Una
de las áreas de la Biología con mayor expansión desde
mediados del siglo XX es la Genética. La importancia del estudio
de los genes y su función son fundamentales para el entendimiento
de los procesos celulares, el funcionamiento de los órganos y sistemas
del cuerpo. Hace cinco décadas fue resuelta la estructura de la
molécula que guarda la información hereditaria (ADN). Años
después se descifró el código genético que
permitió conocer la correspondencia entre la secuencia de un gen
y la proteína que se produce a partir de este. A casi medio siglo
de estos importantes avances, la comunidad científica cuenta con
la secuencia completa del genoma humano (Lander et al. 2001; Venter et
al. 2001), así como el de otras especies de eucariontes (Levadura,
Mosca de la fruta, nematodo, el pez fugu, el ratón y la planta
arabidopsis). La conclusión del proyecto del genoma humano que
se avocó a descifrar la secuencia genómica ha permitido
conocer características generales del reservorio de información
de nuestra especie, así como la inferencia de funciones para los
productos génicos. Sin embargo, también se ha hecho evidente
que la secuencia por si sola provee de información muy
limitada acerca del funcionamiento de los productos génicos en
los procesos fisiológicos que permitan controlar la función
de las proteínas para el diagnóstico y tratamiento de padecimientos
hereditarios y adquiridos, así como, el mejoramiento de especies
animales y vegetales relevantes para el consumo humano. La explotación
de la información de nuestro acervo génico, requiere de
un análisis sistemático de las características del
genoma.

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