10 de agosto de 2004 Vol. 5, No. 7 ISSN: 1607 - 6079
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Fecha de entrega: 01 de junio
Fecha de aceptación: 04 de julio

Cuando se habla de los mayas prehispánicos, es común referirse a sus logros en los campos de la astronomía, la arquitectura, las matemáticas o las artes plásticas. Rara vez, en cambio, se habla de las actividades cotidianas, las realizadas por la "gente del común", cuyo trabajo posibilitaba en buena medida la labor de artistas y artesanos y la de los grupos dirigentes.

Describir tales tareas no es empresa sencilla: los registros mayas que poseemos se limitan a ensalzar las gestas de los señores, ignorando al pueblo que los sustentaba, mientras que los europeos, fascinados ya desde los primeros contactos por los logros culturales más visibles, se preocuparon pocas veces por describirnos los afanes y trabajos de todos los días.

De hecho, para esbozar un retablo etnográfico del pueblo maya antiguo contamos apenas con referencias de ciertos cronistas y testimonios indígenas, las evidencias materiales estudiadas por arqueólogos o las que nos proporcionan los escasos códices que sobrevivieron al celo religioso de frailes, así como con algunos diccionarios coloniales tempranos.

Uniendo esos escasos hilos y recurriendo a las comparaciones analógicas con los pueblos contemporáneos es posible urdir una tela que nos permite atisbar en la cotidianidad de los antiguos mayas, aunque resulta a todas luces una tela burda cuando se imagina el magnífico brocado que debió arropar a esta civilización, considerada por muchos como la más deslumbrante de América. Por razones de espacio me limitaré a un breve esbozo de las actividades de subsistencia, entendida no sólo en sus aspectos puramente económicos, sino también culturales, la cual abarcaba espacios muy amplios, acordes con los diversos nichos ecológicos donde se asentaban los pueblos mayas (tanto regiones selváticas como de alta montaña, costas y páramos, zonas lacustres y pantanosas; bosques de nubliselva y extensos llanos templados).

A esta diversidad habrá que agregar las opciones comunales y personales de la treintena de pueblos que componen la familia maya; opciones que influyeron en su manera de concebir y representar el medio tanto como en las formas de interaccionar con él, cambiantes además en el transcurrir de los siglos en que se desarrolló su cultura. Así pues, las siguientes notas, aunque buscan ofrecer un panorama general, ni de lejos dan cuenta de la compleja diversidad factible de encontrar en las actividades que desarrollaban los pueblos mayas para lograr su subsistencia.