Red Acelerográfica del II-UNAM


Desde su inicio, la implementación de la red del SSN ha permitido determinar la localización epicentral y la magnitud de los eventos sísmicos en territorio nacional; no obstante, dicha información no es suficiente para entender el tipo de daños que ocurren en las estructuras cuando son sometidas a este tipo de solicitaciones. Sin embargo, es hasta después del sismo de San Marcos de 1957 (M=7.5), cuando los ingenieros mexicanos reconocen la necesidad de medir y estudiar las ondas sísmicas, generadas por temblores fuertes, desde su origen hasta su arribo a importantes núcleos de población, para estudiar la respuesta del suelo y especialmente la de las estructuras.

Es así como en 1960 se inicia la instrumentación para el registro de temblores fuertes, al instalarse los dos primeros acelerógrafos en la Ciudad de México, uno en la Alameda Central y otro en la Ciudad Universitaria. Posteriormente, en 1978 se establece la importancia del potencial sísmico de la denominada brecha de Guerrero, por lo que el II-UNAM y la Universidad de San Diego (California) deciden poner en marcha el proyecto llamado la Red Acelerográfica de Guerrero. Tal hecho resultó totalmente afortunado, ya que permitió registrar los sismos del 19 y 21 de septiembre de 1985 (M=8.1 y 7.6). Si bien se registró por primera vez un evento de gran magnitud a unos cuantos kilómetros del área de ruptura, también se perdió una excelente oportunidad para obtener información sobre el comportamiento de suelos y estructuras, tanto en regiones muy próximas al epicentro como en la ciudad México, fuertemente afectada y localizada a 400 kilómetros de la fuente sísmica.

Lo anterior establece una nueva cultura de la instrumentación sísmica en México y varias instituciones se dan a la tarea de instalar estaciones acelerográficas en sitios que pueden ser severamente afectados por los eventos sísmicos. En particular, el II-UNAM implementa un proyecto de expansión constante de su red, que permite mejorar la cobertura de registro sísmico, especialmente en la región costera del Pacífico mexicano. Tal proyecto es fortalecido con la implementación de la RSM, puesto que incluye la instalación y la puesta en operación de 35 nuevas estaciones (Alcántara et al., 2007). Esto permitió mejorar la cobertura de registro en la costa del Pacífico, desde Nayarit hasta Tapachula, en la costa del Golfo de México, en la región central del país y en algunas ciudades como Oaxaca, Puebla y Acapulco. Actualmente la red está integrada por 110 estaciones de las denominadas de campo libre (figura 3) y su distribución es mostrada en la figura 4.


Figura 3

 


Figura 4

 

 

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