoran e instruyen a los usuarios para el acceso a todas las formas de conocimiento registrado. La asistencia, el asesoramiento y la instrucción incluyen tanto el servicio directo como el indirecto a los usuarios (Reference and User Services Association [RUSA], 2017).

Es un deber del referencista enseñar el uso apropiado de los recursos de información, solventar con precisión las dudas de los usuarios, proveer información sobre las fuentes que puedan servir para que éstos solucionen sus propias dudas, seleccionar y recomendar materiales acordes a las necesidades de información de los distintos tipos de usuarios, así como impulsar las habilidades informativas de la comunidad a la que atiende. De acuerdo con González:

El servicio de referencia se presta por distintos canales, tales como teléfono, chat, redes sociales (referencia inmediata), correo electrónico, formulario Consúltenos y faqs (referencia no inmediata) y, sobre todo, la atención en persona al usuario en los mostradores y puntos de información situados en las salas de lectura de las bibliotecas y en las áreas de trabajo del personal bibliotecario (González, 2012, p. 569).

Tendencias actuales en el servicio de referencia

En el espacio universitario, la referencia es un servicio vital debido a que el nivel de estudios que requiere un usuario en este ámbito corresponde a necesidades de información amplia y, en muchos casos, estas necesidades son especializadas.

Aunque el perfil de un usuario de biblioteca universitaria incluye a estudiantes y profesores, al comparar el número de estudiantes con el de profesores se hace evidente que el grueso de los usuarios se encuentra del lado estudiantil. Si se contempla este perfil, se puede señalar que una de sus características más importantes radica en la facilidad para el uso de la tecnología más actual; ya sea en computadoras portátiles, tabletas o teléfonos inteligentes. De esta manera, se entiende que los lugares más probables para que los estudiantes universitarios busquen un servicio de referencia pertenezcan al espacio digital.

La referencia digital es una consecuencia del empeño en el sector bibliotecario para adaptar las tecnologías disponibles y mejorar con ello sus servicios, para acercarse de manera proactiva a los usuarios. Según Martínez del Prado:

La referencia electrónica o digital ha sido el resultado de la evolución en las nuevas formas de acceder a la información, pues los años pasados han traído avances en las redes computacionales, trayendo consigo consecuencias inmediatas y permanentes para la provisión de servicios de referencia (Martínez del Prado, 2008, p. 20).

Las aplicaciones de este servicio en el ámbito digital han sido diversas, pero un medio electrónico actual que cobra mucha fuerza para atender estas necesidades se encuentra en las redes sociales. Ahí, el esquema de atención cambia porque ahora es la biblioteca quien se acerca a los usuarios y no son ellos los que tienen que “salir” a buscar dicho servicio. Aún considerando todos los cambios que han presentado, el servicio de referencia digital no pierde de ninguna manera las metas que debe cumplir, ya que debe buscar siempre solventar las dudas y consultas de los usuarios tomando como ventaja las tecnologías disponibles. Al respecto, la International Federation of Library Associations and Institutions (ifla, 2002, p. 2) establece políticas claras y, por ello, sugiere tomar en cuenta los procedimientos existentes de la institución, la asignación de responsabilidades, así como definir y delimitar la clientela primaria a quien va dirigido este servicio.

Al tratarse de una sesión de preguntas y respuestas de manera remota y atemporal, se observa que se modifica la dinámica y se guía al usuario de manera distinta. Una gran ventaja de este cambio es que el usuario se toma el tiempo necesario para redactar su pregunta, dándole la oportunidad de estructurarla de mejor manera que si fuera una situación presencial. De esta forma, “El servicio de referencia digital se puede considerar como una entrevista de referencia en línea que puede durar menos de un minuto hasta el tiempo necesario para alcanzar una respuesta satisfactoria” (Katz, 2002, p. 2).

Referencia digital en la UNAM

La unam es una institución educativa fundamental en México, pues se considera la cuna de la formación universitaria y de la investigación en el país. En este sentido, la actividad de referencia como apoyo en las labores académicas en los niveles de licenciatura y posgrado debe residir como un servicio prominente y bien estructurado. A partir de esta premisa se presenta aquí una indagatoria sobre la presencia de este servicio en el ámbito web, específicamente sobre los medios de acceso y contacto que tienen disponibles los usuarios en una búsqueda en su modalidad digital.

El subsistema de bibliotecas pertenecientes a licenciatura y posgrado dentro de la unam está constituido por veintiséis entidades, de las cuales se pueden encontrar un total de 35 bibliotecas. En algunos casos, no obstante, el sistema de posgrado llega a contar con el apoyo de bibliotecas de entidades colaboradoras, con sus respectivas Facultades, como pueden ser institutos de investigación o bibliotecas externas. A pesar de este arreglo, en el presente trabajo únicamente se tomarán en cuenta las 35 bibliotecas que son destinadas específicamente a cada entidad. Estas entidades son las responsables directas de los servicios a su comunidad. En la tabla 1 (ver anexo) se muestran a detalle las bibliotecas que componen este subsistema, ordenadas por entidades.

Dentro de la presencia web de las 35 bibliotecas mencionadas, se buscaron los medios y accesos más factibles en los que los usuarios pueden acudir a un servicio de referencia digital. Los canales digitales encontrados que califican para este fin fueron: a) cuentas de correo electrónico de contacto, b) formularios de contacto, c) redes sociales, y d) un caso especial de chat en la Biblioteca Digital de la Universidad (BiDi-unam).

Las modalidades que se mencionaron como potencial contacto para referencia digital se distribuyen como se muestra en la imagen 1. Hay que señalar que en algunas bibliotecas se repite más de una opción. Por otra parte, dentro de la tabla 2 (ver anexo), se desglosan las características específicas que pueden servir para implementar el servicio de referencia en cada modalidad. En la tabla 3 (ver anexo), se señala su división respecto a si cuentan con un contacto de manera textual o mediante un sistema predefinido de correo. En lo que concierne a las bibliotecas que cuentan con redes sociales para establecer contacto, en la tabla 4 (ver anexo) (ver anexo), se observa una clara división según el tipo de acceso a dichas redes.

Imagen 1. Acceso potencial a servicio de referencia digital en bibliotecas de licenciatura y posgrado, unam. Fuente: elaboración propia.

De acuerdo con la situación actual en la que se encuentran dichas bibliotecas, el mayor potencial que tienen para un servicio de referencia digital reside en el contacto mediante redes sociales con preguntas automatizadas. Un ejemplo de ello se observa en la imagen 2, en donde la biblioteca “Lino Picaseño” y la Facultad de Ciencias manejan esta comunicación por un chat social. Hay que señalar que este tipo de presencia ante el usuario puede tener un gran impacto, ya que es una oportunidad para hacerle sugerencias y abordar las dudas más comunes, al mismo tiempo que se deja la opción abierta a consultas más amplias.

Imagen 2. Ejemplos de chat social preparado en bibliotecas de la unam. Fuente: cuentas de Facebook de las bibliotecas de la Facultad de Ciencias y “Lino Picaseño”, 2019.

En algunos casos, se apoya la formalidad del servicio cuando se especifican previamente los horarios de atención. Desafortunadamente, esta opción de servicio es en su mayoría desaprovechada debido a los tiempos de respuesta. Asimismo, las preguntas automáticas versan sobre temáticas generales y, de entrada, ya están disponibles en la sección de información de su página institucional en Facebook.

Discusión sobre las problemáticas de la referencia actual

El problema con la referencia digital en este subsistema de la unam es que está casi ausente, pues, en la mayoría de los casos, no es parte formal de la sección de servicios. A pesar de ello, algunas páginas de bibliotecas cuentan con un contacto general, y, en los casos en que sí hay acceso a redes sociales, los usuarios pueden usar estas páginas de manera activa a modo de referencia, aunque no esté establecida como tal por parte de la institución. Por lo tanto, no se observa una referencia estructurada con las herramientas específicas para ello. Los accesos al contacto bibliotecario digital son dispares, debido a la divergencia de desarrollos y diseños entre los sitios web, que a su vez se torna en un indicativo para considerar una homologación de presencia web de las bibliotecas en términos de estructura y navegación, para así contemplar el establecimiento de un sólo tipo de servicio de referencia digital.

A continuación, se describen las tres modalidades de comunicación encontradas en este subsistema de la unam, detallando sus respectivas ventajas y desventajas.

Estructura del servicio de referencia vía correo electrónico

De las bibliotecas analizadas, se observó que en 11 casos se da el acceso a un contacto mediante correo electrónico, con una disposición textual de la dirección de correo. En otros tres casos, dicha cuenta de correo se encuentra vinculada con el sistema de correo automático del usuario. En todos los casos se encuentra este método de contacto como un apoyo general, no especializado.

Los contactos electrónicos aquí señalados podrían potencialmente cubrir (aunque sea de forma parcial) dichas necesidades. Y es que un aspecto indispensable de este método radica en su localización dentro de la pantalla, aunque en varias ocasiones se identificó que el contacto por correo no es localizable de manera efectiva.

Por otro lado, la única ventaja posible de una disposición textual del correo de contacto es que el usuario copie dicha dirección y la utilice en cualquier sistema de correo que desee; sin embargo, este es un método muy pobre y limitado. Su característica obvia es la asincronización, que otorga, tanto al usuario como al bibliotecario, el tiempo suficiente para elaborar y aterrizar sus respectivas preguntas y respuestas. Si se considera cualquier otro aspecto, este esquema no ofrece otras ventajas discernibles.

Las desventajas como referencia de esta modalidad de contacto se hacen patentes a primera vista: las posibilidades de un contacto directo o en tiempo real son nulas. No existe una flexibilidad razonable en la comunicación que permita un asesoramiento elaborado para implementar estrategias de búsqueda de información. En caso de requerir una atención especializada, ésta se tendría que llevar a cabo mediante una abundante serie de correos para tal efecto.

Estructura del servicio de referencia vía referencia social

Se encontró que la disposición de contacto mediante red social se da como parte de la navegación global o dentro de un menú contextual. Regularmente, el acceso se da mediante botones iconográficos separados de otros elementos. El arreglo y estructura de estos botones son de gran importancia, porque si dicha configuración forma parte de una navegación global significa que estará presente durante todas las secciones del sitio, al darle una posición notable y el rol de verdadero servicio.

En cambio, cuando la configuración se encuentra dentro de una estructura de navegación contextual, el contacto mediante red social pasa a localizarse sólo en sectores selectos del sitio, como elemento relativo a dicha sección. Este es el caso de la mayoría de los sitios que cuentan con redes sociales. La razón principal de ello es que la red está vinculada como una cuenta social general de la institución y no dedicada a una consulta especializada a los usuarios de biblioteca.

Estructura del servicio de referencia vía chat

Como se mencionó en el tercer apartado, Referencia digital en la unam, el sitio web de la Biblioteca Digital, se considera como un caso especial porque no pertenece a una biblioteca en particular, pero se encuentra vinculada desde varias bibliotecas y ofrece sus servicios a todo el Sistema Bibliotecario de la unam. En su página web tiene incorporado un sistema de chat que funge de forma especializada como servicio de referencia digital. En la imagen 3 se muestra la ubicación de dicho sistema de chat dentro de la interfaz, así como un acercamiento al despliegue de la ventana.

Imagen 3. Ubicación del sistema de chat para consultas en BiDi-unam. Fuente: sitio web BiDi-unam, 2019.

Este servicio de chat tiene un horario de atención de 8:00 a 21:00 horas, y cuando no se encuentra activo incorpora en su lugar un breve formulario de contacto para envío de preguntas y consultas. De esta manera, ofrece con ello atención asincrónica para no descuidar a los usuarios. En la imagen 4, se observan a detalle los campos que se tienen disponibles.

Este sistema se encuentra ubicado en la parte inferior derecha de la pantalla. Al abrir el sitio web se muestra como una pestaña, discreta pero visible, y al dar clic en ella se activa la ventana. Esta disposición es altamente efectiva debido a que se muestra al frente de la página de forma privilegiada, pero sin opacar o invadir el resto del sitio web para añadirse como un servicio independiente del sistema de navegación y presente en todas las secciones internas. Esto permite continuar la consulta de referencia sin importar la ubicación del usuario dentro de la página.

Imagen 4 (izquierda). Formulario de contacto fuera de horario de servicio en BiDi-unam. Fuente: sitio web BiDi-unam, 2019.
Imagen 5 (derecha). Herramientas contextuales del chat. Fuente: sitio web BiDi-unam, 2019.

Al contemplar la estructura interna del chat, como se muestra en la imagen 5, se observa que al abrirlo presenta una barra de encabezado que tiene una triple función. Por una parte, muestra mediante características textuales el estado activo o inactivo del servicio y un mensaje de bienvenida. Su siguiente función consiste en un menú contextual de tres opciones dedicadas a la administración de la sesión interna de la herramienta; una de ellas es de gran relevancia y está titulada “Saltar Widget”, la cual permitir “sacar” el chat de la ventana principal del explorador de internet. Con esta función se logra una independencia del servicio sin importar la ubicación o estado del sitio de la biblioteca digital, y se hace posible cerrar dicha ventana principal y mantener abierta la sesión de referencia.

En lo que concierne al manejo de botones, se llevan al mínimo y ofrecen por ello una experiencia limpia. Dentro de las herramientas de escritura, hay tres íconos claros con las opciones de insertar los emoticones de Me gusta/No me gusta, además de la capacidad de adjuntar archivos.

Una vez iniciada la consulta se da una sesión constante durante toda la navegación, con facilidad de uso, y atención sincrónica en tiempo real durante los horarios de servicio (ver imagen 6). Incluso, no se descuida al usuario fuera de horario de servicio al ofrecer una herramienta asincrónica adicional. Por todo lo anterior, se puede concluir que esta página cuenta con una adecuada ubicación y una apropiada aplicación técnica del sistema.



Imagen 6. Interacción entre usuario y bibliotecario mediante referencia digital de BiDi-unam. Fuente: sitio web BiDi-unam, 2020.

Esta modalidad de referencia no se implementa en las bibliotecas de manera individual; por lo tanto, no hay una consulta de referencia especializada para cada disciplina. En este caso, lo difícil es que el bibliotecario detrás de dicho servicio pueda solventar esa tipología de consultas. En estos escenarios lo más que se puede ofrecer son los datos de contacto correspondiente. Esto nos regresa a la problemática actual aquí planteada: el usuario queda a merced del tipo de contacto que se tenga al final de este proceso.

Reflexiones finales

Al presentar aquí el panorama y parámetros de uso que comprenden la configuración de los distintos accesos a una posible referencia digital, dentro del subsistema bibliotecario en cuestión, se evidencian las carencias y características que existen en este entorno. Todo ello aporta una serie de posibilidades que permitirán generar un diagnóstico formal y más detallado de la tecnología digital utilizada. Hay que aclarar que, si se desea ahondar más en dicho aspecto técnico, sería necesario conocer a profundidad las capacidades humanas y los alcances tecnológicos con los que cuenta cada biblioteca. En todo caso, se obtendría la materia prima para realizar otro tipo de análisis.

Respecto al presente artículo y considerando la experiencia desde la perspectiva como usuario, presente en este análisis, es posible sugerir algunas recomendaciones al respecto:

  1. En los casos en que se recurre al uso de vínculos textuales hacia un servicio de atención al usuario, éstos deben mostrarse de manera intuitiva. Especialmente si el servicio se proporciona mediante una cuenta de redes sociales, pues en esta situación es muy importante cuidar que los botones sean claros al indicar, en efecto, que se está ofreciendo información o algún contacto para asuntos generales o, si en todo caso, se utiliza como un medio de servicio de referencia. La diferencia en este escenario es importante, ya que dicho arreglo separa las consultas básicas y generales de las especializadas.
  2. Uno de los aspectos más importantes a cuidar es la urgencia de una homologación de la estructura web de las bibliotecas de este subsistema. De seguir el ejemplo de BiDi-unam, sería posible la integración de un chat como referencia digital. De hecho, en términos de estructura, este sitio resulta ejemplar, porque además cuenta con una estructura de navegación jerárquica, a dos y tres niveles de profundidad, que consta de tres menús claramente diferenciados.
  3. Resulta interesante la manera en que un sitio con una distribución de contenidos tan abundantes pueda priorizar el servicio de referencia sin invadir de manera alguna la organización y navegación establecida. Se enfrenta, por un lado, al reto tecnológico de programación e integración y, por el otro, a la designación de personal adecuado para la atención especializada, así como la familiarización técnica con la herramienta. Todas estas competencias en conjunto requieren de una labor en equipo por sus características.

Existen una multitud de elementos para lograr una referencia adecuada dentro de las bibliotecas aquí exploradas. Los factores que probablemente evitan que un chat sea implementado de manera individual comienzan, por un lado, con la capacidad técnica reflejada en la disparidad de desarrollo que se da en cada sitio de biblioteca, y por el otro, con el aspecto humano que recae en la capacidad y disponibilidad de personal en cada sitio web. El presente documento es una visita al panorama general de la unam y, en consecuencia, se espera que sirva de antecedente para acercar a uno de los servicios de información más importantes a los usuarios de la Universidad.

Referencias



Recepción: 02/04/2020. Aprobación: 05/08/2020.

Vol. 21, núm. 6 noviembre-diciembre 2020

Políticas educativas e incorporación de las TIC en la educación superior mexicana

Marisol Muñoz Martínez Cita

Resumen

El presente artículo es un análisis sobre la introducción de las Tecnologías de Información y Comunicación (tic) en el sistema educativo mexicano, a través de la documentación de las políticas educativas. En seguida, se comenta la importancia de las tic como mediadoras en el proceso de aprendizaje, particularmente en la educación superior. Las conclusiones apuntan a centrar la atención en los procesos de aprendizaje más que en la inversión de equipamiento.
Palabras clave: educación superior, tecnologías de información y comunicación, políticas públicas educativas, tic.

Educational Policies and ICT Incorporation in Mexican higher education

Abstract

This article is an analysis of the introduction of Information and Communication Technologies (ict) in the Mexican educational system, through the educational policies documentation. The importance of ict as mediators in the learning process is discussed below, particularly in higher education. The conclusions aim to focus attention on learning processes rather than investment in equipment.
Keywords: higher education, information and communication technologies, public education policies, ict.

Introducción

La actualización y renovación permanente del saber científico y tecnológico, y el sistema económico centrado en la producción, han generado cambios en la forma de elaborar política en México. En particular, han orientado la educación al desarrollo de competencias para dar respuesta a nuevas demandas del mercado laboral, en el contexto de la globalización y la transformación digital de la industria y las organizaciones.

En este marco, el presente artículo centra su atención en la introducción de las Tecnologías de Información y Comunicación (tic) en el sistema educativo mexicano, a través de la documentación de las políticas educativas. Además, se aborda la importancia de las tecnologías en la educación superior, como mediadoras en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Así, surge la cuestión: ¿cuál tendría que ser la prioridad de las políticas educativas en materia de tic?

Políticas educativas para la introducción de las TIC en México

La incorporación y uso de las tic en las actividades cotidianas humanas ha propiciado que los organismos internacionales se ocupen de la detección de la necesidad de su incorporación al ámbito educativo. Entre dichos organismos se encuentran la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (unesco), la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (ocde) y el Banco Mundial (bm).

Resalta el trabajo realizado por la unesco para la adopción de las tecnologías en el ámbito educativo. En la década de los noventa constituyó la Comisión Internacional sobre la Educación para el Siglo xxi (1996), presidida por Jaques Delors, y en cuyo informe se indica que, a partir del contexto de un mundo globalizado, multicultural y con problemas de inequidad, se requiere instrumentar una nueva propuesta de construcción de la educación y el aprendizaje. Además de contar con profesores adecuadamente formados, se considera la incorporación de otros elementos para impartir enseñanza de calidad, dentro de los cuales, el uso de medios de comunicación y de las tecnologías cobran gran relevancia.

En el caso de México, los primeros intentos de introducir los recursos tecnológicos en el sistema educativo mexicano datan del sexenio de Miguel de la Madrid (1982-1988). Con el programa de Telesecundarias, inaugurado en 1986, la Secretaría de Educación Pública (sep), en el ya mencionado período de gobierno, incorporó la televisión al ámbito educativo, con el fin de poner al alcance los estudios de secundaria para jóvenes residentes en comunidades alejadas de las zonas urbanas.

Posteriormente, entre 1993 y 1994, se implementó el Proyecto Introducción de la Computación Electrónica en la Educación Básica (oeeba-sep) para educación primaria. Siguieron, de manera consecutiva, el Sistema de Educación Satelital (edusat), inaugurado en 1995, y la Red Nacional de Videoconferencias para la educación, en 1997, con la participación de la Universidad Nacional Autónoma de México (unam), el Instituto Politécnico Nacional (ipn) y la Universidad Autónoma Metropolitana (uam).

Cabe señalar que, en 2003, se hace una adición al artículo seis de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, donde se establece la libertad de expresión y el derecho al acceso de la información, que a letra dice: “el Estado garantizará el acceso a las tic, así como servicios de radiodifusión y telecomunicaciones, incluido el de banda ancha, e Internet […]” (Cámara de Diputados del H. Congreso de la Unión, 2008, p.10).

Para inicios del siglo xxi, durante el gobierno de Vicente Fox Quezada (2000-2006), se impulsó como proyecto sexenal educativo el Programa Enciclomedia (2003), para quinto y sexto grado de primaria. En ese momento se estableció la política de fomento del uso educativo de las tic en la educación básica, cuya tarea sería “impulsar el uso, expansión, y desarrollo de las tic, así como la producción de materiales audiovisuales e informáticos que […] favorecieran el aprendizaje” (sep, 2006, pp.13-14). Lo anterior, a través de la distribución computadoras de escritorio, pizarrones blancos, proyectores y un contenido didáctico, que poco se usó por falta de capacitación hacia los profesores, o bien la carencia de servicios básicos como energía eléctrica.

En 2010, durante el gobierno de Felipe Calderón (2006–2012), se implementó el Programa Habilidades Digitales para Todos (hdt), en secundaria, para apoyar el aprendizaje de los estudiantes y ampliar sus competencias para la vida. En el gobierno de Enrique Peña (2012-2018), se propuso ampliar la oferta educativa y mejorar la gestión educativa a través del programa Estrategia Digital Nacional (2014).

Los resultados de los proyectos y programas mencionados dejaron en evidencia las deficiencias de una política educativa, que al parecer no está planeada con objetivos pedagógicos ni estrategias apropiadas para lograrlos. Se hizo una inversión en tecnologías (Severin, 2010), con el supuesto de que, por su sola presencia dentro del aula de clases, se estaría a la vanguardia educativa y, por ende, aportarían al proceso de enseñanza-aprendizaje.

Como se aprecia, los proyectos y programas implementados en la mayoría de los casos son una combinación de políticas de equipamiento informático y dotación de contenidos digitales para las tareas de enseñanza. Sin embargo, sólo en la minoría se aborda la sustentabilidad de presupuesto dirigido a la capacitación de las y los profesores, y el mantenimiento y actualización del equipamiento. Por ello, es necesario cuestionar el discurso políticamente correcto, para iniciar un abordaje más amplio en la introducción de las tic en el ámbito educativo, e involucrar a las y los profesores, administradores educativos, estudiantes universitarios y el currículo.

De acuerdo con lo expuesto, Benavides y Pedró (2007) proponen que las políticas educativas deben definir con antelación un perfil del profesor, y proceder a asegurar la disponibilidad de contenidos y aplicaciones, lo que favorecería la implementación de apoyos dirigidos al área de investigación científica y tecnológica.

La importancia de las TIC en la educación superior

Las tic han conformado un fenómeno social de gran alcance, que ha transformado las actividades cotidianas de la humanidad. Éstas, asimismo, avanzan de una manera acelerada y sin pauta alguna, por lo que se requiere que los estudiantes universitarios desarrollen ciertas habilidades, destrezas, aptitudes y un juicio propio, que les permitan hacer uso de las tecnologías, en la adquisición, reforzamiento o divulgación del conocimiento.

En la Conferencia Mundial sobre la Educación Superior, se exterioriza que los estudiantes deben asumir la responsabilidad de ser un participante activo en el apoderamiento del conocimiento, valores y habilidades necesarios para aprender a: conocer, hacer, trabajar en equipo, a ser solidario, tomar decisiones, resolver problemas, etcétera (unesco, 1998). En este sentido, las Instituciones de Educación Superior (ies), en conjunto con las y los profesores juegan un papel relevante. Para Tedesco (2000), la sociedad del conocimiento, en particular la universidad, debe tener en cuenta tres nuevos factores en su acceso al conocimiento:

  1. “es necesario educarse toda la vida”;
  2. la democratización del acceso a los niveles más complejos del conocimiento no puede quedar confiada solamente a la universidad, debido a que la gran mayoría quedaría fuera del proceso de desarrollo personal y social (generándose un nuevo despotismo ilustrado);
  3. se deberán encarar los desafíos que plantean las tecnologías de la información a las instituciones y métodos de enseñanza (pp. 77-78).

El objetivo básico de la educación superior, según Tedesco (2000), deberá centrarse en “lograr que las personas aprendan a aprender” (p. 77). Los estudiantes universitarios deberán dominar las operaciones cognitivas fundamentales asociadas a cada dominio del saber y desarrollar actitudes básicas vinculadas con el aprendizaje permanente: curiosidad, interés, espíritu crítico, creatividad, etcétera.

Ante este escenario, es fundamental que las ies ofrezcan la infraestructura tecnológica, así como capacitación a las y los profesores, con la finalidad de que el estudiante universitario, desarrolle y domine “las destrezas informáticas –manejo de software y hardware– e informacionales –gestión del conocimiento, discriminar fuentes formales de consulta, entre otras–” (Edel, 2015, p. 3), estas últimas conocidas también como habilidades, competencias, saberes digitales o capital tecnológico incorporado.

Conclusión

Las políticas educativas en México muestran una serie de contradicciones. En este artículo se expone una de ellas: el reconocimiento, ante la legislación, del acceso a la información como un derecho humano, pero sin la implementación de políticas de equipamiento informático que el Estado no ha logrado suministrar en todo el sistema educativo mexicano, desde nivel básico a superior.

Incorporar las tic en la educación debe significar mucho más que una herramienta para mejorar la educación superior en México. Se trata de usarlas con un propósito específico, para generar o reafirmar, en los estudiantes universitarios, conocimientos, habilidades, aptitudes y destrezas, que se necesitan en la sociedad actual. Para ello, se requiere de una política educativa que vaya acompañada de un plan estratégico, que guíe a los líderes educativos institucionales en el proceso de integración de las tecnologías con fines educativos. Este proceso debe de ser integral, es decir, debe considerar a los actores educativos: directores, profesores, estudiantes y, dependiendo del nivel educativo, a los padres de familia.

El análisis presentado apunta a centrar la atención en los procesos de aprendizaje sin detrimento a la necesaria inversión en equipamientos. Es necesario reconocer la importancia de la capacitación de las y los profesores en el uso eficaz de las tecnologías como parte de su práctica diaria, en sus procesos de enseñanza-aprendizaje.

Para concluir, las tic son una realidad, y será determinante ser competente en su uso ante la sociedad de la información y la del conocimiento. Por ello, resulta prioritario su aprendizaje, particularmente en la educación superior, con carácter transversal a cualquier profesión, para estar en consonancia con las demandas laborales.

Referencias





Recepción: 07/09/2019. Aprobación: 01/08/2020.

Vol. 21, núm. 6 noviembre-diciembre 2020

Creencias ambientales mexicanas. La importancia de construir sociedades resilientes

Orlando Puente Zubiaur Cita

Resumen

¿Los animales y las plantas tienen tanto derecho a existir como los humanos? En dónde usted vive, ¿cómo diría que es la situación del medio ambiente? ¿Se había preguntado alguna vez la opinión de los mexicanos hacia éste? La dimensión ambiental en los albores del siglo xxi es un libro basado en la opinión pública, y los datos que ahí se presentan fueron obtenidos de encuestas nacionales sobre el dominio del tema del medio ambiente en México. La gran mayoría de las preguntas de la encuesta nacional impactan en el lector de manera personal, lo que obliga a la reflexión consciente de los problemas que enfrenta el mundo, nuestro país, nosotros mismos y las siguientes generaciones. Finalmente, el libro concluye al enfatizar la importancia de la educación y la difusión de los problemas ambientales para la construcción de sociedades más resilientes.
Palabras clave: medio ambiente, dicotomía naturaleza/cultura, creencias, educación ambiental.

Mexican environmental beliefs. The importance of building resilient cities

Abstract

Do animals and plants have as much right to exist as humans do? How would you say is the environment situation where you live? Have you ever wondered the opinion of Mexicans towards the environment? La dimensión ambiental en los albores del siglo xxi is a book based on public opinion, where the data presented was obtained from national surveys on the domain of the environment topic in Mexico. The vast majority of the questions in the National Survey impact the reader in a personal way, forcing a conscious reflection of the problems faced by the world, our country, ourselves and the following generations. Finally, the book concludes by emphasizing the importance of education and the diffusion of environmental problems for the construction of more resilient societies.
Keywords: environment, dichotomy nature/culture, beliefs, environmental education.

Introducción

La dimensión ambiental en los albores del siglo xxi ha sido de mi agrado para ser referenciada en mi investigación doctoral, principalmente porque aborda la temática sobre las creencias, los hábitos y la memoria socioambiental. En mi trabajo de investigación, he pretendido construir una encuesta que me ayude a observar las actitudes ambientales de una población. Por lo anterior, me fue útil aplicar algunas de las interrogantes propuestas en este libro, que llenó todas mis expectativas de lo que uno mismo y la población en su mayoría respondería, así como del significado ambiental que esto conlleva. De igual manera, es interesante puesto que acerca al lector a comprender el nivel de impacto que los problemas ambientales ocasionan en las sociedades humanas, en particular, como en el planeta tierra, en general.

La construcción del libro

La dimensión ambiental en los albores del siglo xxi forma parte de una colección de 26 obras titulada Los mexicanos vistos por sí mismos. Los grandes temas nacionales. Ésta fue el resultado analítico de diversas encuestas nacionales realizadas por el Área de Investigación Aplicada y Opinión del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (unam). Fueron 93 investigadores y 48 jóvenes asistentes dirigidos por Julia Isabel Flores Dávila, quienes se encargaron de diseñar y levantar 25 encuestas ―a 1200 casos cada una―, en todo el país.

La idea surgió en 2014 ―aunque sigue siendo una obra muy actualizada―, en medio de un contexto de profunda incertidumbre e indignación por la desaparición forzada de los 43 normalistas de Ayotzinapa. “¿Cuál es el papel de la unam en estas realidades?” se preguntaba el entonces rector de la Universidad, José Narro Robles:

Si bien es cierto que nuestra institución no tiene la posibilidad de resolver problemas tan complejos, tampoco puede permanecer indiferente a ellos. Lo que se intentó fue recoger las voces, los pensamientos y reflexiones de los mexicanos; es a ellos a quienes nos dirigimos y a los que nos interesa escuchar (Ímaz, 2015, p. 12).

Como sugiere el cuarto tomo de Los grandes problemas de México del Colegio de México (colmex), uno de los grandes temas nacionales e internacionales de la actualidad tiene que ver con los problemas ambientales que enfrenta nuestro mundo: “una realidad caracterizada por condiciones de deterioro, contaminación, pérdida de la biodiversidad, deforestación, así como por fallas institucionales y en el cumplimiento de las leyes y normas ambientales” (p. 11). Los problemas ambientales generan retos interdisciplinarios para el futuro inmediato, porque se convierten en obstáculos para la calidad de vida, el desarrollo económico y, ciertamente, el estilo de vida cada vez menos sustentable de occidente (semarnat, 2019, p. xv). En este sentido, La dimensión ambiental recoge y analiza el pensamiento y la concepción mexicana. El texto cuenta con la autoría de ocho especialistas ―Marjory González, José Luis Gutiérrez, Paula Vargas, Rosalía Camacho, Dalia Ayala, Marisol Anglés, Rosalía Ibarra y Ana Gisela Beristain―, coordinados por Mireya Ímaz Gispert, quien ha tenido una importante trayectoria en los ámbitos de las ciencias biológicas, ambientales y sustentabilidad.

Como bien refiere la presentación del libro, en México no existen muchas investigaciones acerca de las actitudes ambientales de la población. En este sentido, el trabajo realizado en esta obra es de suma importancia porque las percepciones, los valores y las creencias conforman en gran medida las actitudes ambientales: “La manera en la que las personas construyen su relación con el entorno, interpretan los cambios que ocurren en él, explican sus causas y proponen soluciones” (p. 31). Comprender las creencias de la población en general debe ser el inicio de cualquier esfuerzo por cambiar los hábitos y las actitudes; incluso, de la educación ambiental y las acciones políticas.

Es importante destacar que las encuestas tienen ciertas implicaciones y complicaciones que no pueden ser obviadas. Una encuesta es como una fotografía: es una imagen de un momento y un lugar determinado. De la percepción que los individuos tienen de sí mismos, porque “pone en juego el entramado de conocimientos y sentimientos contenidos en las respuestas” (p. 22). Las respuestas siempre están influidas por el contexto y, en este caso, la encuesta fue realizada en noviembre de 2014, unos meses después del problema de los estudiantes de Ayotzinapa, justo cuando la opinión y la atención pública se centraban concretamente en eso. Es claro que esto tuvo ciertas implicaciones en las respuestas de la gente que, según refieren los autores, consideraron los problemas ambientales en séptimo lugar de una lista de diez opciones (p. 42). A pesar de lo anterior, las encuestas sirven de contraste entre la teoría y la práctica; parafraseando a Ricardo Pozas en el Preámbulo, “entre el saber académico respecto de los problemas estudiados científicamente” (p. 26).

Contrastando datos de la realidad ambiental

¿Considera usted que el cambio climático ha afectado su vida diaria? ¿Cuánto cree usted que sabe sobre las soluciones de los problemas ambientales? ¿Se había hecho alguna vez este tipo de preguntas? Esta obra se basa en el supuesto de que las percepciones ambientales son construcciones sociales, definidas como la manera en la que cada individuo aprecia y valora su entorno, natural y social. Son dinámicas e históricas. Se modifican constantemente con base en nuevas informaciones e interacciones sociales que ocurren en una comunidad:

Las percepciones, junto con los valores y el conocimiento, conforman las actitudes ambientales, es decir la manera en la que las personas construyen su relación con el entorno, interpretan los cambios que ocurren en él, explican sus causas y proponen soluciones (p. 31).

En este sentido, es interesante el planteamiento inicial de los autores. Ellos sugieren que para los encuestados los problemas ambientales serios son los que pueden ubicarse claramente en su entorno inmediato, como la contaminación del aire o del agua. No obstante, otros problemas no tan visibles. Como el cambio climático, suelen observarse tan alejados de la cotidianidad, que difícilmente se perciben. Los autores explican que la encuesta refleja preocupación de la población hacia el cambio climático, pero más de la mitad no tiene una idea correcta de lo que es (p. 135).

El análisis que los autores realizaron de los datos recabados se entrecruza con diversas teorías sobre el daño ambiental y la relación de éste con las percepciones humanas. Como sugiere Jared Diamond (2006, cap. 14), el deterioro ambiental es tan gradual que muchas veces la gente es incapaz de observar los cambios y discernir su magnitud acumulada. A esto le llama amnesia del paisaje: el cambio tan paulatino del medioambiente pasa inadvertido para quienes, por haber estado envueltos por ese paisaje año tras año, lo observan inamovible. De igual forma, William Hirst y Charles B. Stone (2015, p. 106-107) proponen que un estudio más completo sobre la memoria colectiva debe contemplar también el olvido colectivo. Lo que una sociedad construye de su pasado en parte estará relacionado con lo que olvida. Conjugando las posturas de Diamond y Hirst/Stone, resultan evidentes los análisis sobre el cambio climático en el trabajo de Ímaz. Ocurre de forma tan paulatina y la memoria de la gente ―se sugiere en La dimensión ambiental― “es muy corta y expresiones como ‘nunca había hecho tanto calor’, ‘nunca había llovido tanto’, ‘este frío no se había vivido jamás’ son constantes en las conversaciones año con año” (p. 139).

Los autores, en esta obra, describen la responsabilidad que los gobiernos e instituciones tienen sobre los problemas ambientales. Por ejemplo: la crítica a la falta de presupuesto, al interés en el cuidado del medio ambiente, a las políticas de protección, la educación ambiental y la difusión de los problemas, son temáticas constantes que van hilando el discurso del libro. Desde el capítulo 2, “El México que nos rodea”, hasta el 7 “Saberes y opiniones”, los autores evidencian la falta de interés y/o conocimiento que la autoridad empeña en dichos problemas. También dedican muchas palabras a explicar la importancia de políticas públicas adecuadas en el manejo de los recursos y ofrecen cifras oficiales muy interesantes. Por ejemplo, explican que el costo total del agotamiento y degradación ambiental de México asciende a 5.7% del producto interno bruto, en contraste con 1.2% (p. 40) que se dedica a la protección ambiental a través de políticas públicas, campañas educativas, aplicación de energías renovables, etcétera.

En promedio, los 34 países de la ocde, recaudan 1.59% de su pib mediante impuestos de este tipo. México, por lo contrario, al ofrecer un subsidio a la producción y consumo de combustibles fósiles es el único país que “subsidia” procesos contaminantes por un monto que equivale a 1.28% de su pib (p. 40).

Paradójicamente, sugieren los autores, el gobierno destina recursos que aumentan la degradación del medio ambiente. Sin embargo, quizás la postura más recurrente en el libro tiene que ver con la educación y el manejo de la información. Muchas de las preguntas de la Encuesta Nacional evidencian la falta de conocimiento y comprensión de la población acerca de los problemas de este tipo. Esto pasa no sólo con el cambio climático ―como ya se mencionó en líneas anteriores―, sino también con tecnologías alternativas, como los paneles fotovoltaicos, calentadores solares, recuperación de lluvia y tecnologías ahorradoras de agua. Según los datos recabados en la encuesta, más de 85% mencionaron no utilizar ninguna de las anteriores, ya que no sabían que existían o no contaban con los recursos para instalarlos en sus hogares (p. 108). Los autores sugieren que el ingreso familiar es un factor determinante; aunque la falta de información adecuada en las campañas de gobierno y la falta de interés de los medios de comunicación, acrecientan el problema. Explican que la ausencia de la temática ambiental en la televisión coincide con la poca importancia que le otorgan los encuestados: “siendo probablemente un factor clave, junto con la educación, en la conformación ―o la no conformación― de una cultura ambiental” (p. 154).

Evidentemente, la perspectiva general del libro no quedaría cubierta si no abordamos la participación y responsabilidad que los autores atribuyen a los encuestados. Ciertamente, como ellos mencionan, la participación y el involucramiento de la población tienen estrecha relación con una gobernanza ambiental más adecuada. Y, en este sentido, los autores se muestran esperanzados por la disposición personal interpretada en la encuesta. A la gran mayoría (71%) le preocupaban los problemas ambientales ―algunos por ser conscientes de la relación entre la degradación ambiental y la calidad de vida, en otros casos debido al bombardeo mediático que ha posicionado este tema en el cine, la televisión y la prensa―. Sin embargo, principalmente quienes tienen estudios de licenciatura o posgrado se mostraban con más interés de participar en organismos y colectivos de protección (p. 80-82). La gente parecía dispuesta a pagar más por los productos en pro del medio ambiente. Además, consideraban que uno de los grandes problemas estaba relacionado con los bajos impuestos y la ineficiencia en la recaudación de los mismos. El capítulo 4 “Del dicho al hecho” habla enteramente de este esperanzador escenario. Excepto por un punto importante, cerca del 89% de los encuestados afirmaron nunca haber participado en alguna asociación o firmado alguna petición ambientalista. Como bien dice el refrán: “del dicho al hecho, hay mucho trecho”.

Los autores ponen “el dedo en la llaga”, al señalar la contradicción existente entre las percepciones ambientales y las actitudes. Sugieren que las actitudes ambientales (lo que se hace, lo que ocurre) están ampliamente delimitadas por diversos factores como: el ingreso, las experiencias individuales, culturales y sociales. “De ahí que los resultados de las actitudes de los encuestados pueda distanciarse de sus percepciones e intenciones, en tanto unas y otras no tienen una relación lineal o directa” (p. 87). Es decir, los encuestados afirmaban estar interesados en mejorar las condiciones ambientales de su entorno, pero muy pocos de ellos habían participado activamente en acciones, campañas o, incluso, firmando peticiones colectivas (p. 88). En este sentido, los autores afirman que no fue posible analizar los elementos de forma aislada, por lo tanto, se basaron en la interpretación del conjunto de datos ofrecidos por la encuesta en general.

No obstante, quizás en este sentido los autores pecaron un poco de ingenuidad esperanzadora. Es posible que en gran medida tenga relación con un aspecto vital abordado en la misma presentación y que tiene mucho que ver con algunas de las creencias generalizadas, específicamente la dicotomía naturaleza-cultura. Históricamente, en Occidente se ha creído en una supuesta separación entre lo natural y lo humano. Herencia de la antigüedad, la dicotomía está presente incluso en el Génesis del Antiguo Testamento, desde el momento en que Dios creó a los humanos, a su imagen, para señorear al resto de los animales. En esta concepción del mundo, más allá de las ciudades se encuentra lo natural; como un oasis donde existe todo lo ajeno a lo humano, las ciudades han sido concebidas para resguardar a los humanos de un mundo “salvaje y hostil”. Dicha dicotomía ha guiado las creencias occidentales como hábitos de acción y delimitado la interacción entre la humanidad y la naturaleza, considerada lo otro (Myllyntaus y Saikku, 2001, p. 143). Esta dicotomía está presente en múltiples creencias occidentales comunes, como las ideas generalizadas de una separación entre razón e instinto, humanos y animales, hábitat humano y naturaleza, entre muchos otros ejemplos. El antropocentrismo ha impuesto gradualmente la idea de la humanidad como poseedora, ordenadora y protectora del entorno natural y sus recursos (Milesi, 2013, p. 6).

Debido a esta dicotomía, la gente tiene muchas dificultades para comprender la relación intrínseca existente entre sociedad y naturaleza, que conforma el sistema socioambiental. Sin embargo, en las encuestas la gente suele responder lo “socialmente deseable”, aunque en la práctica, como se demuestra en la misma encuesta, realmente no preste mucha importancia a los problemas ambientales, tal cual se pudo percibir cuando los encuestados colocaron los problemas ambientales en séptimo lugar de una lista de diez opciones. Aun así, vale la pena dar el voto de confianza, como sugieren los autores, e interpretar los resultados de la encuesta con resquicios de optimismo.

A manera de conclusión

Es momento de que cada uno de nosotros realicemos, como introspección, una reflexión en torno al medio ambiente. Los autores de este libro describen, de manera simplificada y muy amena, un discurso ambiental y una serie de preguntas resueltas por medio de encuestas, que impactan en el lector de manera personal, obligando a la reflexión y concientización de los problemas que enfrenta el mundo, nuestro país, nosotros mismos y el futuro de las siguientes generaciones.

También, La dimensión ambiental en los albores del siglo xxi es una herramienta práctica y extremadamente útil para los estudios ambientales en general. Al no existir muchas investigaciones de este tipo en México, la obra carga con una doble responsabilidad: por un lado, abrir la mesa de discusión para valorar y revalorar los problemas ambientales, sus causas y el impacto de las creencias y perspectivas de la población. Esto es importante porque las voces de los mexicanos representan el pensamiento de la población, lo que permite observar las creencias y, por ende, los hábitos que rigen el día a día del mexicano. Sólo conociendo estos aspectos es posible redirigir la educación y las políticas en favor de sociedades más resilientes con el medio ambiente. Por otro, esta investigación aporta a la construcción de una ciudadanía informada, crítica y participativa, que impulse nuevas actitudes. Tal cual lo sugieren los autores (p. 168): “También es urgente socializar el conocimiento de las causas y los efectos de los procesos que afectan los socioecosistemas y que las personas tengan herramientas necesarias para tomar decisiones informadas”. En las últimas décadas, la crisis ambiental ha cuestionado la sustentabilidad de la forma de vida humana, no la del planeta que encontrará la forma natural de adaptarse. Este tipo de investigaciones nos ayudan a comprender que la sustentabilidad va más allá de la política y la economía, nos compete a todos como sociedad. Como sugiere enrique Leff: “Pues junto con la crisis ambiental que pone en riesgo la vida, hoy vivimos una crisis moral que cuestiona el sentido de la vida humana. Y esto invita no sólo a una reflexión, sino a una re-educación…” (2009, p. 14)

Referencias

  • Diamond, J. (2006). Colapso: por qué unas sociedades perduran y otras desaparecen (Ricardo García Perez, Trad.). Debate.
  • Hirst, W. y Stone, C. (2015). A Unified Approach to Collective Memory: Sociology, Psychology and the Extended Mind. En S. Kattago (Ed.), The Ashgate Research Companion to Memory Studies (pp. 103-115). Tallinn University.
  • Leff, E. (2009). La esperanza de un futuro sustentable. Transatlántica de educación, (9). 94-103.
  • Lezama, J. L. y Graizborg, B. (Coords.) (2010). Los grandes problemas de México. El Colegio de México. (iv. Medio Ambiente).
  • Milesi, A. (2013). Naturaleza y cultura: una dicotomía de límites difusos. De prácticas y discursos. Cuaderno de ciencias sociales, (2).http://biblioteca.clacso.edu.ar/Argentina/ces-unne/20141001053559/Milesi.pdf.
  • Mireya Atzala, I. G. (Coord.) (2015). La dimensión ambiental en los albores del siglo xxi. Miradas desde la diversidad. Encuesta Nacional de Medio Ambiente. Universidad Nacional Autónoma de México.
  • Myllyntaus, T. y Saikku, M. (Coords.) (2001). Encountering the past in nature. Ohio University Press.
  • semarnat. (2019). Informe de la Situación del Medio Ambiente en México, edición 2018. semarnat.


Recepción: 03/10/2018. Aprobación: 26/08/2020.

Vol. 21, núm. 6 noviembre-diciembre 2020

Una competencia de pesos pesados por el dominio del mundo

Guillermo N. Murray-Tortarolo y Fabiola Murguía-Flores Cita

Resumen

Los seres humanos somos la especie dominante de nuestro planeta por donde se lo vea. Hemos cambiado los flujos de materia e información, entendido nuestro universo a profundidad y hasta modificado la esencia de la vida, los genes. Pero bajo un indicador ecológico, la dominancia, determinada por la masa de una especie, no necesariamente resultamos como los grandes campeones. En este artículo comparamos la biomasa de los seres humanos contra la de las plantas, los microorganismos y nuestro animal domesticado favorito, las vacas, a través de tres rondas de lucha de pesos pesados. Gracias a los cálculos más recientes, la tecnología satelital y las supercomputadoras, podemos darnos cuenta de que no ganamos ninguno de los tres asaltos, pues la biomasa de nuestros compañeros de planeta es mucho mayor a la nuestra. Acompañamos, entonces, en esta pelea de los gorditos, para descubrir un mundo dominado por todos, menos nosotros.
Palabras clave: biomasa global, dominancia ecológica, biosfera, biología cuantitativa.

A heavyweight competition for world domination

Abstract

We humans are the dominating species of our planet. We have largely modified the matter and information fluxes of our planet, we have a deep understanding of our universe, and we even altered the very essence of life, genes. However, under one key ecological indicator, dominance —determined by the biomass of a species—, we may not be the sole rulers. In this article, we compared the biomass of human beings against plants, microorganisms and our favorite domesticated animal, cows, through three heavy-weight box rounds. Thanks to the most recent calculations, satellite technology, and supercomputers, we will show how we easily lose all three rounds, and how the biomass of our planetary neighbors is much bigger than ours. Join us, in this chubby box championship, to discover a world ruled by everyone, but us.
Keywords: global biomass, ecological dominance, biosphere, quantitative biology.

Introducción

Los seres humanos hemos modificado nuestro planeta como ninguna otra especie. Hemos alterado de manera radical los flujos de energía, materia e información, modificando el clima de la Tierra, la productividad de ciertas especies y hasta la misma esencia de la vida: los genes. Por donde lo veamos, somos seres superiores en nuestro mundo, los grandes amos y señores de la vida en la Tierra… ¿Cierto?

Posiblemente no. Tomemos el ejemplo de la dominancia ecológica para explicarlo. Una de las labores que más les gusta a los ecólogos es determinar la composición y estructura de las comunidades vegetales. Para ello, utilizan distintos índices, entre ellos el famoso índice de dominancia, que usa parámetros como la frecuencia, la abundancia y, en particular, la biomasa de las especies, para con ello determinar su “peso” en un ecosistema. La biomasa es, literalmente, el peso (la masa) que tiene una especie viva, y funciona como un buen indicador de su éxito ecológico (si tienes mucha masa, ¡debe ser porque te va muy bien!).

Entonces, basándonos en este simple indicador, ¿somos los más abundantes en el planeta? ¿Es acaso la biomasa de los seres humanos mayor que la de otros organismos vivos, y somos los ganadores en el campeonato de pesos ecológico? En este artículo te lo platicamos. Como un campeonato de box, a lo largo de tres rondas pondremos a pelear la “gordura” de los humanos contra la de otros organismos y, te adelantamos, no ganamos ni una sola vez.

Round 1: humanos vs. plantas

Ronda uno. En la esquina izquierda tenemos a nuestros favoritos, llenos de sangre y huesos, los seres humanos. En la esquina derecha, a las duras, cafés, verdes e inmóviles, las plantas.

En primer lugar, revisemos la cantidad de individuos de la que estamos hablando y, así, hagamos un cálculo de su biomasa. De acuerdo con los últimos datos que revisamos (junio 2020), en este momento hay 7,790,202,015 personas en el mundo y para cuando leas esta nota seguro se habrá incrementado en algunos cuantos millones. Si el promedio de nuestro peso es de 70 kg, significa que los seres humanos tenemos una biomasa de 545 millones de toneladas. Esto lo sabemos gracias a los impecables récords de natalidad y mortalidad que lleva cada país.

No obstante, este no es el caso para los árboles… No hay ninguna nación que se haya dedicado a contar cada uno de ellos y tomar nota de cómo cambian sus poblaciones. Por suerte, en la era moderna contamos con satélites de resolución espectacular. Gracias a ello Tomas Crowther y colaboradores, en un artículo publicado en la revista Nature en 2015, estimaron que existen 3.04 billones de árboles, algo así como 422 por cada persona. De hecho, encontraron que, gracias a las plantaciones humanas, existen más árboles en la actualidad que hace 35 años. Siguiendo con sus estimados, Yinon Bar-On y colaboradores, calcularon la biomasa vegetal, en un artículo publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, en 2018, y obtuvieron un valor de 4.5 billones de toneladas. En otras palabras, las plantas tienen algo así como 7500 veces más biomasa que la de los seres humanos. ¡Ups! No ganamos ni por poquito.

Round 2: humanos vs. microorganismos

Bueno, la ronda anterior era algo predecible. Los árboles son demasiado grandes, demasiado pesados y están por todos lados. Seguro que entonces le podemos ganar a los más diminutos, a los invisibles microorganismos.

Comienza así nuestro segundo round. Nuevamente, en la esquina izquierda tenemos a los monos vestidos, que se enfrentan a nuestro nuevo retador, los minúsculos, microscópicos y más viejos habitantes del mundo: los microorganismos (ojo, el coronavirus se quedó afuera, por prevención a nuestra salud).

En la esquina de los pequeñines se encuentran todos los que miden menos de 5 micras, ¿sabes cuánto es eso? Una micra es la millonésima parte de un metro, así que somos como alrededor de 1.7 millones de veces más grandes que estos organismos. Sin embargo, en este caso el tamaño no es lo que importa si no la abundancia. Dentro de la categoría de microorganismos aquí agrupamos a las arqueas y las bacterias.1 Estos organismos fueron las primeras formas de vida en aparecer en nuestro planeta, por lo que tienen una alta capacidad de adaptación a casi cualquier ambiente. En la actualidad existen microorganismos en cada rincón de nuestro planeta, pueden habitar desde profundas fosas marinas, aguas sulfurosas volcánicas, estómagos de animales, hasta la masilla de nuestros dientes. De acuerdo con un estimado reciente (2019) de Hans-Curt Fleming y Stefan Wuerts, publicado en la revista Nature, hay aproximadamente 1030 bacterias y arqueas en todo el planeta. Este es un número muy grande, es un nonillón, o un 1 seguido de 30 ceros, de bichos; algo así como que el doble de microorganismos en la Tierra sería el mismo número de estrellas en la vía láctea. Tan sólo en una pizca de suelo puede haber hasta 40 millones de células bacterianas y hasta un millón en una gota de agua.

¿Por qué son tan abundantes? Por dos razones: tienen una alta capacidad adaptativa y su ciclo de vida es corto en comparación con los humanos, así que están por todos lados y se reproducen muy rápido. Su capacidad de adaptación es extraordinaria, ya que ningún otro ser vivo en nuestro planeta se atreve a vivir en los barrios donde éstas se la pasan de maravilla. Un ejemplo de estos ambientes son los géiseres y los cráteres de volcanes activos, lugares superinhóspitos e inhabitables por cualquier mortal, ¿cierto? Pues no es así. Existe un amigo llamado Pyrococcus furiosus y como ya lo imaginas por su nombre, esta arquea pueden vivir en ambientes extremadamente calientes, de hecho su temperatura ideal es arriba de los 80ºC (¡temperatura que mataría a cualquier humano!). Otro ambiente muy extremo es el Mar Muerto, en el cual la salinidad es tan alta que si te echas un trago de esa agua te deshidratarías hasta la muerte. Sin embargo, las bacterias del género Halobacterium son más que felices ahí, pues sus adaptaciones les permiten vivir sin problemas en este ambiente salino. También están los microorganismos que soportan muchísima radiación como Thermococcus gammatolerans; los que viven en lo más profundo del mar, donde la presión es muy grande (como para aplastar a un humano y su auto), como Shewanella y Moritellaque se han encontrado a 11,000 metros bajo el mar; también los hay que viven en lo más profundo del suelo, como Bacillus infernus que puede vivir hasta a 2,700 metros bajo la superficie. Así que estos amigos habitan cada rincón y cada nicho de la Tierra.

Gracias a su enorme abundancia y capacidad para vivir en casi todos los ambientes terrestres, las bacterias y las arqueas representan alrededor de16% de toda la biomasa del planeta. Traducido a toneladas, es algo así como 0.7 billones, o mil veces la materia de todos los seres humanos; por lo que nuestros pequeños amigos le ganan por mucho al Homo sapiens en cuanto a biomasa (¡y en su capacidad de vivir en todos lados!).

Round 3: vs. el resto de los animales

¡Que horror! Ni a los grandes, ni a los chicos les ganamos. Pero seguramente es porque son muy distintos a nosotros. Seguro ganaremos si nos enfrentamos a alguien más parecido: nuestros primos móviles, el resto de los animales. Casi exhaustos, pero aquí vamos por última vez, la pelea final: humanos contra el resto de los animales.

A lo mejor en este punto ya te habrás dado cuenta de que hasta ahora no había sido una pelea justa. Estábamos enfrentando a los seres humanos —una sola especie—, contra los miembros de otros reinos (plantas, y bacterias y arqueas, respectivamente), así que claramente hay un poco de trampa. No hagamos lo mismo para los animales, porque de seguro si nos enfrentamos a una única especie, entonces, sí podríamos ganar. Para el caso de los animales, pongamos el terreno un poco más justo, pongamos a “pelear” a los hombres contra su rumiante favorito: las vacas.

Primero, revisemos el número de habitantes vacunos en nuestro planeta. De acuerdo con el último estimado de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (mejor conocida como fao por sus siglas en inglés), para el 2018 —el más reciente estimado— había 1,489,744,504 vacas en todo el mundo. ¡Esto es equivalente a una vaca por cada cinco personas! Y el número sigue creciendo y creciendo, por la incesante demanda por carne y leche en todas partes. Ahora bien, una vaca promedio pesa unos 500 kilos que, multiplicado por el número de vacas, nos da una biomasa de… ¡744 millones de toneladas o un 36% más que la de todos los humanos que habitamos este planeta! Así que perdimos este asalto también. ¡Que desilusión! ¡ Y nosotros pensando que dominábamos este planeta!

Los reyes del mundo

Como les hemos mostrado en estos últimos párrafos, los humanos no somos los dominantes planetarios en términos de biomasa. Bajo cualquier indicador ecológico de dominancia, las vacas son los grandes ganadores cuando se trata de una sola especie y las plantas, cuando hablamos de todo un reino. Esto no quiere decir que deberíamos de “engordar” como humanidad para ganar la competencia y mucho menos significa que debemos eliminar a todos los demás competidores, ¡aunque le estamos echando ganas!

Esta dominancia es el resultado de una estructura ecológica básica global. En primer lugar, necesitamos a las plantas —y las algas—, porque son las productoras de biomasa de nuestro planeta, al llevar a cabo la fotosíntesis. Gracias a ellas todos los demás organismos pueden crecer y existir. Sin plantas, no habría biomasa para nadie más.

Pero la vida no se trata sólo de acumular masa, también necesitamos recircular los nutrientes, a través de la descomposición para seguir creciendo. Para eso tenemos ese enorme número de microorganismos, encargados de mantener el equilibrio planetario, al degradar los restos vegetales y animales, permitiendo que la materia se reintegre al sistema. Los microorganismos son los grandes recicladores que hacen posible la permanencia de la vida en nuestro planeta.

Finalmente, somos muchas —muchísimas— personas en este planeta y necesitamos alimentarnos todos. Dada nuestra evolución, tenemos una tendencia natural a que nos encante la carne y, mientras la dieta dominante siga siendo carnívora, seguiremos teniendo miles de millones de vacas para satisfacer esta demanda. Sólo en esta parte podemos esperar un cambio en la dominancia, si decidiéramos, como humanidad, reducir nuestro enorme consumo de carne. Mientras tanto, seguiremos “pesando” menos que nuestros primos rumiantes.

Así que cada uno de los pedazos de esta historia, de estos rounds, estaba destinado a perderse. No hay manera de que exista un equilibrio global. Si la biomasa humana fuera mayor a la de las plantas o los microorganismos no habría forma de mantener esta dieta carnívora, si no es con muchísimas reses. Esta teoría se conoce como la pirámide ecológica, y fue propuesta por primera vez en 1942 por Evelyn Hutchinson y Raymond Lindeman, pero sólo gracias a la tecnología actual, al fin se ha podido demostrar con estimaciones planetarias.

Como nota final, queremos recalcar que, aunque no dominemos en términos de biomasa, no debemos olvidarnos de los profundos impactos de nuestra humanidad en el mundo. Somos los principales causantes de un calentamiento excesivo y acelerado, de la modificación en la composición química de las capas de fluidos globales —océanos y atmósfera—, de la contaminación masiva de ecosistemas terrestres, de la pérdida de biodiversidad, el cambio en la cubierta vegetal…, por mencionar algunos. Nuestros impactos son muchos y profundos. Ninguna especie en toda la historia había logrado mover la cantidad de materia y energía como nosotros; o modificar el paisaje global de manera tan profunda. Contemplado desde cualquier otro punto de vista —que no sea solamente la biomasa—, realmente somos los reyes del mundo, aunque hasta ahora mantenemos un reinado tiránico.

Referencias

  • Bar-On, Y. M., Phillips, R. y Milo, R. (2018). The biomass distribution on Earth. Proceedings of the National Academy of Sciences, 115(25), 6506-6511. doi: https://doi.org/10.1073/pnas.1711842115.
  • Crowther, T. W., Glick, H. B., Covey, K. R., Bettigole, C., Maynard, D. S., Thomas, S. M., Smith, J. R., Hintler, G., Duguid, M. C., Amatulli, G., Tuanmu, M. N., Jetz, W., Salas, C., Stam, C., Piotto, D., Tavani, R., Green, S., Bruce, G., Williams, S. J., … Bradford M. A. (2015. 10 de septiembre). Mapping tree density at a global scale. Nature, 525(7568), 201-205. doi: https://www.doi.org/10.1038/nature14967.
  • Flemming, H. C., y Wuertz, S. (2019). Bacteria and archaea on Earth and their abundance in biofilms. Nature Reviews Microbiology, 17(4), 247-260. doi: https://www.doi.org/10.1038/s41579-019-0158-9.
  • fao stats. (s. f.). Consultado el 15 de febrero de 2020. http://www.fao.org/faostat/es/.


Recepción: 17/06/2020. Aprobación: 21/10/2020.

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Revista Digital Universitaria Publicación bimestral Vol. 18, Núm. 6julio-agosto 2017 ISSN: 1607 - 6079