10 de agosto de 2004 Vol. 5, No. 7 ISSN: 1607 - 6079
[Regresa a la página principal] [Visita nuestros ejemplares anteriores] [Realiza una búsqueda en nuestros archivos] [Recomienda esta pagina] [Sitios de interes] [¿Que es la Revista Digital Universitaria?]

 

 

 

Una civilización polícroma

Los edificios eran construidos de piedra caliza, la cual quedaba oculta por una capa de estuco, que se elaboraba al mezclar cal obtenida de la misma piedra caliza y arena, lo que daba una pasta blanquecina. Así con el estuco se lograba una superficie lisa sobre la que se impregnaban los pigmentos y se trazaban figuras. Posiblemente el exterior de la mayoría de las grandes edificaciones de las ciudades mayas se pintaba de rojo y según las evidencias que aún se conservan, quizá en las fachadas hubo escenas, aunque la mayoría de los murales que se han preservado se encuentran en tumbas y en el interior de los cuartos.

Las imágenes pictóricas ocuparon diversos espacios arquitectónicos como jambas, dinteles, cornisas, frisos y molduras en el exterior y, pisos, muros, banquetas, la bóveda y las piedras tapas de bóveda, en el interior de los cuartos.

El procedimiento para realizar la pintura mural iniciaba desde la búsqueda para obtener los pigmentos; algunos eran de origen inorgánico y se extraían de las tierras, otros provenían de materiales orgánicos y se encontraban en la vegetación como el azul y verde, así los mayas lograron crear una variada paleta cromática. El aglutinante, para fijar los pigmentos, se conseguía en la savia de algunos árboles y de plantas gomosas. El enlucido de cal que se utilizaba como soporte en la superficie donde se pintarían las imágenes, se alisaba hasta que estuviera uniforme; después el artista dibujaba el contorno de las figuras generalmente con una línea roja y las rellenaba de color; al finalizar, el rojo del contorno se repintaba de negro. Es posible que los pintores pertenecieran a la elite, sin embargo hace falta más información acerca del papel que tenían dentro de la organización social de los grupos mayas.

Los murales más tempranos que se han descubierto hasta ahora corresponden al periodo Preclásico tardío (400 a.C.-250 d.C.) y se trata de pinturas en contextos funerarios y por tanto la iconografía parece aludir a los niveles del cosmos, a los dioses y a los antepasados. Las del periodo Clásico (300-900 d.C.) se refieren a hechos históricos y míticos del hombre y de los dioses, guerra, autosacrificio, rituales relacionados con las familias dinásticas y eventos celestes. En las pinturas del Postclásico (900-1550 d.C.), se presentan algunas variantes iconográficas; predominan las imágenes de dioses y no la de los miembros de la elite, pero el cambio más notable es en el estilo y en la presencia de rasgos distintos a los de la tradición pictóricadel Clásico. Para mostrar las características antes expuestas se describen algunos ejemplos a partir de la cronología y la temática.