En la Crítica de la razón pura Kant no ofrece una teoría del error, más allá de la observación de origen cartesiano, de acuerdo a la cual el error “sólo es producido por el inadvertido influjo de la sensibilidad sobre el entendimiento” (A294/B350). En cambio, una de las dos principales partes de la “Lógica trascendental”, a saber: la dialéctica, no es más que una teoría de la ilusión trascendental. Las ilusiones [Scheine], de acuerdo a Kant, no constituyen por sí mismas errores, pero son aquello que conduce al error y, a diferencia del error, que puede evitarse, las ilusiones pueden ser inevitables. Podemos juzgar adecuadamente sobre el contenido de una ilusión, podemos saber que se trata de una ilusión, pero no por ello desaparece (A293-298/B349-355).

 

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