10 de abril de 2004 Vol. 5, No. 3 ISSN: 1607 - 6079
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El "escucha Israel" no me conmueve...

Nacido en Viena en el seno de una familia judía totalmente asimilada, Jean Améry es deportado por participar en la resistencia antinazi, abandona Austria después del Anschluss, o sea, la anexión de Austria al Tercer Reich en 1938, es capturado en 1943 en Bruselas y enviado al campo de Auschwitz, donde pasará un año. Después pasará un tiempo en Buchenwald y en Bergen-Belsen, de donde será finalmente liberado en 1945. En 1933 se convierte al catolicismo para volver al judaísmo cuatro años más tarde; de ahí surgirá su discurso sobre la obligatoriedad del ser judío. Asimilado desde su niñez, al punto de desconocer la existencia misma de la lengua yidish hasta los 19 años, Améry se vuelve, por primera vez, judío, en Auschwitz. Ahí adquiere su “nacionalidad” más profunda, aunque ésta sea una nacionalidad imposible de ser asumida de manera positiva. El judaísmo, para Améry será, por siempre, una identidad negativa, la más dolorosa y la que lo acompañará a lo largo de su vida hasta su suicidio en 1978.