10 de septiembre de 2004 Vol. 5, No. 8 ISSN: 1607 - 6079
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Educación y ética de la calidad de vida en la sociedad de la información
Joaquín García y Clara López

Fecha de aceptación: 2 de julio de 2004
Fecha de entrega: 22 de julio de 2004

Información, poder y sociedad

Son muchos los enfoques desde los que se describe la Sociedad de la Información. Uno de ellos es el que la contempla como consecuencia de la dinámica tecnológica, en tanto que empresa colectiva que avanza y se desarrolla obedeciendo a “leyes de movimiento” que la propia tecnología proporciona. Es la tecnoinformación la que define el poder hacer, el margen de lo posible en lo que nos está accesible, el horizonte de actividad al que se ha accedido. La Sociedad de la Información aparece proporcionando un patrimonio de poderes, dictando y haciendo accesibles nuevos objetivos, nuevas formas de comportamiento y de prácticas sociales. En ese poder está el riesgo de transformación de la técnica, de medio e instrumento tiende a convertirse en destino de la humanidad, “un avance de poder a poder”, la automatización del transito del poder a la aplicación (H. Jonas, 1997, p. 15ss).

En la Sociedad de la Información no estamos únicamente necesitando la moral que responde a normas, sino que estamos ante la necesidad de una actitud ética fundada en la deliberación, ya que las decisiones de acción que permite el poder hacer han de tomarse en contextos de incertidumbre y de riesgo respecto a aplicaciones y desarrollos futuros. De ahí la importancia de la formación de sentimientos como el de solidaridad y el de responsabilidad. “El factum del sentimiento hace al corazón receptivo al deber (que de por sí no pregunta por eso) y anima con su impulso la responsabilidad asumida” (H. Jonas, 1995, p. 180). Estos sentimientos morales crean un marco nuevo y abren la puerta por la que los poderes de la Sociedad de la Información introducen a los actores en el ámbito de la moralidad.

En primer lugar desarrollaremos las diferencias entre las revoluciones científicas y la revolución tecnocientífica que se está produciendo. En segundo lugar mostraremos los cambios introducidos en la comprensión del propio cuerpo, los cuales reclaman nuevas formas de entender la propia identidad y de asumirla. Al mismo tiempo, en tercer lugar, iremos mostrando la necesidad que tienen las humanidades de reconstruirse dentro de un continuo de ciencia-sabiduría que colme la brecha semántica que hasta ahora las separa. En tercer lugar, mostraremos cómo la calidad de vida supone asumir responsabilidad sobre el propio cuerpo y superar la debilidad de un cuerpo propiedad con el que se puede hacer lo que se quiera. Finalmente indicaremos cómo los retos morales que debe afrontar la Sociedad de la Información, como consecuencia de los riesgos que asume, plantea a la cultura y a la formación responsabilidades que sobrepasan las posibilidades de las mismas instituciones de enseñanza. Estamos ante un malestar global de la cultura.