El
fonetismo
El principal problema con las lecturas
era que los epigrafistas querían que funcionara como un alfabeto,
y aunque varios propusieron que eran sílabas, el calendario
siguió triunfando. En 1933 Benjamin Whorf publicó
un libro en el cual volvía a retomar el fonetismo de la escritura
y en él señalaba que era una combinación de
glifos fonéticos, silábicos e ideográficos,
pero sus lecturas fueron duramente criticadas, en especial por Eric
Thompson, quien tenía una imagen de los mayas muy parecida
a lo que en el siglo XIX llamaban el Noble Indígena, pero
con obsesión por el tiempo.
Durante
la década de 1950 un investigador ruso, Yurii Knorozov, anunció
que valiéndose de un método marxista, que por cierto
se apoyaba en el alfabeto de Landa, había logrado leer los
códices mayas. Su principal argumento consistía, nuevamente,
en considerar a los glifos como sílabas del orden CV (consonante
vocal), y que para escribir las sílabas CVC los mayas(consonante
vocal consonante) hacían uso del principio de sinarmonía
vocálica, es decir, que las vocales en las dos sílabas
eran iguales. Por ejemplo, para escribir kuk, quetzal,
lo hacían mediante dos sílabas ku-k(u). El problema
fue que él no siguió sus reglas y, nuevamente, Thompson
lo criticó muy duramente. Pero Knorozov
aportó algo más: la gramática
glífica, y se empezó a hablar de verbos,
sujetos y objetos.
El
método propuesto por Knorozov tuvo varios seguidores, entre
ellos destacaron los americanos Floyd Lounsbury y David Kelley,
que con el tiempo se convirtieron en los mentores de Linda Schelle
y Peter Mathews. Linda, a su vez, conoció y trabajó
con un adolescente llamado David Stuart, años más
tarde David publicó un pequeño trabajo intitulado
Ten Phonetic Syllables (1985). En él, David dio
las bases para hacer las lecturas fonéticas de la escritura
maya.
El lenguaje empleado prácticamente
en todos los textos es el ch´olano, como había propuesto
Thompson, y en la Península de Yucatán se encuentra
también el yucatecano, igual que en los códices, aunque
en éstos puede haber palabras escritas en ch´olano
clásico.
Actualmente
sabemos que hay glifos fonéticos, como las vocales, silábicos
y logográficos, es decir, la misma palabra se escribía
silábicamente, por un logograma (glifo), o por la combinación
de ambos, p. ej. AHAW, Señor, Gobernante,
puede escribirse: a - ja - wa o con un logograma:
AJAW.
Los
glifos mayas pueden tener varias lecturas, por ejemplo los glifos
de los días cuando se usan en la escritura tienen su propio
valor fonético, por eso los mayas, al igual que lo que ocurrió
en otra escrituras, desarrollaron los llamados signos determinativos,
que indican el valor semántico, y los complementos fonéticos,
que precisan la lectura del glifo. El descubrimiento de estos logros
ha permitido grandes avances en el desciframiento de las inscripciones
ya que, a diferencia de lo que empezó a ocurrir cuando se
encontró el sentido histórico de los textos, que se
infería el mensaje de los monumentos, ahora se está
tratando de leer, y aunque todavía no pueden leerse todos
los glifos, las sustituciones glíficas (la misma palabra
se escribe con diferentes signos) son una gran ayuda en la búsqueda
y asignación de las lecturas.
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