10 de junio de 2004 Vol. 5, No. 5 ISSN: 1607 - 6079

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El hombre y la medición del tiempo

En muchos pueblos de la antigüedad, existían unidades de tiempo artificiales de tres, cinco, siete u ocho días; por ejemplo, los antiguos romanos, como nos dice Macrobio, utilizaban una especie de semana, nundina, que era el período de tiempo entre los días de mercado. La semana (del lat. septimana, deriv. de septem, “siete”) es una serie de siete días consecutivos, que los romanos tomaron de los judíos (la palabra hebrea para semana es shabua, de sheba, “siete”); en la tradición judeocristiana, la semana recuerda los siete días de la Creación. Sin embargo, los días de la semana hebrea no tienen más nombre que el del orden: primero, segundo, tercero, etc.; la semana judía termina en el Sabbath, que conmemora el día en que el Señor descansó. Por esto, nuestra semana comienza en domingo, que es el día del Señor para los cristianos, y el martes es el tercer día.

En cambio, los nombres de los días de la semana, en las lenguas de Europa occidental, se derivan de la semana astrológica, basada en el sistema planetario, que existía ya entre los antiguos babilonios: en textos sumerios se menciona ya un período de siete días. En esta semana, la secuencia de los días corresponde al orden de los planetas conocidos en ese tiempo (quizá no sea inútil recordar que la palabra griega que designa a estos cuerpos celestes es “los vagabundos”, en oposición a las estrellas “fijas”): de acuerdo con la velocidad de sus órbitas, se consideraba que el planeta que estaba más lejos de la Tierra era Saturno, seguido de Júpiter y Marte; éstos eran los planetas superiores; luego seguían el Sol, Venus, Mercurio y la Luna, que es el “planeta” más cercano a la Tierra. Ahora bien, cada hora de cada día está regida por uno de estos planetas: la primera hora del primer día está asignada a Saturno (igual que la octava, la décimo quinta y la vigésima segunda), la segunda, a Júpiter, la tercera, a Marte y así sucesivamente; en consecuencia, la primera hora del segundo día corresponde al Sol, la primera del tercer día a Marte, y así sucesivamente. Esa primera hora designa al regente del día completo; por eso, el primer día es el día de Saturno; el segundo, del Sol; el tercero, de la Luna; el cuarto, de Marte; el quinto, de Mercurio; el sexto, de Júpiter, y el séptimo, de Venus. Este concepto de la semana, como un conjunto de siete días, regido cada uno por un planeta, perteneciente a la astrología oriental, comenzó a utilizarse, en el mundo occidental, durante el Imperio romano tardío y fue sancionado oficialmente por Constantino, en el siglo IV d.C. En los países de lenguas germánicas, los nombres de los dioses latinos fueron sustituidos por los dioses germanos; por ello, el día de Marte, en inglés, es el día de Tiw: Tiwesdaeg > Tiwesday > Tuesday; Tiw era el nombre del dios de la guerra en inglés antiguo.