Brevemente,
el protocolo del equipo de la Universidad Nacional de Seúl consistió
en la obtención de 242 ovocitos de los ovarios de 16 mujeres
voluntarias bien informadas de los objetivos de la investigación.
Una vez extraídos los ovocitos, se cultivaron en un medio que
les permitió su maduración. Del grupo original de ovocitos,
fueron seleccionados 176 que lograron madurar in vitro. El
criterio fue la eliminación del primer glóbulo polar y
su detención en la Metafase II después de la primera división
meiótica. (Es en esta etapa de maduración que el ovocito
es expelido del folículo ovárico por el proceso de “ovulación”
y junto con las células foliculares del “cumulus”
es depositado en la región proximal del oviducto, donde normalmente
espera ser fertilizado por un espermatozoide). A los 176 ovocitos maduros
se les hizo la transferencia nuclear previa extracción de sus
cromosomas detenidos en la Metafase II. La primera innovación
de la técnica coreana fue el extraer los cromosomas por “extrusión”
a través de una pequeña perforación de la membrana
y comprimiendo suavemente al ovocito. En reportes anteriores, la extracción
de los cromosomas se había hecho por succión con una micropipeta.
Hay que hacer notar que tanto al aparato cromosómico extraído
del ovocito, como al núcleo transferido son referidos erróneamente
como el “ADN” por la mayoría de los medios de divulgación
científica. Lo que en realidad se ha hecho hasta hora con las
técnicas de clonación es manipular un complejo molecular
altamente estructurado (la cromatina) que incluye además del
ADN, diversas proteínas y otros factores del núcleo celular
cuya función todavía no conocemos.
La
transferencia nuclear hecha por el equipo coreano se realizó
por fusión eléctrica del ovocito con la célula
somática donadora siguiendo un protocolo similar al de otros
grupos. Probablemente aquí está un punto débil
del reporte del grupo de Seúl ya que como donadoras nucleares
emplearon células foliculares del cumulus que acompañan
al ovocito en el momento de la ovulación. Aunque los autores
muestran evidencias que sugieren el origen somático de los núcleos
clonados, la posibilidad de que se trate de líneas celulares
procedentes de blastocistos partenogenéticos no puede descartarse
por completo. No obstante, los autores aportan datos relevantes con
su estudio, mejorando considerablemente el protocolo para la transferencia
nuclear a ovocitos humanos. Establecen un tiempo óptimo para
reprogramar el genoma del núcleo transplantado, un nuevo método
para activar al cigoto reconstruido y un medio de cultivo para optimiza
su desarrollo hasta blastocisto.
Sin duda, el logro obtenido por el equipo coreano va aunado al hecho
de contar con recursos humanos y materiales adecuados. El proyecto fue
realizado por 14 investigadores coreanos calificados y bien coordinados
en la Universidad pública de un país hasta hace pocos
años ubicado en el mundo subdesarrollado. Las críticas
al trabajo publicado al menos tienen dos vertientes, las de la comunidad
académica y las del público en general. Para la primera,
el reporte representa sólo un avance ya esperado en base a los
resultados previos obtenidos por otros grupos en varias especies de
mamíferos. Además, la necesidad de optimizar un protocolo
particular para cada especie es bien conocida y el éxito además
de una buena organización y capacidad del equipo, dependía
de contar con un número adecuado de ovocitos humanos para que
los resultados sean estadísticamente significativos. Se comenta
que el haber conseguido 16
mujeres voluntarias para iniciar el estudio
con 242 ovocitos fue la principal ventaja que tuvo el equipo de la
Universidad
de Seúl sobre grupos de investigación competidores trabajando
en países con más restricciones legales y/o culturales.