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10
de abril de 2004 Vol. 5, No. 3 ISSN: 1607 - 6079 |
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Descartes y los buscadores del engrama En 1957 Karl Lashley, puso de manifiesto que la explicación cartesiana sobre el funcionamiento de la memoria es muy semejante a la explicación contemporánea que tiene como hipótesis central la existencia de sustratos cerebrales. La idea básica es que cuando la mente quiere recordar algo:
Como se observa, se han sustituido los espíritus animales por los impulsos nerviosos, pero el esquema teórico es muy semejante. Para ambos autores la mente no conserva las "copias de los objetos" sino que, por su plasticidad, quedan en el cerebro algunos rastros o "huellas" (traducción cerebral de lo percibido) las cuales son demandadas en un momento dado por la acción volitiva (quedan fuera los recuerdos involuntarios en este esquema). Naturalmente la acción cerebral de rastreo no la desata la glándula pineal en el esquema actual; ello significa que se ha superado la base anatomofsiológica de la función de la memoria como Descartes la concebía. En efecto, Descartes requería la acción mecánica de un órgano, la pineal, cuyo movimiento impulsara las partículas encargadas de buscar en el cerebro los rastros de lo percibido. En el esquema contemporáneo al mecanicismo lo han remplazado los impulsos eléctricos. Sin embargo, lo que queda de la teoría cartesiana y que llama la atención de los neurofisiólogos comprometidos con una teoría de sustratos mentales es:
Karl Lashley se ocupó durante largos años de la localización de las "huellas" de la memoria: sin embargo, concluyó que aunque los rastros o "huellas" de la memoria se almacenan en la corteza cerebral no fueron localizados. Así, en 1950 escribió:
A pesar del problema que representa la localización de las "huellas" de la memoria para el progreso de la investigación de los sustratos neurofisiológicos del aprendizaje, en el cerebro de los mamíferos, ésta ha proseguido. Y lo que más bien se ha concluido es que el circuito de los rastros de la memoria incluye una buena cantidad de lugares y circuitos paralelos por lo que las huellas, localizables en principio, no están particularmente unidas a un lugar anatómico específico. |