El diseño de los edificios

Un documento fechado en Sevilla en el año del terremoto de Lisboa (1755) titulado: Anotaciones de unos Matemáticos y Curiosos sobre el terremoto...; útil para que trabajen los Físicos, y poderse precaver en lo posible, las gentes y sus edificios (en Martínez Solares, 2001), compara los grandes edificios con los de "mucho plano y poca altura", y textualmente dice: "Los edificios grandes con gran solidez de cimientos y muy unidos, son mas expuestos a la ruina de los terremotos, porque por su mayor mole, resisten mas, y tienen mas riesgo, o mayor estrago, y al contrario, aunque grandes y sólidos, estando formados sobre pilares, y arcos, teniendo menos resistencia, desahoga mas pronto el terremoto".

Ya vimos el comportamiento complejo de este tipo de edificios ante un terremoto y viene a confirmarlo Appleton (2005) al reflejar que los daños más graves en los edificios más esbeltos de la ciudad de Lisboa sugirieron a los responsables de su reconstrucción que las nuevas casas tuviesen limitada su altura a una planta baja más dos pisos. En terremotos posteriores también se anotaban comportamientos similares, como en el de 1806 en Granada, en el que en los documentos de la época se decía que la solidez de los edificios puede ser conveniente para otros fines, pero no necesariamente para los terremotos y basaba su argumento en que una humilde choza tiene menos riesgo que los magníficos palacios y casas de cantería o mampostería, dado que en el pueblo de Santa Fe muchas casas de los pobres han padecido menos daños que la Colegiata o el convento de los Padres Agustinos.

En relación con el terremoto español antes mencionado de 1829, el ingeniero Larramendi (1829) indica que las casas, sin excepción alguna, tendrán solamente un piso, con una altura comprendida entre los 12 y 15 pies ( 3,5-4,5 metros). También añade como elemento de seguridad, que las casas deban disponer de corral, de forma que la gente al sentir el terremoto pueda fácilmente refugiarse en él o salir a la calle. Para su construcción aconseja que la fabrica sea de mampostería, debiéndose emplear mucha "maderación" muy bien trabada. En este punto el autor del informe anota el concepto "moderno" de la sencillez como norma general en las construcciones.

Los terremotos ocurridos en las Islas Filipinas entre los años 1863 y 1880 marcan el principio de la normativa legal en España, pues fueron publicados en los boletines oficiales en los que se dictaban los textos legales. El sismo de 1863 prácticamente destruyó la ciudad de Manila, muchos de los pueblos vecinos, ocasionando la muerte a más de cuatrocientas personas y como consecuencia de la catástrofe, dos años más tarde la Compañía de Jesús funda el Observatorio sismológico y meteorológico de Manila. Posteriormente, como consecuencia de los terremotos habidos en 1880 en la isla de Luzón se emitió un decreto en el que se dictaban las Reglas mas principales a que deberán sujetarse los edificios públicos y particulares que se construyan o reparen en las Islas Filipinas en la Gaceta de Manila, 1880. Estas reglas, divididas en 43 apartados, recogen de forma breve los aspectos técnicos de la construcción. Como veremos mas adelante, llama la atención una de ellas referida a la importancia de los edificios: "Los entramados verticales de los edificios públicos, y más especialmente los destinados á contener un crecido número de personas, siquiera sea temporalmente, como son las iglesias, mercados, teatros, etc., se construirán de hierro, pudiendo emplearse la madera cuando este material resulte notablemente más económico".

Los efectos que los terremotos de 1880 produjeron en una Iglesia de la ciudad filipina de Pangasinam (figura 2), muestran como los diferentes periodos de oscilación de estructuras contiguas y de diferente rigidez pueden verse afectadas. Este comportamiento, ya aparee citado explícitamente en los documentos contemporáneos al suceso (Cerero, 1890).

Figura 2. Efectos del terremoto de 1880 en la Iglesia de San Jacinto en Pangasinam (Filipinas). (Cerero, 1890).

En sismos posteriores (1884 en Andalucía), ya se tuvieron en cuenta las recomendaciones anteriormente citadas y las nuevas edificaciones limitaban la altura a dos plantas y serian diseñadas partiendo de las carencias detectadas que habían causado los daños. Así se dotó a las nuevas casas de una buena cimentación, ya que se constató la casi nula existencia de la misma, siendo necesario además que su profundidad fuera superior a la altura aparente del edificio. También se hizo una elección adecuada de los materiales y se procedió a un control riguroso de la ejecución. Se tuvo especial cuidado en que la unión entre las distintas fábricas y los entramados de tabiques, pisos y cubiertas se realizara de la forma más adecuada, como se pone de manifiesto en los detalles de la figura 3 que representa uno de los modelos de casas diseñados.

Figura 3. Fachada y sección de uno de los nuevos modelos de casa diseñados para la reconstrucción (López Arroyo, et al. 1980).

 

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