Detente y mira y oye

Ahora, las morales son formas de andar en la vida, cotidianamente valorando. No puedes vivir sin valorar, no puedes existir sin decir esto es mejor esto es peor esto vale esto no vale esto es bueno esto es malo. En definitiva lo que tienen en común todas esas inmensas variedades de morales es que todas atienden a un preferir, a un estado de preferencia. Pero esta generalidad te la dice la filosofía, ésta no la sacas de una moral particular. Se suele olvidar que la filosofía es una forma de vida contemplativa. La filosofía es una toma de conciencia y que toda toma de conciencia implica perspectiva, implica distanciamiento, ya la reflexión misma es una manera de desprenderte, de separarte en alguna forma, o en una cierta medida de la realidad en la que estás inmerso. Reflexionar es detener el caudal inmenso en donde estás dentro de la vida, en esa valoración más o menos espontánea en donde existes. La reflexión ética es ese detente y mira y oye, siempre es un estado de no espontaneidad. Esto lo vio muy claramente Nietzche, por eso se enojaba tanto con Sócrates, porque sentía que la conciencia era una forma de paralizar la vida, de detenerla, de vaciarla. Porque la vida es este fluir espontáneo que no se anda con cuentos meditativos –esta es una de las clarividencias de las muchas que tuvo Nietzche.

Entonces me parece un hecho, una evidencia primaria, el que ahí está la vida moral, el universo moral y ahí está esa actitud de los seres humanos de querer saber y qué es esto, qué es la moral. Pues ya no es lo mismo andar, viviendo moralmente que juzgar, reflexionar, detenerte, pensar qué es lo moral, qué es la moralidad en general, cualesquiera que sean las morales de estos tiempos, de estos pueblos. Esta es una reflexión filosófica, automáticamente, que brinca por encima de la moralidad, salta por encima de la pluralidad de la empiria para preguntarse sobre el hecho y querer dar razón de lo moral y qué es la moral, que es lo mismo que pasa con la filosofía de las religiones. Una cosa es ser religioso y otra cosa es que como filósofo te detengas a preguntarte qué es el hecho de la religión. Incluso puedes ser religioso o no como filósofo de la religión, como teórico de las religiones y lo mismo pasa con la filosofía moral. La filosofía moral es una manera de pensar las morales, de reflexionar las morales, implica una perspectiva, no hay visión sin perspectiva. Esto lo sabe el renacentista desde que descubre la perspectiva. Por eso la perspectiva histórica y la perspectiva plástica se descubren en el Renacimiento. Es una distancia, una necesidad de distanciarse para poder ver.

El theorein, el ver, el comprender algo, requiere de algo, eso que también se llama especulare. La especulación es también un distanciamiento, que no necesariamente tiene que ser un corte, pero si es un cambio de actitud, una transformación que sufre la vida misma cuando se detiene a reflexionar sobre si misma. Y yo creo que ahí surge un estado filosófico que es distinto del estado fáctico de las morales. A este estado filosófico yo le llamo ética, a esto se le puede llamar ética, y al objeto, entre comillas, de esto, a aquello sobre lo cual se reflexiona, se le llama moral. Ahora, inviértelas si quieres, me da igual. Llámale a la moral, a ese hecho fáctico la ética y llámale moral a la teoría y a la reflexión filosófica, no importa la palabra en este sentido, lo que si me importa es la clarísima distinción entre un hecho y la reflexión acerca de este hecho. Yo creo que ahí no hay discusión posible.