10 de agosto de 2004 Vol. 5, No. 7 ISSN: 1607 - 6079
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La naturaleza maya

Como se ha mencionado antes, los distintos tipos de vegetación están determinados por las variaciones climáticas y la topografía del terreno. En las tierras altas se localizan bosques de coníferas con pinos (Pinus), abetos (Abies) y pastizales en los pequeños valles elevados. Las tierras bajas del área maya, se caracterizan por presentar bosques tropicales y subtropicales húmedos con la vegetación propia de las selvas lluviosas, representada por grandes ejemplares de caoba (Swietenia macrophylla), cedro rojo (Cedrela odorata), chicozapote (Manilkara zapota) cuya resina se aprovecha en forma de chicle, ceiba (Ceiba pentandra) el árbol sagrado de los mayas aún hoy día, así como gran variedad de maderas semipreciosas, endémicas de las selvas tropicales.

Cabe mencionar la presencia de sabanas en los extensos claros de la selva tropical, a causa de la destrucción natural o intencional de la cubierta vegetal original. La falta de suelo propicia el desarrollo de gran cantidad de plantas parásitas y epífitas que obtienen sus nutrientes de la humedad del aire, como las bromelias y las orquídeas, algunas de gran belleza. Cabe mencionar, también, un parásito denominado “matapalo” (Ficus lapathifolium) que al lograr su máximo desarrollo ocasiona la muerte del organismo huésped.

Figura 3. Distribución de la vegetación en el área maya.
Figura 4. Detalle de la vegetación tropical en la zona central. Las divisiones territoriales muestran Belice, la porción norte de Guatemala, el extremo meridional de Quintana Roo y Campeche, así como la parte oriental de Tabasco y Chiapas.
Figura 5. La imagen ilustra la fauna y la flora propia de la selva tropical lluviosa.

Al disminuir la precipitación pluvial en el extremo norte de la península de Yucatán, la selva tropical de la zona central se convierte, gradualmente, en un matorral espinoso seco. Las zonas bajas y cercanas a las costas se inundan la mayor parte del año, lo que ocasiona grandes pantanos y manglares. En las zonas de transición entre las tierras altas y bajas, sobre las laderas de los macizos montañosos que reciben los vientos de las selvas tropicales o de los litorales, se forman bosques de niebla (Figura 6) con gran variedad de helechos, orquídeas y bromelias debido al exceso de humedad en el ambiente. Algunas especies de este tipo de bosque, como los robles y encinos, pierden las hojas durante la estación seca pero conviven con una selva baja “siempre verde”. (Figuras 7,8,9).

Figura 6. Cenote Azul, Chinkultic, Chiapas. Plantas epifitas características del bosque de niebla.
Figura 7. Bosque mixto de pinos (Pinus) y encinos o robles (Quercus), Parque Nacional de Montebello, Chiapas.
Figura 8. Lago Pojoj, Parque Nacional de Montebello, Chiapas. Sobre el borde superior del acantilado se observa el efecto de la tala desmedida.
Figura 9. Orquídeas y vasija policroma con tapa, periodo Clásico Temprano.

Además del contraste entre las tierras altas y bajas, en el área maya no existen fronteras ecológicas mayores. Se puede considerar como un cambio gradual la transformación de la selva tropical lluviosa (zona central) en el matorral espinoso de las planicies del norte de Yucatán. Durante milenios los mayas han sabido extraer de los ecosistemas que han habitado los productos y materias primas que les proporcionaron el excedente que permitió el desarrollo de su civilización.

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