Desarrollo de la Inteligencia Musical

La música puede expresar actitudes sociales y procesos cognitivos, pero es útil y eficaz sólo cuando es escuchada por oídos preparados y receptivos de personas que han compartido, o pueden compartir de alguna manera, las experiencias culturales e individuales de sus creadores.
John Blacking, 1973

Antes de mencionar las investigaciones que hacen énfasis en el punto de vista del desarrollo ontogenético (estudio del ser humano desde su concepción hasta su muerte), nos gustaría mencionar algunas teorías en relación al origen de la música, es decir al estudio filogenético de la música.

Origen de la música, estudios filogenéticos

Las investigaciones sobre el origen de la música, relacionándola con otros tipos de comportamiento social asumen, de manera general, que es producto de una adaptación compleja. Dicha adaptación es explicada por la selección natural, por poseer beneficios individuales y por la selección sexual, por poseer beneficios reproductivos.

Una aproximación adicional, propuesta por Ellen Dissanayake (1992), propone que la habilidad musical en el hombre, se origina también con las competencias perceptuales, cognitivas, emocionales y conductuales, que se desarrollaron durante el proceso de hominización, como una forma de asegurar una interacción de apego entre madres e hijos, por medio de vocalizaciones, movimientos corporales y expresiones faciales. Estas competencias se extendieron al ser utilizadas entre adultos donde la cooperación estrecha entre los miembros era especialmente importante para la supervivencia individual.


Les GrГces naturelles, (1948)*

 

Estudios ontogenéticos

La experiencia musical, en su sentido más amplio, implica habilidades que pertenecen al dominio artístico del hombre. Es en este sentido que el estudio del desarrollo artístico musical está relacionado con otros dominios artísticos; es decir, existe una interacción entre las diferentes inteligencias propuestas por Gardner. En relación a esta afirmación Gardner nos menciona que ninguna inteligencia es inherentemente artística, o no artística. Más bien las inteligencias funcionan de forma artística, o no artística, en la medida en que explotan ciertas propiedades de un sistema simbólico. Incluso una señal musical puede funcionar de forma artística o no artística, como los toque de una trompeta en las fuerzas armadas o en la ópera Carmen de Georges Bizet.

Al estudiar el desarrollo de las habilidades musicales, como capacidad artística, podemos tomar como base las observaciones hechas con dibujos infantiles, que muestran la existencia de códigos representacionales propios en las diferentes etapas del desarrollo. Estos códigos se expresan tanto en las creaciones de los niños, como en la manera de apreciar las creaciones de otros, ya sean niños, adultos o artistas reconocidos. Mencionaremos tres puntos de vista en relación al desarrollo de la capacidad artística, el de Michael J. Parsons, que se aboca principalmente al estudio de la compresión estética, el de Roger Vigouroux, a la adquisición de la función simbólica y, el de John Sloboda, que señala el papel de la enculturación (o aculturación) y el entrenamiento musical.

Parsons, comprensión estética

Michael J. Parsons (1987) plantea la existencia de cinco fases en el desarrollo de la comprensión estética. Fase uno: favoritismo; dos, belleza y realismo; tres, expresividad; cuatro, estilo y forma; cinco, autonomía. Este planteamiento lo hace tomando como base la psicología cognitiva (Gardner, 1982), el trabajos de Lawrence Kolberg sobre el desarrollo cognitivo del juicio moral y la tradición filosófica Kantiana, en la versión actual de Habermas, según la cual existen tres clases básicas de cognición: la empírica (se ocupa del mundo externo de los objetos), la moral (mundo social de las normas) y la estética (mundo interior del yo).

Su tesis fundamental es que las personas responden de forma distinta a las pinturas porque las entienden de diversas formas. Tienen distintas expectativas sobre cómo deben ser, qué cualidades se pueden encontrar en ellas, y cómo se pueden juzgar.

Al plantear la existencia de fases como dispositivos analíticos que nos ayudan a comprendernos a nosotros mismos y a los demás, Parsons plantea que la mayoría de las personas adquiere la capacidad de usar las fases en secuencia, pero que no podemos postular una relación estrecha entre las fases y la edad; ya que el pasar de una fase a otra depende de una madurez cognitiva y de una exposición adecuada a dicha tarea. Parece ser que las fases se correlacionan con la edad, de forma general, únicamente en edades tempranas. La mayoría de los niños de preescolar se encuentran en la fase uno y los de primaria en la fase dos.

Vigouroux, adquisición de la función simbólica Coincidiendo con los planteamientos de Gardner, para Roger Vigouroux (1995) existen tres periodos en la adquisición de la función de simbolización. Entre los 3 y los 6 años aparece un periodo de rica producción artística, “edad de oro”. En el periodo de escolarización primaria, con la adquisición de la escritura y el conocimiento de reglas establecidas, la expresión artística se caracteriza por una tendencia al convencionalismo, ésta etapa se conoce como “realismo intelectual”. Posteriormente, liberado del principio realista, el ser humano logra una verdadera comprensión del arte. Es importante notar que la dotación genética puede permitir a algunos mayor aptitud para sentir afectos, pero el que dicha aptitud se logre, depende también de la educación y el entorno afectivo y cultural en el que evoluciona el sujeto.


La Cascade, (1961)*

Sloboda, enculturación y entrenamiento

Sloboda (1985), estudia la competencia musical en dos partes: la primera abarca la adquisición espontánea de las competencias musicales en niños occidentales, desde el nacimiento hasta los diez años; la segunda agrupa las competencias musicales especializadas producto de la enculturación y el entrenamiento. Para él la enculturación es función de tres elementos: a) capacidades presentes en el nacimiento o inmediatamente después; b) conjunto común de experiencias aportadas por la cultura; c) impacto de un sistema cognitivo general, que se modifica por la adquisición de numerosas competencias distintas apoyadas por la cultura.

Sloboda observa que, principalmente antes de los 10 años, existe una interacción entre los diferentes campos de la inteligencia, encontrando de manera particular que entre los cinco y diez años los cambios en la conciencia musical están estrechamente relacionados con un cambio cognitivo general, expresado también en el dibujo. En la música este cambio se manifiesta por la aptitud del niño para clasificar explícitamente la música conforme a una regla o estilo. Finalmente, valorando la importancia de la enculturación y la formación escolarizada, concluye que, a partir de los diez años, la formación musical, sobre las bases de una enculturación, permite conseguir una competencia de experto.

¿En qué consistía realmente la facultad de Mozart? El estudio de algunos de sus manuscritos nos permite inferir que su proceso de composición no era el resultado de una simple grabación mental o concatenación de una serie de notas, sino de una planificada negociación de una representación extremadamente estructurada.
John Sloboda, 1985

Cada compositor, interprete u oyente, tiene un sistema cognitivo básico que imprime su sello en su habilidad musical; dicho sistema incluye una actividad cerebral involucrada en su coordinación motora, sus sentimientos y sus experiencias culturales, así como sus actividades sociales, intelectuales y, obviamente, musicales.

Pasemos por último a revisar hallazgos que han surgido en el campo de la neurociencia que nos permiten apreciar la complejidad de la inteligencia musical.


La Perspective amoureuse, (1957)*

 

*Cuadros pintados por René Magritte (1898-1967).
La música forma parte de los 14 Canons sobre las ocho primeras notas del aria base de las Variaciones Goldberg BWV 1087 de Johann Sebastian Bach (1685-1750). Miembros del festival Marlboro, al piano Rudolf Serkin. Sony Classical, SMK 45892.


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