10
de abril de 2004 Vol. 5, No. 3 ISSN: 1607 - 6079 |
|||||
Apologista de la era mecánica Descartes consigue, de esta forma, afirmar la visión enteramente mecanicista y material del mundo físico, destruyendo las bases sensibles del naturalismo renacentista organizado y regido por formas sustanciales, fuerzas y principios anímicos. Esto tuvo una repercusión radical en la manera de conceptualizar los cuerpos vivientes; animales, vegetales, así como los procesos físicos y orgánicos del hombre, en tanto cuerpos extensos o corporales quedaron reducidos a relaciones de extensión y movimiento. Los cuerpos vivos, en tanto objetos corporales son una instancia más de la aplicación de las propiedades de la materia, equivalentes a, lo que Descartes denomina, meros mecanismos o máquinas. Descartes es consecuente en sus formulaciones teóricas para dar una explicación objetiva y material de los fenómenos en su conjunto. Los procesos y funciones de los seres vivos, tradicionalmente concebidos como vitales e irreductibles, no constituyen la excepción en la teoría física cartesiana que sólo puede concebirlos como mecanismos. Dicha propuesta rompe con la idea tradicional aristotélica de estudiar las funciones corporales y espirituales indistintamente. Procesos fisiológicos como el nacimiento, el crecimiento y la muerte, no son originados – según pensaba Aristóteles- por un principio anímico que dota de movimiento y vida a los cuerpos. Ni la vida ni la muerte es causada por el alma, dada su naturaleza incorpórea, ambos procesos fisiológicos se sustentan en sí mismos sin necesitar de otro principio explicativo que el dado por el movimiento, disposición y organización de los órganos de estos cuerpos. Este acercamiento a los contenidos y alcances de las propuestas de Descartes sobre la concepción moderna del mundo natural, me lleva a considerar su filosofía mecánica como una realización importante y radical en la historia del pensamiento humano. Dados los cambios operados en la revolución científica del siglo XVII, la filosofía mecánica está llamada a sustituir la concepción de las formas sustanciales, y el trabajo de René Descartes merece un sitio especial en esta revolución por la conquista definitiva que hace de su afirmación y consolidación. No se contentó éste con admitir comportamientos mecánicos en algunos sectores de la naturaleza, reafirmando únicamente las tesis previamente formuladas por Galileo, reinterrogó la realidad por sí mismo y se atrevió a formular las más riesgosas y difíciles consecuencias de sus planteamientos teóricos. La radicalidad y fuerza de sus fundamentos le permitieron, de suyo, hacer una reapropiación de la realidad a través de nuevos parámetros, de una nueva filosofía que sustentó y orientó el quehacer intelectual de aquel período. La orientación consistió en proporcionar al sujeto seguridad y autonomía en sus capacidades cognoscitivas para enfrentar la realidad, que no obstante que lo contiene como una de sus partes, lo liberó de experimentar la aprensión frente a sus poderes que lo exceden y la mitigación de sus esfuerzos. En su lugar, proclamó que el sujeto se mueve soberanamente en la realidad que él mismo determina, pues ha sido capaz de desafiar obstáculos, presumiblemente insalvables, y apropiarse de los secretos de la naturaleza por su reducción a meros mecanismos. La imagen del universo como un aparato de relojería que caracterizó al siglo XVII, significó justamente, la emancipación de la servidumbre del sujeto por la conquista de su libertad y autonomía. La ciencia cartesiana representa en la historia de la ciencia física, el intento de homogeneizar la heterogeneidad del mundo. Mientras que la física aristotélica estableció una división de leyes para sus diferentes regiones, la física cartesiana, bajo los supuestos de la unicidad de la materia y del movimiento, construye un sólido sistema cosmológico, el primer sistema construido sobre los fundamentos de la mecánica que daría cuenta del funcionamiento unificado del universo, cristalizando con esta empresa el ideal de la nueva mentalidad científica moderna, conquistar una explicación material y objetiva de la naturaleza. He ahí su dimension y significado. |